Alex.
Apenas sonó la alarma desperté de muy mala gana para ir a clases. No soportaba la idea de ir a perder el tiempo, no entendía porqué debía ir teniendo tanto dinero disponible, pero la verdadera razón: era lunes. Las dos primeras horas de clase eran de matemáticas, amaba a las matemáticas, pero no a la profesora.
Una mujer de lentes gigantes y regordeta que parecía odiar su vida y por ese hecho hacer miserable la de los demás.Ese día me vestí de forma muy perezosa y desayune de igual manera, demorando lo suficiente para que me impidieran la entrada a la escuela, mi madre me apuraba y yo quería rogarle que no me enviara a la escuela, pero eso sería casi imposible ella no permitiría que me quedara de vago en casa y mucho menos estando la escuela a solo seis cuadras, mi madre era muy exigente y la respetaba demasiado para oponerme a su buen juicio y más cuando como de costumbre Robert me dejaba en el parque que quedaba justo al lado para comer un helado los lunes, mi madre lo había hecho como terapia motivacional, pero no había funcionado, seguía sin querer ir.
Mi madre me miraba con cariño desde la cocina, yo era su único hijo y disfrutaba verme refunfuñar y sobre todo, hacerme enojar. Había sido hijo único, mi madre estaba imposibilitada para darme un hermano ya que le había sido difícil embarazarse de mí y cuando había quedado embarazada de nuevo a los tres años de tenerme habían existido complicaciones que la habían dejado sin sus trompas. Bueno no recuerdo mucho su explicación, pero era algo parecido.
—Cariño termina rápido o llegarás tarde a clases, yo te llevaré si quieres.— dijo con malicia sabiendo que me negaría rotundamente.
—Ni lo pienses señora Hanna, no me harás pasar vergüenza. Te amo, pero soy un hombre suficientemente grande para...—Sonrió cuando le contesté de esa forma. Sabía que me faltaba demasiado para ser "grande".
—¿Suficientemente grande con 13 años? Te la pasas en esos benditos video juegos. A veces creo que enloquecerás.— me interrumpió.
—La edad no hace la madurez. Desisto a tu ofrecimiento, además Robert me lleva como si fuera a escapar, Por favor... La escuela está a una cuantas calles ¿Quién se perdería?—pregunté irónico junto con un bufido.
—La pregunta es ¿Quién te podría hacer daño? Alex, eres mi único hijo. El amor de mi vida, no soportaría que nada malo te pasara. ¿Recuerdas a tu padre Felipe...? ¿Sabes quién es no?— dijo mi madre utilizando sarcasmo. puse los ojos en blanco—bueno, ese señor tiene una empresa muy reconocida que además deja mucho dinero y aparte varios restaurantes, así que por favor debes comprender que no quiero que te lastimen, yo me moriría sin ti.—finalizó mi madre haciendo un preocupado puchero y pellizcar mis mejillas.
—¡Mamá!—Detestaba que me tratara con un niño pequeño. Suspiré dándome por vencido y a sentí dándole la razón, lavé mis manos una vez terminé de desayunar, agarré el bolso y me despedí dando un beso a mamá. Corrí hacia donde Robert, el chofer. La cual llevaba años trabajando con la familia y era como un amigo para mi padre.
—Robert mi madre te llama, dice que te necesita.—dije muy convincente para que me creyera.—creo que quiere que le compres unas cosas al supermercado una vez me dejes en la escuela—mentí.
Robert me observó extrañado, miró su reloj y por último suspiró.
—Espere un momento en el auto.—dijo pasando a mi lado con el semblante serio de siempre.
—Si señor.—le respondí tratando de parecer obediente.
No me moví sino hasta cuando Robert dobló en la esquina de la casa. Emprendí una huida épica. Sentí como la adrenalina recorría mi cuerpo. La brisa mañanera chocaba en mi rostro y movía mi abundante cabello hacia atrás con violencia. Me detuve justo en el parque y allí me senté en una banca a esperar que se hiciera tarde, lo necesario para poder faltar las dos primeras horas.
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EL DESPERTAR DEL FENIX
Roman d'amourSophia, una niña de bajos recursos que sufre violencia intrafamiliar es obligada a trabajar día tras día por su explotadora tia. Una prostituta con cero sentimientos y amor hacia la pequeña niña. Alejandro, un niño que la vida le ha dado de todo. Un...