Capítulo 18: Errores.

6.6K 743 157
                                    

Varias horas antes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Varias horas antes.

Kyle.

—Terminemos con esto de una vez. —Digo hacia el hombre que tengo en frente. El padre de Zack.

La inseguridad y el miedo tiemblan en mi interior, me intento engañar que es culpa del frío.

¿Cómo llegué a esto?

Ah... lo recuerdo.

Empezó hace unos días con un mensaje de texto de su parte. Solo decía que quería verme. Claro que yo no sabía que era él al principio. ¿De dónde rayos sacó mi número? Aún no lo sé.

Acepté verlo. Soy idiota.

¿Por qué creería que quiere solucionar las cosas? La gente de este tipo no aprende. Y de todas formas, yo no quiero solucionar las cosas. Quiero que nos deje en paz. Supongo que si yo se lo pido...

Más inquietante aun; ¿por qué he traído mi navaja?

¿Qué esperaba hacer con ella? ¿Realmente creo que voy a necesitarla? La respiración sube varias frecuencias de solo pensarlo.

—No creí que serías tan valiente de venir aquí —Tiene una sonrisa sádica pintada en su horrible rostro— solo. Creí que tendrías a mi hijo como un perro detrás tuyo.

Los escalofríos no tienen intención de abandonar mi cuerpo.

—¿Qué quiere? ¿Por qué se mete en nuestra relación? ¿En qué le cambia a usted que su hijo salga con un hombre?

Empieza a caminar hacia mí. Me obligo a mantenerme firme.

—¡Es enfermo! ¿Qué no me afecta? ¡Mi hijo es una mariposa, una nena, un marica! —Escupe con asco. Aprieto la navaja entre mis dedos—. ¡Yo crié un hombre!

—Usted es el enfermo.

¿Por qué lo sigo tratando de usted? Como si lo respetara.

—Como es inútil que te pida que te alejes de mi hijo, voy a tener que quitarte yo del juego.

Despacio sin darme tiempo a procesar el significado de su comentario veo que extrae de su saco un arma.

Se me detiene todo. Incluso tengo que chequear mentalmente que mi corazón no se haya detenido. Pero no, sigue ahí latiendo como loco. Me sudan las manos, me suda la frente, se me nublan los pensamientos de solo ver el arma.

Fue una mala idea. Pienso si aún estoy a tiempo de llamar a Zack, le dije que solo iría a por un vino para llevar a casa de Nathan por año nuevo. Y aquí estoy, al borde de no contarlo.

—Ojalá hubieran entendido por las buenas... —Vuelve a hablar, pero ya no estoy escuchando.

Estoy tocando mi abdomen, desde donde veo salir un río de sangre. ¿No escuché el disparo? ¿Un silenciador quizás?

White. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora