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LA MAGIA DEL AMOR

Alargó su mano derecha y retiró un poco de azúcar derramada sobre la barra, sacudió la mano en la papelera y fue entonces cuando al subir la mirada divisó la presencia de la Sra. Palmort, una clienta fija que desayunaba religiosamente todos los días en el Coffe Break Orlando, siempre lucía un hermoso vestido de colores fuertes y llamativos que le hacían lucir muy bien a su figura, con un sombrero bien posado sobre su blanca cabellera muy bien recogida entre risos definidos.

La Sra. Palmort miraba a Christopher como esperando una respuesta a algún comentario que había realizado, le miraba con los ojos azules como par de zafiros fijos en él.

-Perdone Sra. Palmort, ¿me decía usted?

-Sí, es que ya le he visto inmerso entre sus pensamientos, por eso le decía yo, que está usted hoy muy distraído, como disperso.-

-Disculpe usted, es que me he distraído pensando en tonterías, ya sabe.- Alegó Christopher sintiéndose muy apenado ante la situación.

-Vamos, vamos afuera a fumar y despejar la mente.-

Cada mañana después del desayuno, era tradición para la Sra. Palmort compartir un cigarrillo frente al local en compañía de Christopher y como era de esperarse, aquella mañana no sería la excepción.

-Voy a salir Ashley, ya regreso.- Le hizo saber Christopher a una de las chicas de la caja mientras hacía un gesto dirigido a la Sra. Palmort.

Una vez fuera de la tienda, la Sra. Palmort sacó un par de cigarrillos, le ofreció uno a Christopher quien lo tomó sin preocupación y encendió el de ella para ofrecer luego el mechero a su acompañante para que este encendiera el de él.

-Cuéntame, ¿qué te pasa?- Decía la Sra. Palmort mirando un extremo de la calle.

-No es nada.- Respondió Christopher con una sonrisa forzada.

-Vamos, que soy como tu abuela.-

-Es verdad... Es sólo que... A veces extraño... A mis amigos, mi familia, no resulta fácil vivir solo en esta ciudad.- Intentaba hacer caso omiso al nudo que se formaba en ese momento dentro de su garganta.

-Créeme que te entiendo, pero debes de alguna manera, dejar de pensar con esa manera tan nostálgica que tienes, en las personas que han formado parte de tu vida y de tu pasado, tienes que enfocarte y preocuparte por ser feliz hoy con las personas que te rodean, tendrás muchos motivos.-

Las palabras de la Sra. Palmort taladraron el cerebro de Christopher y se alojaron allí, haciéndolo pensar y recapacitar en que debía aceptar que tenía toda la razón, era momento de avanzar y dejar de lamentarse por lo que dejó en su anterior país, al menos todos estaban bien y eso debía bastar.

Le dio una fumada más a su cigarrillo y con los ojos vidriosos se acercó a la Sra. Palmort para abrazarla, la verdad es que si era como una abuela, no solo para él, sino para todos y cada uno de los empleados del Coffe Break, sin duda se había ganado el cielo a pulso. Un afectivo abrazo entre ellos para que después, sonará el teléfono móvil de Christopher.

>Buen Día Príncipe... ¿Cómo estás hoy? Amelia me ha dicho que te unirás a nosotros hoy en el almuerzo. ¿Quieres que te pase buscando por el Coffe Break?

El mensaje provenía de nada más y nada menos que de Isaac. Christopher despegó la mirada de su teléfono totalmente atónito y los dirigió a la Sra. Palmort, no podía creer que Isaac le escribiera para confirmar el almuerzo con Amelia, mucho menos podía llegar a creer que se ofreciera para pasar buscándolo hasta la puerta del Coffe Break.

Masacre en el ClubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora