8. "Los adultos también cometen errores"

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Elmer se había quitado la camiseta y se sentó sobre el borde de la cama, lugar al que yo estuve a punto de dirigirme cuando me acordé de algo.

- Espera un momento, ahora vengo - dije.

- ¿No te estarás vengando por lo de la araña? - arqueó una ceja.

Obviamente no lo decía en serio así que reí y me apresuré en buscar mi móvil. En cuanto volví a nuestra habitación lo conecté a un altavoz y encendí una canción a un volumen moderado. (Véase el vídeo adjunto)

- ¿Esa es...? - Elmer la reconoció con tan solo las primeras notas.

- La canción que me tocaste en violín una vez - lo empujé para que se acostara en la cama y me senté sobre sus caderas -. ¿Recuerdas? 

No podía haberla olvidado; se sabía la partitura del derecho y del revés.

- Sí... me acuerdo - seguía algo confuso por la inesperada situación -. Me encanta esa canción porque me siento muy identificado con la letra.

- Yo también.

Elmer se incorporó apoyándose sobre los codos.

- ¿Por qué la has puesto? 

- Mm... - produje el roce de nuestras narices inclinándome hacia él -. Porque te gusta.

Era algo obvio en realidad. Una canción durante un momento tan íntimo creaba un ambiente aun más romántico y más aun si tenía un significado valioso para ambos.

"Ya no puedo luchar contra este sentimiento.
Y todavía tengo miedo de dejarlo fluir. 
Lo que comenzó como una amistad, ha crecido mas fuerte. 
Y solo deseo tener la fuerza para mostrarlo."

Fui moviendo mis caderas lentamente al son de la música mientras volvía a recostar a Elmer.

- Sabes que no te puedo ver bailar...

Puse un dedo sobre sus labios.

- Pero puedes sentirme, ¿no es cierto?

No esperaba respuesta pero él habló cuando aparté el dedo.

- Daría lo que fuera por verte ahora mismo. 

Mis mejillas cobraron algo más de color y le planté un casto beso en los labios. Seguidamente le cubrí los ojos con una mano como si le presentara algún cambio físico.

- No hace falta que veas nada. Ya te lo dije: yo soy tus ojos.

Elmer sonrió y volví a besarlo. Solo era el contacto de nuestros labios pero se sentía tan bien... 

Sus manos fueron bajando por mi cintura hasta tomar mis caderas aproximándolas aun más a las suyas. Yo le acariciaba el pelo con una mano mientras lo besaba.

Tener a Elmer era el mejor cúmulo de sensaciones que había tenido en los últimos años. Era ese rayo de esperanza que necesitaba mi vida después de haber perdido lo más importante que ambos teníamos.

- ¿Y...qué has estado haciendo toda la tarde en Santo Ángel? - Elmer habló mientras le estaba repartiendo besos por el cuello.

Sin detenerme le introduje una mano en el pantalón acariciándole el lateral de uno de sus muslos.

- ¿Hay que hablar de eso ahora? - pregunté en un susurro.

- Me tenías preocup-... Solo responde. Podría haberte pasado algo...

Elmer resisitió al emitir un gemido en el momento en el que lo tomé de los testículos.

- Deberían darte un premio por tu gran habilidad de romper momentos románticos.

Sin azul (SR #3) [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora