Peleas de enamorados

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Los Mortífagos se quedaron quietos y Bellatrix cogió su varita rápidamente.
Miró a su tía.
-¿Por qué no le habéis hecho nada?
-Se lo mandamos nosotros.
-¿Qué me matara?
-No, que te entrenará. Le has vencido. Realmente estás lista. Ya dominas parte de la magia sin varita. Eso está bien, Amycus, vete a comunicárselo al amo.

Uno de los dos Mortífagos desapareció.
Bellatrix Lux se dejó caer.
-¿Y todavía me tengo que casar con el?
Su tía asintió.
-¡¡¡¡A LA MIERDA TODO!!!! A MÍ ME GUSTA POTTER.
Su tía la tapó la boca.
-No-vuelvas-a-gritar eso.-le dijo amenazadoramente.
Bellatrix se revolvió en su sitio.
Tenía que aguantar. La vida no es justa. Y a ella le había tocado de las que toca sufrir. Una en millones y millones. No era tan importante. ¿Si moría? Una muerte más.

Y se dio cuenta. Acababa de chillar que le gustaba James Potter. Inconscientemente. ¿Sería verdad que le gustaba? ¿O solo fue un fantasma del pasado?

Volvió a su cuarto y durmió.
Al día siguiente, estuvo preparando un plan para traer a James. Eso no se lo perdonaría en la vida, y lo sabía. Y se le ocurrió una idea. Dar la vida por el. Así la perdonaría y el no moriría.

Era lo más noble que podía hacer, al fin y al cabo.

A la hora en punta, Bellatrix apareció en el Valle de Godric.

Vio como James salía disimuladamente de su casa.
Corrió a su encuentro. Estuvieron a punto de abrazarse. Pero no podían.
James la preguntó:
-¿Qué te ha pasado en la cara?
-Nada... Einar.
James apretó los puños.
-En cuanto le encuentre.
-Escucha, confía en mí. Guarda todo. Tu varita y todo en una bolsa mágica y escóndelo bien.

James la hizo caso.
-Ahora dame el brazo.
James se lo dio y aparecieron en la entrada de la Mansión Oscura.
En seguida, los Mortífagos se cernieron sobre ellos.
James la miró con odio. Bellatrix disimuladamente le guiñó un ojo, cosa que dejó a James a cuadros.

Unos enormes brazos le cogieron y se le llevaron a unas mazmorras.
Se quedó inconsciente.

Cuando James volvió a despertar, se sentía dolorido y tenía heridas por toda la cara.

Fue Bellatrix Lestrange quien le abrió la celda y le hizo salir de ella.
-¡El hijo del niño que sobrevivió! ¿Sobrevivirás tú también? Lo dudo. Jajajajaja.

James no la miro.
Bellatrix le hizo caminar hasta una sala donde había una gran mesa alargada con unas veinte sillas.
Se imaginó lo que podría ser.
Bellatrix le hizo sentarse en una silla y unas cadenas le fijaron allí.
-Seguro que te va a encantar verlo...
Mortífagos fueron entrando.
Al verle se reían y le escupían.
James les miro con odio.
Entonces una larga figura vestida de negro entró en la sala.
Se quitó la capucha. Era Voldemort. Su rostro y piel seguían de un pálido enfermizo, era como la cal. Tenía unos ojos de serpiente tonos que brillaban de regocijo al tener aquí a un Potter.
Tenía los orificios donde un ser humano debería tener la nariz, lo que demostraba su falta de alma. Inspiraba pánico y terror.

Pero por alguna razón suicida decidió confiar en Bellatrix y decidió no hacer nada, más que dejarse llevar.

Voldemort se aclaró la garganta:
-Queridos amigos: para completar la estancia del señor Potter, hemos decidido celebrar una gran fiesta de la que disfrutara sin ninguna duda.-James no reaccionó.- Seguro que lo pasara en grande viendo como su querida novia en la adolescencia se da el Si Quiero.

James contesto mirando al suelo:
-Nunca fue mi novia...

Voldemort sonrió.
Sus asquerosos y podridos dientes se veían perfectamente.
-¡Qué pasen!
En primer lugar entró un hombre alto y ancho, con una gran capa y túnicas negras. Llevaba la cara cubierta por una máscara.
Después entró un cuerpo femenino. Llevaba capas y túnicas del mismo color y la misma máscara. Tenía el pelo negro y blanco y rizado. Bellatrix.

Bellatrix Malfoy y James Potter: enemigos eternos.⛓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora