•𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟒•

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 →𝐇𝐚𝐰𝐤𝐢𝐧𝐬, 𝟏𝟗𝟖𝟑.

Ambas miraban a la niña rubia que estaba sentada en el sofá del sótano de los Wheeler. Nadie decía nada.

—¿Nos creéis?

—Hombre, no está haciendo nada que demuestre que tiene superpoderes, y así a simple vista... Parece que más bien la tenéis secuestrada.

—Claro que no la tenemos secuestrada —dijo Mike—. Enséñales lo que sabes hacer, Ce.

—¿Ce?

—Se llama Once.

—Once... —Blair miró a la niña, y acto seguido al mediano de los Wheeler—, Nos estáis vacilando, ¿no? Tiene que ser eso.

—Mirad, la verdad es que no estamos de humor para estas cosas. Acabamos de salir de un entierro y al paso que vais, van a tener que organizar otros tres.

—Abusonas —tanto Tyler como Blair alzaron sus cejas.

—¿Disculpa?

—Ce, ellas son Tyler y Blair —Lucas las señaló—. Son amigas nuestras.

—¿Sabéis qué? Yo mejor me voy, porque lo que me hacía falta era que una niña de doce años me llamase abusona —la rubia se dispuso a irse, pero cuando fue a abrir la puerta del sótano que daba al jardín, se cerró sola—. ¿Qué cojones? —volvió a intentarlo, pero se cerró de nuevo.

—Eh... Blair —cuando se giró, vio que la niña miraba fijamente a la puerta, y le caía un poco de sangre por la nariz.

—Oh, Dios mío...

—¿Ves como no te estábamos vacilando?

—¿Dónde la encontrasteis?

—En el bosque. La noche que buscábamos a Will.

►◄

Mientras que Mike y Lucas hablaban con Once, Dustin caminaba de un lado a otro; y Tyler y Blair contemplaban la escena.

—Esto me parece surrealista. ¿Una niña que mueve cosas con la mente? —dijo Blair en un murmuro.

—Ya, la verdad es que mucho sentido no tiene. ¿De dónde habrá salido?

—No tengo ni idea, pero miedo me daría saberlo.

—Dustin... ¡Dustin! —miraron al chico, que dejó de caminar—. ¿Qué haces?

—Enseñadme las brújulas.

—¿Qué?

—Las brújulas, todas las brújulas. ¡Ahora mismo! —Lucas y Mike hicieron lo que pedía, y las dejaron sobre la mesa. Tyler y Blair se acercaron.

—¿Qué tiene esto de especial?

—Todas apuntan al norte, ¿no?

—Sí, ¿y qué?

—Eso no es el norte —dijo Blair.

—¿A qué te refieres?

—Pues lo que acabo de decir. Que ese no es el verdadero norte —Wheeler y Sinclair la miraron—. ¿Cómo podéis ser tan zoquetes? —Lucas se encogió de hombros—. El sol sale por el este y se pone por el oeste, ¿no? Por tanto, ese es el auténtico norte —señaló la pared de su derecha.

—¿Quieres decir que las brújulas están rotas?

—¿Tienes idea de cómo funciona una brújula? —Dustin agarró una—. ¿Ves que tengan pilas?

—No.

—Exacto, porque no la necesita. La aguja se siente naturalmente atraída por el polo norte.

Agápē ||Steve Harrington||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora