24. "Este no es mi concepto de justicia"

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Erik, con la lista entre las manos, dio unos pasos hacia atrás. Inconscientemente chafaba los bordes del papel por la fuerza aplicada. Los dientes apretados, la nariz arrugada, las cejas enfurruñadas. Erik acabó rompiendo la lista en dos partes y echó a caminar fuera del edificio. Nunca tomaba el ascensor para bajar desde el segundo y aquel día no fue una excepción; de manera acelerada fue bajando las escaleras mientras marcaba un número en su teléfono. Era de esperar que Asier lo cogiera ya que estaba esperando su vuelta, pero no todo había salido conforme al plan.

- Asier, la he cagado, pero muchísimo - dijo Erik con la voz agitada por ir corriendo.

Asier cayó enseguida en lo que se refería.

- No, no me digas que... - se fue notando el inquieto tono de voz del pelirrojo.

- Lo he hecho.

Erik sorbía por la nariz. Sí, lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos y le quedaba nada para romper a llorar. No recordaba cuándo fue la última vez que lo hizo. Tal vez llevara desde su niñez sin derramar una lágrima, tal vez sí que hubiera habido algún caso excepcional, pero lo que sí sabía era que desde que perdió a su padre se volvió mucho más fuerte y solo Greg había llegado a derretir su corazón con su mera existencia. Ni siquiera la posterior muerte de su madre le provocó esos sentimientos ya que lo único que deseaba era librarse de aquella impotencia y acabar con la crueldad de la sociedad del momento. Greg era la prueba de que aún hubiera gente que mereciese la salvación.

Erik no podía creerse que acabara de joderle tanto la vida a quien atesoraba.

- ¿Qué hago ahora, Asier? - su rostro ya estaba comenzando a lucir las carreras de gotas saladas que resbalaban por sus mejillas -. No puedo dejar que cumplas la promesa ahora. Tengo que arreglar las cosas con Greg al menos...

- ¿Estás loco? - Asier subió el tono de voz interrumpiéndolo -. No podrás arreglarlas. No, olvídalo. Vuelve ya.

- Asier no puedo...

- Sé que estás aquí abajo, sube antes de que vaya yo a buscarte.

Erik miró a su alrededor buscando alguna pista de cómo lo había descubierto su compañero. Lo que pasó era que no recordaba que Asier le hubiera insertado un localizador en el móvil previendo aquella situación.

- Asier te lo pido por favor, cancelo la promesa, no lo hagas, por favor, esto es realmente importante - suplicó Erik desesperadamente sin dejar de dar vueltas buscando la cámara que él creía que lo observaba.

- Erik sube ya - ordenó comenzando a bajar las escaleras en su búsqueda con pocas esperanzas de que se le hiciera caso.

Al moreno se le alteraba el pulso, se emparanoiaba en situaciones extremas y perdía control de la situación.

- ¿Erik?

Erik se agachó con los ojos como platos. Perdió un poco el equilibrio estando de cuclillas y se apoyó sobre sus manos inclinándose hacia delante. Obviamente el móvil se había quedado a un lado y la llamada siguió abierta durante unos segundos más hasta que Asier colgó.

Erik empezó a ver las imágenes en círculos. El mundo giraba en torno a él, o esa era la sensación que le daba.
Terminó cayendo a un lado.

- Te tengo - apareció Asier de repente -. Erik estoy aquí.

El chico sentía momentáneos espasmos y era incapaz de vocalizar.

- Erik, respira hondo - Asier lo forzaba a mirarlo a los ojos -. ¿Me ves bien?

Los orbes oculares de Erik hicieron desaparecer las pupilas bajo los mismos párpados. Erik hiperventilaba sin ningún tipo de constancia.
Asier sacó una jeringuilla que había bajado por si llegaba esta situación y, habiendo dejado a Erik sobre el suelo, apresó su cabeza echándola a un lado y le introdujo la minúscula aguja en una vena del cuello. Vertió todo su contenido en el interior lo suficientemente rápido como para que no pudiera verse interrumpido.

Sin azul (SR #3) [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora