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PASIÓN DESBORDADA

Aún cargados de rabia y mucha confusión se encaminaron hasta el aparcadero frente a Madame Bartox para recoger sus vehículos.

-En serio, se los he dicho mil veces, este país está repleto de locos.- Amelia no dejaba de fruncir el ceño por toda la rabia.

-No creo que lo haya hecho sin intención.- Expuso Aleck.

-Definitivamente no, después de lo que nos gritó.- La mirada de Isaac también era gélida por la rabia. -¿Estás bien?- Preguntó a Christopher que se había enroscado literalmente en su brazo izquierdo. Él simplemente asintió.

Jamás había sido fácil convivir con personas que rechazaban la condición sexual de todos ellos, en el pasado Christopher había lidiado con homofobos en su colegio, una experiencia para nada cómoda, por el contrario, es una de las peores situaciones con las que vive en general la comunidad GLBTI.

-Bueno, nosotros nos vamos, debo llevar a Juan hasta su oficina y regresar a la mía, quiero dejar un par de cosas listas para no regresar mañana.- Indicó Aleck con cierta pesadez.

A pesar de aquel incómodo altercado, la tarde había transcurrido bajo el más cálido y confortable ambiente, estar todos juntos y compartir entre sonrisas era una de las más positivas sensaciones, una de las que podían disfrutar y ser felices, pensar en el exterior y volver a la realidad cotidiana los cargaba de cierta nostalgia.

-Vale, me avisas cuando estés en tu casa, quiero consultarte un par de cosas.- Amelia abrazó como pudo a Aleck para no llenarle de restos de helado y enseguida le guiñó un ojo.

-"Una tarde hermosa chicos, que nada perturbe lo bonito compartido".- Juan los miraba con una amplia sonrisa mientras sostenía su teléfono en una de sus manos.

-Te adoramos, eres todo un cielo hermoso y soleado.- Las señas de Amelia sacaban sonrisas más amplias del rostro de Juan.

Se despidieron de los chicos y Juan tomó de la mano a Aleck para cruzar la calle y subir al coche.

-¿Ahora si puedes decirme el "caso secreto" entre Juan y tú?- Señaló Christopher mirando a Amelia.

-Eso, querido amigo, es algo que tendrás que esperar hasta mañana para enterarte.- Amelia sacaba un cigarrillo de la caja guardada en su bolsillo y lo encendía. -No es un tema que me corresponda informar; y ustedes dos, mucho cuidado con lo que se ponen a hacer el resto del día, mañana necesitaran energías para la fiesta latina en PLUS.-

Tanto Christopher como Isaac se miraron a los ojos, el comentario les había dejado colorados, ni siquiera ellos habían llegado a pensar en hacer absolutamente nada que fuera sexual, al menos no ese fin de semana.

-Adiós Amelia, te llamo mañana para encontrarnos.- Isaac se inclinó para besar la mejilla de Amelia.

-Seguro galan.- Respondió ella al comentario y al gesto para despedirse con un sonoro beso.

-¿Quieres que te lleve a tu casa?- Preguntó Isaac a Christopher.

-No tengo problema, pero, ¿estás desocupado?-

-No tengo más nada que hacer, no te preocupes.-

Cruzaron la calle junto a Amelia para recoger sus cosas del auto; Isaac escoltaba a Christopher tomado de la mano, como siempre, Amelia lo notó y se limitó a sonreír y a verlos con ojos de corderito, le guiñó un ojo a cada uno de ellos y acompañó el gesto con un beso en la mejilla para despedirse, subió al coche y se puso en marcha.

Isaac repitió los pasos básicos para encender el motor y poner en marcha la motocicleta, Christopher subió y abrazó de nuevo la cintura de Isaac.

Masacre en el ClubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora