¿Cuánto puede durar la felicidad?
Nathan y Elliot se adentran en nuevos problemas en su relación.
Tantas trabas en su amor parecen afectar su búsqueda: un verdadero felices para siempre.
《2do libro de la Saga Rainbow》
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Nathan.
—Chelsea.
No me creo que este aquí. Sabía que vendrían modelos de otros países pero a los que menos esperaba era a los Wickens.
—Tanto tiempo. —Chelsea se adelanta unos pasos y deja un suave y a penas perceptible beso en mis labios. Estoy todavía un poco consternado por lo que no me muevo. Escucho a Elliot jadear de la sorpresa a mi lado.
Ella se separa dejando un rastro de su perfume. Volteo para observar a Elliot y me doy cuenta de que ya no está. Maldición.
—¿Quién era el chico? —Pregunta ella y sé que está haciendo como que no lo conoce.
La miro de reojo y me propongo buscar a Elliot, no tengo tiempo para Chelsea ahora.
—Hablaremos en otro momento, ¿sí? —Digo mientras busco con la mirada una cabellera azul.
Antes de que pueda dar un paso, ella me sujeta del brazo.
—Espera, ¿por qué tanta prisa? Deja que el chico vaya a divertirse por su cuenta, mi hermano puede entretenerlo...
Mi cara se transforma en una expresión de fastidio. ¿Qué es esto? ¿Por qué William está atrás de Elliot? ¡Mi Elliot!
—No sé qué tramas pero déjanos en paz. —Digo cortante. Chelsea finje sorprenderse por mi tono de voz.
—No tramamos nada. Es solo que Will quiere contratar a aquel chico como modelo; tiene potencial según él.
—Elliot no quiere ser modelo.
—No decidas por él. —Su sonrisa se borra y me observa desafiante.
Me suelta y se da la vuelta para volver con el grupo donde se encuentran sus hermanos.
No me detengo a pensar sus palabras y me pongo en marcha. Recorro la fiesta de arriba a abajo, muchos me detienen para saludarme o para conversar, pero los esquivo lo más amable que puedo. Me cruzo con Kyle y ambos nos detenemos mirándonos sorprendidos.
¿Qué hace aquí?
—¿Qué haces aquí? -Suelto.
Abre la boca y mira hacia todos lados inventando alguna respuesta.
—Eh... ¿acompañarte?
Alzo una ceja.
—Kyle... ¿qué hemos hablado?
Antes de que pueda soltarle mi discurso nuevamente él me interrumpe.
—Sí, que no quieres que me involucre en tu mundo de la moda y de gente millonaria... bla, bla, bla. —Hace un gesto con la mano y me intenta esquivar para irse. Lo detengo del brazo.
—Es en serio, Ky. —Me mira serio cuando digo su apodo—. Lo dejaré pasar si me dices si has visto a Elliot.
