•𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟑𝟎•

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𝐇𝐚𝐰𝐤𝐢𝐧𝐬, 𝟏𝟗𝟖𝟔.

—Dios, este lugar me está dando escalofríos —comentó Blair al bajarse del coche.

—¿Me has dejado ponerme en el maletero? —se giró y miró a Steve.

—¿Te recuerdo que somos seis personas y que mi coche no es mágico todavía? Es un Mercury, el mismo que tiene Nance.

—¿Podéis dejar esa discusión? Porque sinceramente es una gilipollez enorme —dijo Robin.

Se acercaron a la puerta de la vivienda, y Henderson comenzó a llamar al timbre repetidas veces. Era muy insistente.

—Bueno, ya está. Diría que no está aquí —dijo el mayor de los Harrington, pero de poco sirvió ya que el niño comenzó a aporrear la puerta.

—¡Eddie, soy Dustin!

—Oh, genial.

—Oye, solo queremos hablar, ¿vale? Sin poli, lo juro. Solo queremos ayudarte —Blair puso sus ojos en blanco y se alejó un poco de grupo para mirar a su alrededor. Algo tenía que decir si Munson estaba allí o no.

—Eh, tíos —captó su atención, y se pusieron detrás de ella—. Quizá esté ahí dentro.

—Bien pensado, Blair —Tyler fue la primera en acercarse hacia aquel garaje. Deseaba encontrar a Eddie con todas sus fuerzas.

—¿Tú estarías así si fuese yo? —le preguntó Steve en un murmuro cuando la alcanzó.

—Sí. Te buscaría por cielo, tierra y agua para encontrarte.

Una vez que llegaron a aquel espacio que parecía estar hecho de chatarra, abrieron la puerta y entraron con las linternas.

—¿Hola? —dijo Robin—. ¿Hay alguien en casa? —lo miraban todo a su alrededor.

—Es un vertedero —comentó Steve.

—Ya, bueno... Tampoco es que haya mucha diferencia con mi habitación —respondió Tyler. El mayor agarró un remo, y dio un golpe en una de las barcas que estaba cubierta por una lona, sobresaltando al grupo.

—¿Pero qué estás haciendo? —preguntó Sallow—. Steve, ¿qué haces?

—Podría estar aquí

—Pero quita la lona.

—Si eres tan valiente, quita tú la lona —la chica alzó una ceja ante aquella respuesta.

—Piensa que si está escondido aquí le puedes hacer daño —advirtió la joven Harrington.

—Eh, mirad esto —Maxine se acercó a una mesa en la que había bastante basura, y reciente a decir verdad—. Aquí había alguien.

—Nos habrá oído —dijo Buckley—. Se ha asustado y se ha ido.

—Tranquilos, Steve lo pillará con su remo —comentó Blair con burla mientras le alumbraba con la linterna.

—Muy graciosa, Sallow, pero piensa que todos los que estamos aquí hemos estado a punto de morir. Y eso a mi no me parece... —la lona se levantó, y la figura de Eddie hizo presencia. Agarró a Steve del cuello de la chaqueta y lo acorraló contra la pared.

—¡Espera, espera! —la petición de Dustin no sirvió de mucho. Munson, que estaba completamente aterrado y fuera de sí, le puso una botella de cristal rota a Steve en el cuello.

—¡Para, para, para!

—¡Eddie, para! —volvió a pedir Henderson—. ¡Eddie, soy yo! Soy Dustin, él es Steve. No quiere hacerte daño, ¿verdad, Steve?

Agápē ||Steve Harrington||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora