De vuelta

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Cuando los volvieron a abrir, Bellatrix y James se encontraban en el mismo bosque de hacía unas semanas.
Bellatrix se asustó e inconscientemente abrazo a James. El hizo lo mismo. Después se dieron cuenta y se soltaron de golpe.
Ante ellos apareció la silueta de Grindelwald.
-Vaya vaya... Así que todavía os resistís a un enamoramiento inminente, ¿no?
-Supéralo, es imposible que nos enamoremos.
-¿Y por qué la señorita Malfoy tiene un león por Patronus?
Bellatrix se defendió:
-¡Tú has hecho que lo tenga! Si no, tendría una serpiente, o un escorpión o algo de eso.
Grindelwald se rió.
-Querida, no me sobrevalores. ¡Yo no soy capaz de poder cambiar los corazones! ¡Por eso os necesito! Así que daos prisa con eso del amor.
-¿Y por qué no te enamoras tú y nos dejas en paz?
-James Potter, la idea no es enamorarse. La idea es usar el amor más potente del mundo contra los demás. Jamás estropearía mi amor para algo así. Ante todo, que sufran los demás.
-¿Me estás diciendo que quieres que Bellatrix y yo nos enamoremos para usar ese amor y que después de eso no sentiremos nada?
-Si, pequeño Potter.
Grindelwald hizo un movimiento con sus manos y James y Bellatrix acabaron abrazados irremediablemente.
-¡Para por favor! ¡Sueltanos!—grito Bellatrix.
-Cuando os decidáis a amaros para siempre os suelto.
-Pero él se merece a una leona cursi que la diga cosas cursis y se den besitos cursis. ¡Ah!, y tiene que tener el pelo rojo.
Grindelwald rió.
Lanzó un hechizo a Bellatrix y su pelo se volvió rojo sangre.
-¡NOOOOOO! ROJO NOOOOO.
-¿Así ya se cumple la maldición de los Potter? Puajajajajajajajajajajajajajaja.

Grindelwald les junto más y uso la maldición Imperius para que se abrazaran más fuerte y se pudieran cara a cara. Tras unos instantes de luchar, Bellatrix consiguió resistirse, pero James todavía no era inmune al efecto.
-Vaya vaya. Así que la señorita Malfoy es inmune a la maldición Imperius. Eso sí que no me lo esperaba.
Bellatrix le atacó.
-CRUCCIO.
El la esquivo.
-¡Estúpida! No podrás conmigo.
-Oh, cariño. Yo puedo con todos. EXPELLIERMUS.
-CRUCCIO.
-IMPERIUS.
-DESMAIUS.
-REDUCTO.
Tras unos momentos de lucha y duelo, James despertó, pero seguía muy aturdido. Grindelwald se lanzó contra el:
-CRUCIO.
Iba directo a James, pero Bellatrix se puso encima e invocó un potente escudo del que no se creía capaz:
-PROTEGO MAXIMA.
Una luz blanca se desprendió de la varita de Bellatrix, que empezó a temblar. Formó una cúpula en torno a James y a ella. Se formó completamente.
Grindelwald los miró sorprendidos. James dio la mano a Bellatrix y formó el mismo hechizo.

Grindelwald intentó atacar, pero los hechizos solo rebotaban.
-James, tenemos que irnos ya.
Cerraron los ojos y pensaron en Hogwarts, Hogwarts. No funcionaba.
-James, piensa en Hogsmeade. No podemos aparecernos en Hogwarts.
-¡Es verdad! Mi tía me lo repite cada vez que me ve. ¿Cómo no me he dado cuenta?
-Vamos, piensa en algún sitio cerca de un pasadizo. Mi hechizo no aguanta...

James pensó... Pensó en el único de los antiguos pasadizos que seguía en pie.
Honey y Ducks.
Cuando Bellatrix abrió los ojos se encontraba en la calle de Hogsmeade. Estaba muy oscuro y no había luz. Daba bastante miedo.
Se dio cuenta de que estaban de la mano. Pero a ninguno de los dos le apetecía mucho la idea de soltarse. Así tenían menos miedo o algo.
-No podemos entrar, Bellatrix. El pasadizo está dentro de la tienda. Tenemos que ir andando.
-¿Ir andando? ¿Hasta alli? Tendríamos que pasar por el lago. Ni hablar. Conoces otro, ¿no?

James negó con la cabeza.
-Con nieve son inaccesibles.
-¿Y ahora qué hacemos?
-Soltarnos la mano, me estás dejando sin circulación en los dedos.
Bellatrix se rió y James se sorprendió de su reacción:
-¿No me vas a pegar?
Bellatrix se giró y le dijo:
-No es la situación ideal, Jimmy.
-Ya... Pero tú no me sueltas, eh.
Bellatrix le sonrió por primera vez en su vida.
James se dio cuenta de que Bellatrix tenía una sonrisa muy bonita. Y que era muy guapa. No era como la mayoría de las chicas. Ella era fuerte pero delgada, muy pálida. Con el rostro alargado como su tía, el pelo ondulado, en esos momentos rojo. Y se fijó por primera vez en sus ojos. Eran de una tonalidad grisácea y azul, no estaba muy claro. Pero la daban aspecto de una mujer fría. Y más sensación de seriedad.
James le devolvió la sonrisa inconscientemente.
-James... Eo... Despierta.
-¿Qué?
-Te habías quedado atontado.
James se despertó completamente. Se dio cuenta de que Bellatrix aún le cogía de la mano con cierto nerviosismo.
-¿Y ahora qué hacemos, Ja-jam... Potter?
-No lo sé. ¿Nunca me vas a llamar James?
-Nunca, Sirius.
-Vale Lux.
-¡No me llames Lux, Potter! ¡Llámame Malfoy!
-Vale, Malfoy.
Bellatrix le sonrió de nuevo.
-¿Entonces...?
-Volver de noche es arriesgado. No hay tiendas abiertas y está nevando. No se, Malfoy.
-¡Venga ya, Potter!
-Bueno... Podríamos...
-¿El qué? ¡Habla!
-Pasar la noche aquí.
-¿Dormir en la calle?
-No, no dormir.
-Oh...
Bellatrix se lo pensó.
-¿Alguna vez has dado un paseo nocturno por Hogsmeade, Malfoy?
-¿Por qué me da la impresión de que tu sí, Potter?
James sonrió. No volvió a mencionar el hecho de que estuvieran cogidos de la mano. Tenía que reconocer, que no lo mencionaba por si Bellatrix cambiaba de opinión y se soltaba. Así estaban mejor.
Bellatrix se recogió el pelo. A James le encantaba ese rojo.
-¿Es verdad que te gusta el pelo rojo, James?
A James se le encendieron las mejillas.
-Bueno... Me da igual.
-Vale... ¿Te puedo volver a poner el pelo negro? El azul ya me aburre.

Bellatrix Malfoy y James Potter: enemigos eternos.⛓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora