Quizá más borde...

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Bellatrix se encerró en su habitación, temblando. Aquella maldita foto lo había cambiado todo.
Y lo peor era que, después de por lo que había pasado, no tenía narices a preguntar a Hunter sobre esa foto. Tenía miedo. Mucho. Y no sabía a qué, exactamente. ¿De dejar de recibir la cura? ¿De que la atacaran? ¿De que Hunter la dijese a la cara que era la persona más subnormal de todo el mundo mágico? Más bien una mezcla.
También tenía miedo de pedir ayuda al resto. Acabarían solucionándolo aunque fuese a la fuerza, aunque tendrían que buscar otro lugar seguro, otro hechicero especializado en maldiciones, otra pista y... Tendría que reconocer que se había equivocado.
Su orgullo se lo impidió. No estaba segura de si tenía más de eso o miedo, pero hacían un balance bastante preciso.
Se negaba a aceptar que otros arreglasen esa cagada tan exclusivamente suya.
Tenía que solucionarlo ella sola.
Y muy pronto, porque la hermana del traidor estaba desempacando marcos de fotos en la habitación de enfrente.

Esa era otra cuestión. Catherine. Tal vez su hermano fuese un maldito mentiroso, pero esa niña tenía un problema de verdad. Era un Obscurial, y no había clases de teatro suficientes para conseguir que una chavala de 14 años fingiera serlo.
Esa niña de verdad necesitaba ayuda y protección, y Bellatrix estaba bastante segura de que ella era de las únicas personas que se la podía ofrecer.
El deber la impulsaba a ayudarla, pero la lógica y la rabia no.
Intentaba buscar un punto intermedio pero, siendo bruscos y sinceros, si Catherine se alejaba de Hunter moriría destrozando cosas a su paso.

Eso la dejaba en la situación tal vez más delicada en la que había llegado a estar. Era una niña. Si tenía malas intenciones, tal vez no fuese por su culpa. Tal vez la obligasen de alguna forma.
Ella misma a su edad hizo la estupidez más grande del universo y de la que seguía cobrando. Y, desgraciadamente, su estupidez había provocado el estado de Catherine. No tenía derecho a herirla más. Y tampoco a Hunter. Si una misera parte de lo que la habían contado era verdad, Bellatrix era la culpable de la muerte de sus neidres, y por lo tanto de su posible sed de sangre.

Volvió a darse cuenta de lo mucho que la había cagado. Lo hizo porque realmente tenía miedo a morir. En su cabeza hacía cuatro años estaba la idea de que, muriendo, no más Bellatrix Lestrange. Pero no fue capaz.
Ahora, sin embargo, hubiera dado la vida sin pensarlo con tal de que aquello acabase.
Era irónico. Es verdad que las cosas se valoraban cuando se perdían, como aquella posibilidad.

Rompió un espejo con rabia. Odiaba ser ella. Lo odiaba. Lo odiaba. Lo odiaba con su alma. Con una simple mala decisión adolescente, había matado a familias. ¿Por qué cojones no estaba encerrada en Azkaban en una celda de alta seguridad?
Por ser una niña. Nadie dudó que no había sido intencionado. Nadie dudó de que no tenía opción. Y nadie dudaba de que sin ella, aquello no acabaría.
Ella misma no podía dudar de Catherine.
De nuevo Catherine. Aquella chica era extraña. Apartando lo obvio, era especial. Parecía aún más mágica que el resto, lo que ya era raro teniendo en cuenta la situación.

Suspiró mientras veía como las gotas de sangre resbalaban por sus nudillos. No estaba en la mejor condición como para malgastar sangre, la verdad, pero no había podido olvidarlo. Llevaba demasiado tiempo quieta. Empezaba a olvidar que el engaño y la crueldad seguían en el mundo.

Entonces lo vio. Entre los cristales, la vio a ella, con 14 años. Poderosa: porque creía que lo era y los demás también lo hacían. Fuerte: porque no había llegado a tener grandes dificultades. Vengativa: porque los demás no podían herirla sin cobrarlo. Y deslumbrante: porque ella se veía a si misma como la mejor creación del universo. Perfecta, ideal, única.
Egocéntrica. ¿Y qué más? Feliz .
Feliz y egocéntrica.
En su caso iban de la mano desde que tenía memoria.

Tenía que cambiar las cosas. Antes la iban mejor. Flaqueó cuando temió por sus amigos. No antepuso sus necesidades, ni la de los demás. Actuó el miedo y la desesperación. Tenía que estar por encima.
Tenía que estar por delante de los problemas. Tenía que ser Bellatrix Lux Malfoy y no esa copia barata abnegada y abierta.
Tal vez fuese cruel, pero si quería seguir adelante, sería ella quien lo hiciese, no los demás. Tenía que ser su prioridad, ir por delante de todo. Tenia que volver a creerse invencible para serlo. Tenía que creerse la más inteligente para serlo.
Intentó ser otra, y no la salió bien.

Bellatrix Malfoy y James Potter: enemigos eternos.⛓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora