Masacre en el Club

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LA NOCHE EN PLUS

Para cuando el concierto de jazz con el saxofón terminó, pisaban muy de cerca las 22 horas, era momento entonces de finalmente pedir la cuenta para pagar y salir del restaurante rumbo a PLUS y disfrutar de la tan esperada noche latina, una noche para celebrar los logros obtenidos el fin de semana.

Aleck hizo señas al mesero solicitando la cuenta, el joven advirtió la seña y se dirigió rápidamente a la caja del lugar para retirar la factura y llevársela directamente hasta la mesa, el personal en aquel lugar era notablemente eficiente, un segundo antes estaba parado supervisando el lugar, un segundo después venía con la cuenta en una pequeña charola.

Dejó con elegancia la factura sobre la mesa y se retiró, Aleck detalló la factura y rápidamente puso sobre ella su tarjeta dorada, el mesero regresó al notar desde algún lugar el gesto y recogió la factura con la tarjeta.

La cuenta estaba saldada, Juan tomó el último sorbo de champagne que había en su copa y se levantó de la silla, el resto de los chicos hicieron los mismo, cuando Aleck y Juan pasaron tomados de la mano se pudo escuchar aplausos entre algunas mesas y palmadas en los brazos cargadas de felicitaciones.

Quizás, para algunos, la propuesta de matrimonio entre dos hombres había sido mal vista, era evidente que las relaciones entre personas del mismo sexo no era aceptada por todo el mundo, todavía existían personas que no compartían agrado alguno por este tipo de inclinación sexual, pero pensar diferente no estaba penado por la ley.

Se acercaron al aparcadero para retirar sus vehículos, Amelia no había salido con su auto, así que decidió subir a la camioneta de Juan con Aleck; Christopher se quedaría con Isaac, tal cual como habían llegado y sin modificar los planes se pusieron en marcha rumbo a PLUS.

La noche lucía engalanada por una hermosa luna y un esplendido cielo estrellado, Christopher decidió bajar la ventanilla del vehículo para visualizar mejor el oscuro cielo y sentir el aire fresco de la noche sobre su rostro, Isaac lo miraba con sus fríos ojos azules completamente enamorado y sonreía por el simple hecho de poder sentirlo y tenerlo tan cerca.

En la camioneta de Juan, Aleck y Amelia conversaban y reían con grandes y amplias sonrisas, Juan se mantenía concentrado en el camino, pero sonreía al mirar con el rabillo del ojo a Aleck, que lucía una radiante y hermosa sonrisa, producto de toda la felicidad que llevaba por dentro.

Pasaron menos de veinte minutos al volante y finalmente llegaron al estacionamiento de PLUS, desde allí pudieron notar a algunas personas que comenzaban a entrar al local después de hacer lo que se asumió sería una amplia fila, parquearon los vehículos en la parte izquierda de la entrada principal y bajaron de ellos.

Amelia tomó una chaqueta de cuero que podría llegar a necesitar y Christopher e Isaac dejaron las suyas en la camioneta, ambos comprobaron el estado de sus peinados y se encaminaron con el resto de los chicos hasta la fila para entrar al local.

-Esta promete ser una noche bailable.- Indicaba Amelia mientras frotaba sus manos.

-La lujuria es un pecado.- Indicó Isaac

-La envidia también.- Respondió ella atacada por la risa.

Avanzaron un tramo bastante considerable de la fila, estaban a un par de personas, quizás un poco más, para pasar finalmente al local; la música que se colaba desde el interior de PLUS tenía muy buena pinta, hacía que las personas en la fila comenzaran a menear cintura y hombros.

Amelia parecía completamente relajada, ella simplemente se dejó seducir por la melodía y comenzó a contonear su cintura, Aleck e Isaac conversaban en voz baja, mientras que Juan le enseñaba señas nuevas a Christopher quien siempre se mostraba interesado por aprender y comprender el lenguaje de señas, Juan sonreía cuando Christopher no atinaba las señas o las gesticulaba con cara de confusión.