•𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟓•

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 →𝐇𝐚𝐰𝐤𝐢𝐧𝐬, 𝟏𝟗𝟖𝟑.

—Veo que habéis montado una reunión —comentó Blair.

—¿Y esa necesario venir tan temprano? Yo quería seguir durmiendo —añadió Tyler—. ¿Por qué estamos en tu casa a las nueve de la mañana, Mike?

—Once no ha regresado. No puedo creer que no haya vuelto.

—Tampoco puede andar muy lejos —dijo Blair.

—Dijo que no era seguro. Manipuló las brújulas porque quería protegernos. No nos traicionó.

—Mike, cálmate.

—No debería haberle gritado, no debería haberlo hecho —el chico andaba de un lado a otro.

—Mike, no es culpa tuya —dijo Dustin.

—Ya, es de Lucas.

—Tampoco es culpa suya —respondió Blair.

—¿Que no fue culpa suya?

—Claro que no.

—¿Quieres decir que no se pasó ni un pelín?

—Claro que lo hizo, y tú también.

—¿Qué?

—Y Once —añadió Tyler.

—¡Va, no me fastidies!

—¡No, no fastidies tú! —Dustin se acercó a él—. ¡Los tres fuisteis un puñado de capullos! Nosotros fuimos los únicos razonables —se señaló a él mismo y a las dos chicas que estaban detrás de él—. Pero el caso es, que tú empujaste primero. Y ya conoces las reglas, tú heriste primero...

—¡No! —interrumpió Mike—. ¡No pienso darle la mano!

—¡Le vas a dar la mano!

—No.

—Esto no es una discusión, es lo que dicta la ley. Obedece o serás desterrado del grupo, ¿quieres que te desterremos?

—No.

—Bien —Henderson agarró su chaqueta.

—¿Adónde vamos?

—¿Adónde crees tú? A buscar a Lucas. Y luego vamos a buscar a Once —Dustin le dio a Mike su mochila.

—Mañana movidita, me dicen –comentó Blair.

—Tiene toda la pinta. Ahora entiendo por qué ha querido que vengamos con las bicicletas.

Salieron del sótano, se montaron en las bicis y emprendieron camino hacia la casa de Lucas para que Mike y él pudieran arreglar las cosas.

—¿Cómo tienes la cadera?

—Me duele, pero nada que no se pueda soportar.

—¿Y qué hablaste con Steve? —Blair la miró un par de segundos.

—Nada fuera del otro mundo.

—Podéis empezar a llevaros bien. No sé, mi hermano, mi mejor amiga... Estaría bien una noche de cotilleo los tres.

—Bueno... No lo descarto del todo.

—De momento me sirve. De momento —recalcó.

Una vez que llegaron a la casa de Sinclair, se bajaron de las bicicletas y se acercaron a la puerta. Dustin tocó el timbre y esperaron pacientemente hasta que alguien abriese. Que por suerte, no pasó mucho tiempo hasta que Lucas lo hizo.

—¿Qué queréis? —preguntó el chico. Mike, al no decir nada, recibió un pequeño manotazo por parte de Dustin.

—Yo te di primero, así que... —extendió su mano, pero Lucas no la estrechó.

Agápē ||Steve Harrington||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora