•𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟑𝟗•

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 →𝐇𝐚𝐰𝐤𝐢𝐧𝐬, 𝟏𝟗𝟖𝟔.

—¿Queda mucho para llegar?

—No lo sé, pero estoy ya del bosque hasta los huevos —a unos metros de distancia, iban Steve y Dustin, que eran los que llevaban el mapa.

—¡Odio los bichos! A la siguiente avispa que me pase por al lado... ¡Me muero de un infarto! —exclamó Robin.

—Yo creo que he visto una ardilla —comentó Maxine—. La verdad es que es lo más normal que he visto durante esta semana.

—¡No era popular hasta que yo la hice popular! Prácticamente la inventé —exclamó Harrington.

—¿Y a este qué le pasa? —preguntó Lucas.

—Creo que le está contando a Dustin que él... No lo sé —dijo Blair, Desconocía completamente la conversación entre su chico y Henderson—. ¡Eh! —con ese gritó, llamó la atención de los dos—. ¿Qué es lo que has inventado?

—¡La roca del cráneo! Es el típico sitio para enrollarse. Y sé perfectamente... Que no vamos bien —cambió el rumbo—. ¡Vamos! Hacedme caso por una vez en vuestra vida —entre todos se miraron antes de empezar a seguirle.

—Pues yo me acabo de enterar de la existencia de esa roca —murmuró Blair—. Y... Creo que hasta lo prefiero.

—Completamente comprensible —comentó Tyler—. Afortunada tú, que en vuestra primera cita fuisteis al cine.

—Y porque lo propuse yo. Seguramente él hubiera dicho de ir a esa roca.

—No, te digo yo que no. ¿Con otra chica en otro tiempo? Fijo que sí. Pero contigo no.

—¿Por qué conmigo no?

—Porque tú eres tú, y eso él lo sabe desde que te conoce.

—¡Ahí está, Henderson! La roca del cráneo —dijo Steve mientras se metía por un arbusto, acción que los demás repitieron—. Toma corte, enano. En esa cara de chulo engreído.

—Menos mal que tú eres el adulto, cariño —comentó Blair con sarcasmo antes de reír.

—No es posible —dijo Dustin mirando su brújula.

—Ya, ya. Ni teniéndola delante de las narices lo admites. Admite que te has equivocado, cara de culo.

—Estoy de acuerdo —aquella presencia logró que se Henderson y Harrington se girasen.

—Joder, qué manía con hacer apariciones estelares que me quiten cinco años de vida —Robin se llevó una mano al pecho por el susto.

—Tú, Dustin Henderson, eres un... Caraculo total.

—Creía que te habíamos perdido —el niño le abrazó, y al separarse, fue Tyler la que se acercó a él.

—La verdad es que yo también —le dio un beso en los labios a su novia y la abrazó. Blair, en cambio, se puso al lado de su chico.

—Te hemos traído comida y bebida —comentó Sallow—. ¿Qué pasó la otra noche?

—Cuando llegué a la orilla del lago... Intenté llamaros. Pero se me mojó el Walkie. Se ha jodido. Y, eh... He hecho lo único que puedo hacer hasta ahora, por lo visto. Correr.

—¿Sabes a qué hora fue el ataque? —preguntó Nancy.

—Sí, sé exactamente que hora era. El walkie no fue lo único que se jodió —Munson se quitó el reloj de la muñeca y se lo lanzó.

—Las nueve y veintisiete.

—Cuando se encendieron las linternas —dijo Blair.

—¿Qué significa exactamente? —quiso saber Steve.

Agápē ||Steve Harrington||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora