Masacre en el Club

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TODO ES REAL

Después de comer y compartir anécdotas graciosas que fueron contadas entre risas y un par de besos, Isaac le pidió permiso a Christopher para tomarse una ducha, la velada había resultado perfecta, una cena que ninguno de los dos podrá olvidar.

Christopher le envió un mensaje a Amelia informándole que estaba en su casa y que Isaac estaba con él, luego le envío otro mensaje a Britanny para contarle que el almuerzo había resultado muy ameno y que había comenzado una relación amorosa con Isaac.

Sabía que para Amelia el hecho de que estuviera con Isaac en su departamento no sería nada que le llegara a sorprender, para ella había sido imaginable desde el momento en el que se despidieron, sin embargo, para Britanny la noticia sería una bomba.

Y efectivamente, así fue, el mensaje había sido leído por Britanny, quien probablemente releyó el mensaje un par de veces y una vez que digirió la noticia lanzó una video llamada por WhatsApp para corroborar el asunto.

-¡Me acabas de dar la mejor noticia que existe!- Dijo Britanny apenas vio a Christopher. -¿Ya han tenido sexo desenfrenado?

-¡Cállate! Te va a oír.

-¡NO IN-VEN-TES!- La cara de Britanny era de absoluta sorpresa. -¿Estás con él en tu casa?- Dijo esta vez entre un susurro casi inaudible.

-Sí, está en la ducha ahora mismo.-

-¡Dios mío! Quiero detalles, ya lo sabes, mañana paso por tu departamento, aún sigue en pie la salida de mañana, ¿no?- Christopher afirmó con un gesto de la cabeza. -Muy bien, hablamos mañana, no quiero quitarte tiempo con él. Un beso, ¡bye!

Amelia finalizó la video llamada y en seguida se coló desde el baño el ruido del agua, probablemente, ahora mismo, Isaac estaba de nuevo como Dios lo había enviado al mundo, dispuesto a tomarse una relajante ducha.

Un pensamiento invadió la mente de Christopher y con muchísimo sigilo se levantó de la cama para dirigirse al baño, caminando entre puntillas para no hacer ningún ruido, desde la puerta entre abierta del baño pudo distinguir la hermosa figura de Isaac dentro de la ducha, podía verse claramente una de las siluetas más sensuales que había visto.

Dejó escapar de entre sus labios un pequeño jadeo y sin pensarlo dos veces empujó la puerta con los dedos, teniendo sumo cuidado para que esta no llegara a hacer ningún ruido, después de tener la puerta levemente abierta se desprendió de su ropa interior e invadió la ducha con sumo silencio y cuidado, abrazó a Isaac por detrás y comenzó a besar su espalda.

Isaac se dejaba seducir por las manos de Christopher sobre su pecho mientras que este último llenaba de besos su espalda, lentamente Christopher deslizó sus manos hasta la zona pélvica de Isaac y con ellas trazó una danza de caricias por toda la zona, poco a poco el cuarto de baño se fue llenando de jadeos y gemidos.

La pasión y la lujuria se apoderó de sus cuerpos en una fracción de segundo; Isaac tomó la decisión de cargar entre sus brazo a Christopher y salieron de la ducha empapados de agua, colocó tiernamente a Christopher sobre la cama y sin perder ni un segundo hicieron el amor una vez más.

Después de terminar con todo el éxtasis pasional, se levantaron de la cama para cambiar las sabanas que estaban empapadas con toda el agua derramada de sus cuerpos mojados, al terminar con esta labor, ambos se cubrieron entre las sabanas sin si quiera preocuparse por localizar alguna ropa interior.

Se acurrucaron entre los brazos y compartieron de nuevo un momento muy intimo e inolvidable; conversaron una vez más entre risas, caricias, juegos de cosquillas y tiernos besos, para ambos fue mágico estar uno junto al otro.

Isaac se quedó dormido al cabo de unos minutos de silencio; Christopher, sin embargo, no podía conciliar el sueño, lentamente y con mucha cautela se deshizo del abrazo de Isaac y se levantó de la cama, buscó un bóxer para no sentirse completamente desnudo dentro del apartamento y salió con sigilo de la habitación.

Cuando cruzó la sala del departamento se consiguió con Petunia que se deslizo tiernamente entre sus piernas, recordó entonces que no le había dado nada a su pequeña gata para cenar, la tomó entre sus brazos y se dirigió con ella hasta la cocina, la colocó en un mesón y buscó entre los cajones la comida para gatos y sirvió a Petunia unas grageas con sabor a salmón y atún.

La gata saltó del mesón y se dedico exclusivamente a deleitarse con su alimento sin perder el tiempo en nada más, Christopher guardó el resto de la comida; sacó de la nevera un jugo de naranja y se sirvió un poco en un vaso, tomó un sorbo y salió de la cocina directo al balcón de la sala para fumarse un cigarrillo.

Sentado en el balcón y con la mirada posada en las estrella, comenzó a repasar el maravilloso día que había tenido, finalmente había recibido una bendición divina de Dios o algo parecido, no podía dar crédito a toda la extraordinaria dicha que sentía en aquel momento.

El espacio vacío que había en su vida ya había sido ocupado por alguien que conocía desde algún tiempo y que sabía era una muy buena persona que simplemente había tenido la mala fortuna de haberse fijado en quien no debía.

Sus pensamiento divagaron de un asunto a otro, pensando incluso en que podría ponerse para ir a PLUS la noche del Sábado, qué debía preparar en la mañana para desayunar junto a Isaac que ahora mismo se encontraba rendido en su cama y entre sus sabanas, este último pensamiento lo hizo sonreír.

Terminó con el cigarrillo y volvió sus pasos a la cocina para dejar el vaso en el fregador, acarició a Petunia cuando iba de salida y se adentró en la habitación apenas iluminada por una pequeña lámpara y se metió de nuevo en la cama, abrazó a Isaac y posó su rostro sobre su cálida espalda.

La noche pasó tan rápido que al despertar, Christopher sintió que no había dormido absolutamente nada, inmediatamente recordó todo lo que había sucedido la tarde y la noche anterior y se volteó rápidamente para ubicar a Isaac, pero se topó con la desagradable sorpresa de que él no estaba acostado a su lado como había llegado a pensar.

Llegó a creer que todo había sido un hermoso y placentero sueño, o algo que simplemente se había creado en su imaginación, un acontecimiento que jamás tuvo lugar.

-Al menos fue lo más hermoso que he podido soñar. Dijo para sí mismo en voz alta y se quedó en la cama mirando el techo.-

Sacudió la sábana para salir de la cama, tomó sus pantuflas de algodón, las calzó y salió de la habitación aún adormecido por todo el cansancio semanal, saludó a Petunia dándole los buenos días y deslizó la cortina del balcón como cada sábado para que sol entrara a casa.

-Buenos Días.-

Christopher se paralizó por completo, aquella era, sin duda alguna, la voz de Isaac; nada de lo que había vivido era entonces parte de un sueño, todo era absolutamente real y completamente cierto. Se giró sobre sus talones y pudo verlo parado bajo el marco de la cocina, sobre él se posaba ligeramente un rayo de sol que acariciaba su destacada silueta, en las manos sostenía un bold mientras batía lo que supuso serían huevos para el desayuno.

-Es real.- Susurró Christopher.

-Tan real como que voy a hacer el desayuno, ¿vienes?- Respondió Isaac con una radiante sonrisa.

Christopher cruzó la sala en un par de zancadas y una vez cerca de Isaac saltó hacía él rodeándolo con los brazos por el cuello y estampando un beso enorme en sus labios, gracias a los reflejos de Isaac pudo sostener el bold con una mano y abrazar a Christopher con la otra para no terminar derribados en el suelo con un desastre de huevo batido encima.

Fue bastante difícil para Christopher soltar a Isaac, incluso estuvo a punto de ponerse a llorar, no podía creer que todo había sido cierto y no producto de su imaginación como llegó a pensar cuando despertó.

Los sueños con Isaac habían llegado a sentirse tan reales que al despertar la mañana siguiente simplemente lo hacía abrazado a una almohada y mirando de frente la amarga realidad, una realidad con la que había aprendido a vivir y que simplemente comenzaba a asumir.

Crecemos y avanzamos por la vida escuchando constantemente que los sueños pueden llegar a hacerse realidad y todo aquello es completamente cierto, solo debemos creer en nosotros mismos y trabajar febrilmente para llegar a cumplirlos y hacerlos realidad.