Y al fin pasó. Para desgracia mía. Salía junto a Clare de una clase, ambas aún molestas por el altercado pero fingiendo que no había pasado. Amigas incondicionales dijeron, ja ja.
Detuve mis pasos.
-Olvidé mi libro. Nos vemos luego. -le dije a Clare. Me dio una mirada extraña pero siguió caminando. Esperé a verla desaparecer por el final del pasillo antes de echar a correr en dirección contraria.
- ¡No se corre en los pasillos! -gritó un profesor. Frustrada, dejé de correr para andar con grandes zancadas. No frené hasta que no vi su cabellera oscura y revuelta. Agradeciendo que hubiera tanta gente lo adelanté lo suficiente,para luego dar la vuelta y así cruzármelo.
Nuestras miradas coincidieron, indiferentes y desinteresados. Casi iguales. Salvó por una cosa: su indiferencia no era fingida.
No me paró, ni me agarró del brazo. No hizo nada. Solo siguió caminando.
Me detuve en mitad del pasillo observándole. Ni siquiera volteó la cabeza para mirarme. Hubiera preferido mil veces una bofetada o un grito furioso, que esto: pura indiferencia.
No lo soporté. Eché a correr hacia él y de un empujón lo metí en una -por fortuna- clase vacía.
- ¡Eh! -se quejó.
- ¿Qué coño haces aquí? - escupí furiosa y, curiosamente dolida. Bajó la vista hacía mí. Y entonces ahí estaba, algo de emoción en sus ojos.
-Bárbara -susurró sorprendido-. Casi no te había reconocido.
-Solo contesta a la pregunta. -Apreté con fuerza los dientes.
-Te fuiste muy lejos. De todos los sitios que imaginaba que habías ido, este nunca se me pasó por la cabeza.
-¿Qué haces aquí? -repetí. Sus ojos chocolate no se apartaron de mí.
-Lo mismo que tú: estudiar. -Metió las manos en los bolsillos de sus tejanos.
-No me mientas, Lyle.
-Siempre tan egocéntrica, ¿crees que he venido hasta aquí solo por ti? -Sonrió burlonamente-. Ah, ya sé, creías que estaba encerrado. Lo estuve. Hasta que me escapé.
Su rostro era serio. Di un paso atrás.
-¿C-Cómo escapaste? -tartamudeé asustada.
Me miró decepcionado.
-Tan loco me crees. -Se pasó una mano por su pelo revuelto-. No escapé. Pero no quiero hablar de eso, y menos contigo. ¿Qué quieres?
- ¿Qué, qué quiero yo? -solté una carcajada desagradable-. Quiero que te largues de aquí.
Sonrió con amargura mostrando su diente delantero astillado por una antigua pelea.
-Lo último que me apetece, es ver la cara de la chica que me arruinó la vida todos los días. -gruñó enfadado-. Así que deja de hacerte la víctima.
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ESPINAS DE CRISTAL
Roman pour AdolescentsBarbara Harford no ha tenido una vida fácil, ahora que lo es y que ha alcanzado la cima de su popularidad hará cualquier cosa por mantenerla. Quizá fue buena persona en el pasado, pero esa persona ya no existe y no tendrá ningún reparo en machacar y...