EL REENCUENTRO
Inexplicablemente las habitaciones, tanto la de Isaac como la de Christopher, se encontraban completamente vacías, Aleck sólo podía pensar lo peor y suponer que ambos habían empeorado producto de sus heridas y ahora mismo, quizás, podrían estar debatiéndose entre la vida y la muerte en alguna sala de operaciones, Dios quiera y no fuera así.
-No podemos hacer nada más.- Adjudicó Nelly. -Creo que es mejor que regreses a la habitación de Juan y yo me iré a la de Amelia, mañana temprano podremos consultar en la recepción que ha sucedido con ellos.-
-Tienes razón, no podemos hacer más.- Indicó Aleck y salieron de la habitación cerrando la puerta. -Te acompaño hasta la habitación de Amelia.-
Avanzaron con calma hasta el piso donde se encontraba la habitación de Amelia, aún divagaban entre las diferentes opciones que le ofrecían sus pensamientos, había muchas dudas que ahora los invadían, aunque Nelly no parecía tan preocupada como él.
Una vez frente a la habitación de Amelia, Aleck se despidió de Nelly quien le prometió que se verían en la mañana para saber el paradero de los chicos; Aleck asintió y se despidió de ella con un beso en la mejilla. Se dio media vuelta para avanzar por el pasillo y regresar a la habitación de Juan.
-¡ALECK!- Dijo Nelly en un grito ahogado. -Amelia tampoco está en su cama-
Nelly lucía completamente alarmada, era ahora cuando se mostraba realmente preocupada, Aleck pensó que finalmente había entendido como se sentía él en ese momento, preocupado por sus amigos y ahora por Amelia.
-Juan.- Exclamó Aleck en un susurro.
El joven ni siquiera se detuvo a mirar la reacción de Nelly, corrió sin detenerse hasta el piso donde estaba la habitación de Juan, subió las escaleras a toda prisa, avanzó sin detenerse hasta la puerta de la habitación y la abrió de un tirón, esperanzado con la idea de conseguir a Juan recostado sobre su cama, tal cual y como lo había dejado.
La escena dentro del cuarto hizo que Aleck dejara escapar un pequeño grito ahogado por la impresión; al rededor de la cama de Juan, estaban sus tres amigos, giraron la cabeza en cuanto sintieron abrirse la puerta y al verlo le sonrieron ampliamente.
Christopher se encontraba cómodamente sentado sobre una silla de ruedas, Isaac estaba recostado sobre la cama, Amelia se mantenía sentada en una silla muy cercana a Juan y éste último recostado sobre su cama con los ojos bien abiertos, todos miraban a Aleck con una amplia sonrisa.
-Estoy soñando- Susurró Aleck.
-No, no estás soñando, estamos todos aquí, vivitos y coleando.- Apuntó Amelia.
-Como coladores.- Bromeó Isaac.
-Pero vivos y completos.- Señaló Christopher.
Juan gesticuló un corazón con las manos y sonrió a su enamorado, quien no salía de su asombro, tenía los ojos empapados en lágrimas y reflejaban una absoluta felicidad; y satisfacción incomparable, al fin podía dar por confirmado que la pesadilla había terminado.
-¡JA-MAS! En la vida... Me vuelvan... A hacer pasar por todo esto que me hicieron vivir.- Expuso Aleck con la voz entrecortada. -Ya me la pagaran.- Dijo señalando a cada uno de los chicos con el dedo.
Amelia soltó una risa coqueta y se levantó muy despacio de su asiento para abrazar a Aleck, le besó la mejilla y lo fundió entre sus brazos; el joven no podía creer que finalmente tenía a su mejor amiga sana y salva entre sus brazos; después de abrazarla se dirigió hasta Christopher, besó su mejilla y acarició su rostro, saludó también a Isaac con un beso y finalmente besó en los labios a su amado.
Nelly apareció en la habitación unos minutos después, sorprendida, al igual que Aleck, reprendió a Amelia por su imprudencia al abandonar su habitación y perturbar la tranquilidad de Juan; Amelia con una amplia sonrisa, explicó que para cuando ella despertó, ya tenía a Isaac y a Christopher rodeando su cama.
Isaac les contó el resto; había despertado en medio de su oscura y solitaria habitación y como era de comprender, se dirigió hasta la recepción para consultar lo sucedido y se percató entonces de la lista con los nombres de los heridos sobre la cartelera informativa, aprovechó que en la recepción no había nadie y se dirigió a la habitación de Christopher.
Lo encontró despierto, sollozando por lo bajo, pensó que podía ser de dolor, pero en realidad Christopher estaba afligido ya que los daba a todos por muertos, incluyendo a Juan; Isaac se acercó a él, y claro, lo sorprendió muchísimo, pero logró calmarlo un poco cuando le indicó que todos estaban bien.
Le detalló que en la recepción del hospital, había en una cartelera con una amplia lista con los nombres de sus amigos, él había visto el registro de Amelia y Juan con el piso y el número de sus respectivas habitaciones.
Christopher, en medio del sobresalto, no podía creer que fuera verdad, así que le pidió, no, mejor dicho, le exigió a Isaac que lo llevara hasta donde estaban Amelia y Juan, así pues, no tuvo ninguna otra opción, consiguió una silla de ruedas y con sumo cuidado subió en ella a su apreciado amor para llevarlo hasta la habitación de Amelia.
Lo cierto era que Isaac también se moría de ganas por ver a sus amigos y asegurarse de que ambos estuvieran bien; hasta los momentos, haber visto a Christopher con vida le había devuelto la esperanza que había dejado perdida en el club cuando fue abaleado.
Juntos se encaminaron hasta donde debería de estar Amelia y con mucho cuidado ingresaron a la habitación, inmediatamente Christopher rompió en llanto, esta vez de alegría al ver a su amiga recostada sobre su cama aparentemente dormida, ya que al instante, Amelia despertó y sonrió ampliamente a sus dos camaradas.
Isaac y Christopher la saludaron afectivamente y ella entre lágrimas les preguntó por Aleck y Juan; Isaac le dijo que Juan estaba en el hospital, así que Amelia propuso ir a verlo, si ellos ya habían llegado hasta ahí podían llegar también hasta Juan, todos asintieron y le brindaron ayuda a Amelia para levantarla de su cama.
Un trío de batas blancas salieron de la habitación completamente decididos a conseguirse con Juan y Aleck, pasaron por la cartelera e Isaac mostró a los chicos el piso y el numero de la habitación a dónde se deberían dirigir; se pusieron en marcha y avanzaron con sumo cuidado sin olvidar sus recientes heridas.
Finalmente entraron a la habitación de Juan y pudieron notar que éste ya estaba despierto e incluso parecía estar esperándolos, ya que apenas irrumpieron al lugar, él les sonrió enormemente; igual que todos allí, estaba feliz de saber que estaban todos a salvo después de todo lo que tuvieron que enfrentar.
Un par de minutos después apareció Aleck y luego Nelly, así que esa era toda la historia dentro del hospital; Isaac sonrió al terminar la historia y acarició el rostro de Juan con un gesto gracioso plasmado en su rostro.
No había opción alguna, al escuchar aquella historia, Aleck no podía comenzar a liar a sus compañeros y regañarlos por haber experimentado lo que él mismo había estado padeciendo mientras estuvo tan preocupado por todos; la angustia lo habría llegado a impulsar a hacer cosas que él prefirió ni siquiera imaginar, porque incluso llegó a pensar en matar a toda la familia de Bastten para vengar a sus amigos y al amor de su vida.
Sólo un acompañante se permitía dentro de las habitaciones del Hospital San Crouch fuera del horario de visitas, pero ahora en aquella habitación, estaban seis personas, que completamente felices y tranquilos, daban gracias a Dios por haberles regalado otra oportunidad de vida para poder comenzar de nuevo y agradecer cada minuto vivido.
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Masacre en el Club
RandomUna pequeña historia inspirada en la masacre de la discoteca Pulse de Orlando, un tiroteo ocurrido el 12 de junio de 2016 donde al menos 50 personas perdieron la vida y mas de 40 resultaron gravemente heridos; una noche fatidica que algunos recordar...