•𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟏•

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 →𝐇𝐚𝐰𝐤𝐢𝐧𝐬, 𝟏𝟗𝟖𝟒.

—Has interrumpido mi siesta.

—¡Pero quiero que veas esto! —Dustin y Blair entraron en la habitación del niño, que cerró la puerta cuando entraron—. Dart, tenemos que hablar, colega. Se trata de mi amigo Will —Henderson quitó la sábana que cubría aquella jaula, pero estaba vacía, y rota.

—¿Esto es lo que querías enseñarme?

—¿Qué coño...? —escucharon un ruido, y ambos se sobresaltaron.

—Eh... Dustin.

—¿Dart? —el crío comenzó a andar lenta y sigilosamente.

—Dustin, vámonos —Blair puso una mano en su hombro, pero de poco sirvió. Siguió acercándose, hasta que ella fue detrás de él, y vieron que Dart se estaba comiendo a la gata de la familia—. No me jodas —aquella cosa les miró, y poco tardaron en identificarlo—. ¡Mierda! —la adolescente agarró la mano del niño y salieron del cuarto, cerrando tras de sí—. ¿Eso era un puto demogorgon?

—Una cría.

—¡Dustin, tienes al enemigo en tu casa!

—Tenemos que sacarlo de aquí como sea, y no solo a él —se miraron—. A mi madre también.

—Estoy por decirte que duermas en mi casa por si no funciona el plan, fíjate.

Tras decirle a la señora Henderson que el gato había desaparecido, salió a buscarlo. Un momento que Dustin aprovechó para fingir que hacía un par de llamadas preguntando por el animal.

—Dusty, mi vida, ¿seguro que no está en tu cuarto? —le hizo una seña a su madre para decirle que se callara.

—Ajá. Muchísimas gracias, señor McCorkle. Muchas gracias. Me ha salvado la vida. Vale, fantástico, que pase un buen día —colgó el teléfono y se giró para mirar a la señora Henderson—. Bueno, son buenas noticias.

—¿La han encontrado?

—No. Pero la han visto pasar por Loch Nora.

—¿Cómo habrá llegado hasta allí la pobrecilla?

—No lo sé, se habrá perdido —Dustin agarró las manos de su progenitora—. Pero van a ir a buscarla. Yo me quedo aquí, por si vuelven a llamar.

—Yo estaré con él, para que se quede tranquila —añadió la rubia con una sonrisa amable.

—Tú les ayudarás a buscar, ¿no?

—Ay, sí.

—Vale, dame un abrazo —Claudia abrazó a su hijo—. La encontrarás. La encontraremos.

—Lo haremos.

—Te quiero —le lanzó un beso a su madre.

—Te quiero mucho.

—Yo más a ti —se puso las gafas de sol y se marchó—. ¿Lista?

—Siempre —salieron al jardín y abrieron las puertas de una especie de refugio que tenían en la casa. Entraron, Blair fue a la nevera a sacar un paquete de mortadela para ponerla de cebo, y Dustin cogió algunas cosas para protegerse—. ¿Cuándo has jugado tu al hockey?

—No preguntes, es una época oscura de mi vida —se plantaron delante de la puerta del cuarto del niño.

—Vamos allá.

—Vale, Dart. Hora del desayuno —Dustin abrió la puerta y salieron corriendo para esconderse en un cobertizo.

—¿Sabes? Quizá nos vendría bien un poco de ayuda —comentó Blair.

Agápē ||Steve Harrington||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora