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MAS AMOR, MENOS ODIO

La mañana del 10 de Junio, el reloj despertador de Christopher comenzó a sonar desde las cinco en punto, el día comenzaba, al menos para él, de una manera muy común y corriente, sin embargo Christopher había despertado sintiendo una energía bastante positiva, algo que resultaba ser poco común en él, aún cuando fuera viernes y los viernes daban paso al inicio del fin de semana, y justamente el fin de semana, significaba para él el final de la jornada laboral.

Era realmente agotador asistir al trabajo de lunes a viernes y doblar turnos para amortiguar gastos, lo normal sería trabajar un turno, pero para Christopher era realmente necesario redoblar tantos turnos como le fuera posible e incluso trabajar los fines de semana para ganar un poco mas de dinero y así hacer un poco más llevadero los días.

Vivía en un departamento rentado de Orlando, Florida, un espacio pequeño y acogedor, nada ostentoso, pero que le servia de refugio para descansar en paz tras largas horas de trabajo y aunque tenía tan solo ocho meses viviendo allí, le resultaba bastante cómodo el lugar. Anteriormente vivía en otro país, pero la situación económica allá lo había obligado a instalarse en Estados Unidos con la esperanza de tener un futuro mejor.

A sus veintidós años, había pasado muchísimas penurias y pensó que cambiando de país las cosas podrían llegar a mejorar en su vida, pero una vez instalado en Orlando se enfrentó con una muy dura realidad, el sueño americano no es tan sencillo de lograr como muchos creen.

En Orlando las cosas no estaban siendo tan fáciles como en algún momento pudo llegar a pensar, todo lo contrario, la soledad y la ausencia familiar comenzaba a invadirlo en las noches, era entonces cuando su cabeza no dejaba de girar y girar en torno a pensamientos un tanto depresivos. Sin embargo las cosas comenzaron a mejorar, tardaron en hacerlo, pero al menos llegó a un punto donde el camino se tornaba un poco más ligero.

Se dedicó a trabajar en un restaurante de comida rápida limpiando mesas y fregando pisos, sin embargo su esfuerzo se vio recompensado en muy poco tiempo y fue ascendiendo rápidamente; pasó de ser el asistente de limpieza a servir en la barra y finalmente pasó a ser parte del staff de encargados del Coffe Break Orlando.

El Coffe Break Orlando era un pequeño restaurante de comida rápida, muy clásico y acogedor en el que se podía disfrutar de un buen café o un lunch acompañado de buena música y sin complicaciones, era el lugar perfecto para distraerse y relajarse con amigos.

Hasta el momento Christopher formaba parte del personal encargado y doblaba los turnos para conseguir una entrada más amplia de dinero al momento de recibir el pago semanal por parte del restaurante, no le dejaba mucho tiempo libre, pero se veía compensado por todo ello.

Doblar turnos y trabajar de lunes a viernes, lo dejaba totalmente agotado el fin de semana y la falta de días libres lo forzaba a dedicar el resto del tiempo de descanso a sus labores domésticas dentro su propio departamento; tareas como cocinar, lavar, limpiar, hacer las compras y planchar un par de prendas consumían el resto de su energía, incluso, lo agotaba aún más que los días laborables.

Pero aquel viernes todo parecía diferente, por alguna extraña razón, despertó sintiéndose un tanto bendecido, quizás su fortuna podría llegar a cambiar en las próximas horas o al menos así quería pensarlo, finalmente decidió no darle muchas vueltas a las cabeza, tampoco quería embotar su mente con un panorama de expectativas, no era de esperar nada, en cambio dejaba que la vida simplemente se encargara de sorprenderlo.

Calzó sus pantuflas de algodón, estiró sus brazos y sus articulaciones aún sentado al borde de su cama y miró a través del pequeño balcón, apreció como poco a poco se aclaraba el cielo y el sol comenzaba a asomar sus primeros rayos de luz.

Masacre en el ClubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora