Bellatrix Malfoy y James Potter: enemigos eternos.⛓

El "hogar" de Barbie

Antes de reclutar gente, necesitaban estar cómodos. Seguros. Un lugar protegido. Se pasó la semana siguiente recorriendo Inglaterra de norte a sur, sin descanso. Buscando en cada Valle, obligando a muggles, ...

Un día encontró una casa perdida en una zona montañosa al sur. Cuando entró, todo estaba vacío, deshabitado. Ni un mueble, cristales rotos, ...

Era muy grande, prácticamente una mansión, y la verdad es que se encaprichó de aquel lugar. Estaba en medio de un claro, por lo que podía poner varios hechizos de encubrimiento, antimuggles, antimortífagues, ...

La zona estaba deshabitada, y si la imagen por fuera no se tocaba, seguiría pasando por desapercibida. Aún así, lo ideal era mantener la guarida bajo tierra. Buscó un sótano, que había.

Era igualmente amplio y con muchas habitaciones.
Se podían excavar unos niveles por debajo, en todo caso. Ahí podían estar las habitaciones, si es que decidían vivir allí.

El nombre de Zabini cruzó su mente, junto con el de su prima Zulima. No había considerado meterles en La Resistencia, aunque podía darse el caso.

Memorizando aquel sitio, se apareció en su habitación.
Moony la esperaba, como de costumbre, con un sobre en la pata.
Dentro había un diminuto frasco con la dosis de aquel día. Bellatrix estaba profundamente agradecida a Hunter. Aunque obviamente no podía confiar en un 100% en él, había decidido incluirle en el grupo. Además, le producía mucha curiosidad y algo de pena. Sospechaba que Catherine era su hermana. Debían de haber perdido a sus padres por culpa de Lord Voldemort.
Además, había una carta:
"Estimada Malfoy:
Aquí está la cura. Aún espero tus indicaciones, y esperó que hayas encontrado ese lugar que tanto ansías para nosotros. La niña que viste en mi casa, en el improbable caso de que vaya con vosotros, sí vendría conmigo. Podemos quedar hoy a las 8:00 p.m. En el Caldero Chorreante.
H.O."

Bellatrix contestó afirmativamente. Definitivamente, Catherine debía ir con ellos. Pensando en esa niña, recordó al pobre bebé de 2 meses, huérfano por completo. Ahora mismo estaba con una familia de acogida muy fiable, recomendada por Harry Potter al Ministerio.
Bellatrix se había quedado con las ganas de visitar a la criatura. Se sentía tan culpable de la desgracia que caería sobre él en cuanto se empezase a enterar de todo...

Cansada, se tumbó en la cama, aunque eso no duró mucho, porque alguien llamó a la puerta.
—¿Sí?—preguntó Bellatrix, incorporándose con cansancio.
—Soy Fred.
—Vale pasa.

El chico entró con su habitual sonrisa.
—¿Qué tal estás hoy?
—Mucho mejor.

Realmente, solo Fred sabía de Hunter. Solo se lo había contado a él.
—¿Has hablado con H. O.?
—Sí, hemos quedado luego. Creo que podrías venir.

Fred la guiñó un ojo.
—Cuenta con ello. ¿Has encontrado algo?
—De hecho, sí. Es una casa abandonada en un bosque. Tiene un sótano amplio. Si excavamos más pisos hacia abajo, creo que sería un lugar ideal.
—¡Qué bien! Menos mal que tú estás aquí, Bella...

Bellatrix sonrió, achinando los ojos.
—Siéntate por ahí—le invitó.

Fred se sentó en la silla de su escritorio.
—¿Qué te trae por aquí?
—Acabo de terminar mi turno en Sortilegios Weasley y me apetecía verte.

Fred trabajaba media jornada en la tienda de su padre mientras se preparaba para ser periodista deportivo como su tía Ginny.
—Bien, entonces. ¿Alguna novedad?
—Bueno, he aprobado ya la mayoría de mis asignaturas. Probablemente en uno o dos años ya pueda ejercer la profesión.

Bellatrix se puso de pie, emocionada.
—¡Eso es genial, Fred!

Le dio un abrazo lleno de positivismo.
—¿Tú que harás cuando acabe esta locura?