Who am I? | YM [2º Temporada] 🍊🥝

Ocho

Nada mejor que tomar una ducha caliente, para comenzar el día. A pesar de los calurosos días que se avecinaban, a Jimin no le gustaba para nada bañarse con agua fría. Por lo que aún con cuarenta grados de calor en el exterior, él seguiría bañándose con esta poco menos que hirviendo. Amaba sentir como las gotas caían por su cuerpo y poco a poco, sus músculos iban dejando de estar tan tensos. El doble turno lo tenía realmente agotado, aún más con sus extraños horarios de sueño.

Unos minutos antes de meterse a la ducha, había notado las enormes ojeras bajo sus ojos y como estas comenzaban a darle un aire mucho más maduro, viéndose mayor de lo que era. Aún estaba en sus veinte y odiaba sentirse como un ancianito de ochenta años, que con suerte levanta los pies para caminar.
Tendría que seguir los consejos de Jin siempre le daba y comprar todos aquellos productos de belleza que le había recomendado hace algún tiempo. Y de paso, se los aplicaba también a Yoongi. Quién hace unos días, se había descubierto unas pequeñas arrugas y estuvo todo el día enojado por ello.
Según el pelinegro, él siempre sería joven y que le haya aparecido tal evidencia del paso de los años, le había puesto en total alerta.
Así que Jimin y su novio habían acordado que comenzarían a cuidarse un poco más de sus apariencias.
Incluso el rubio había perdido totalmente su hermosa figura de bailarín. Ya no quedaba nada de sus músculos y abdominales de acero. No quedaba nada de lo que alguna vez había sido el Jimin universitario.
Lo único que quedaba de sus años de oro, era que seguía siendo el tierno mochi de siempre, con más mejillas y menos músculos. Cosa que odiaba.
Si pudiera volver a su turno anterior, que se basaba en trabajar simplemente cuatro días de la semana y descansar tres, sin las jornadas nocturnas, volvería si o si al gimnasio.
Así que esperaba poder sobrevivir unos cuantos meses más a su horario, para poder volver a ponerse en forma.
Aunque por mucho que quisiera ejercitarse, a Yoongi no le gustaba, o eso decía él. Pero el rubio tenía más que claro, que en aquellos tiempos en que apenas se habían conocido, el pelinegro amaba su cuerpo fornido. Recordando todas la veces en que este se había dado el tiempo de recorrer cada parte de su cuerpo y de deleitarse el uno al otro por horas.

Ah...que buenos tiempos.

Ahora con suerte podían tener tiempo para ellos una vez al mes. Y a veces ni era así.
El rubio realmente se cuestionaba si es que aún se seguían amando o si aún había aquella llama que les había unido en un principio. Recordándolo cada vez que volvía a casa y Yoongi se dan el tiempo de hacerle la cena.
O aquellas veces en las que de verdad está tan agotado, que lo único que quería era dormir y sentir cómo sigilosamente el pelinegro se acomodaba a su lado para hacerle compañía, hacía que todas sus preocupaciones se esfumaran.
Sólo rogaba que esos pequeños detalles de parte del mayor, jamás cambiaran. Porque si no fueran por esas cosas, realmente se cuestionaría bastante si su relación se hallaba muriendo o no.
Menos mal Yoongi siempre le decía lo que le molestaba de él y tenía más que claro que cuando las cosas fueran mal, el pelinegro sería el primero en intentar hacérselo ver a Jimin.
Solo esperaba que vinieran días mejores para ambos y pudieran continuar con la linda relación que habían ido forjando a lo largo de los años.

Dejando de lado todo lo que le estaba abrumando, recordó que llevaba bastante tiempo en el baño. Decidiendo que ya era momento de salir de la ducha.
Siempre que tomaba un baño todos sus pensamientos comenzaban a divagar, olvidándose por completo de la noción del tiempo y vaya que perdía la noción de todo. Habían veces en las que estaba duchándose más de una hora, sin siquiera notarlo.

Jimin envolviéndose en una de las toallas que había llevado, salió del baño envuelto en una nube de vapor que no pasó desapercibida para la persona acostada en la cama.

— De verdad no entiendo cómo te bañas con agua caliente con este calor. – Habló el pelinegro, quién se hallaba acostado de lado en la cama y le observaba con ojos adormilados.