Half A Heart #Zayn Malik

Capitulo Veintiocho - Jet Lag

Jueves. Maldito jueves. Solo dos días para mi cumpleaños, pero a quien engaño. No importa ni un carajo. Mi papa no quiere hablarme, y mucho menos me le importa de su hija. Mache y su madre, son las peores personas que pueden haber en este mundo. Durante estos cuatro últimos días, me han estado haciendo la vida imposible, y pues me han dado muchos golpes en la espalda y en la cara. Y ¿Qué puedo decir sobre, Eva, Scott, Drew, y Camila? Perdi la comunicación por ser una gran insocial. Además de ser una perra con ellos, cuando solo querían preguntarme si estaba bien.  Y pues, Perrie es la única persona con la que he hablado estas últimas semanas, y la cual no me ha tratado como mierda, como hacen su hermana  y madre. Y aun, sigo con la duda de porque ella me ayuda tanto y no se une sus majestades. En parte me molesta, porque me tiene todo el día pensando sobre por qué lo hace, y en parte, no. Ella es la única persona, con la cual he hablado sobre muchas cosas, y creo que está llegando a ser una amiga. Bueno, mejor dejo de decir cochonadas y me limito a esperar que ella venga del colegio.

Cuando acabo mi segundo cigarrillo, vuelvo con el tercero y lo prendo. Lo sé, es malo, pero como ahora mismo estoy como la mierda, poco me da si me muero o no. Al menos mi papa no se ha dado cuenta de que ahora, tomo, bebo y me drogo casi todos los días. Pues, claro está, que a él solamente le interesa su esposa y a Mache. Perrie pues, Perrie es como un cero a la izquierda en esta casa. Pero imagínense a mí, solamente soy mierda. O más bien, la mierda negra de la familia, por no decir la oveja negra.

Y desde el dia que me violaron, no dejo de pensar en ese hijo de puta, y como quiero que pague por lo que me ha hecho. Aunque se, que no podre con el o con alguno de sus gorilas. Pero si tiene que pagar por toda la mierda que me hizo aquel día, y si es posible por las otras personas que ha humillado, violado y matado. Quisiera ser yo, quien lo pueda matar, pero eso no me daría libertad en nada. Mas bien, me iría a la cárcel y creo que él estaría muerto, y descansando en paz. Aunque seria en el infierno, donde él se iría.

Cuando termino mi tercer cigarrillo, me levanto de mi cama con cuidado y camino hacia el baño. Abro la puerta, y me quedo mirando en el espejo. Ojos completamente negros, cara pálida, labios pálidos, nariz roja, pelo suelto y desordenado, camisa extremadamente grande, solo con bragas, cuerpo pálido y flaco. Enojada de mi cuerpo, estampo mi puño contra el vidrio, haciendo que se quebrara y los vidrios se entierren en mis nudillos.

—Mierda—mascullo y me sujeto la mano con mi otra mano. Carajo, si que duele. Abro el grifo del lavadero, y meto mi mano en el agua. Reprimo las ganas de llorar, y cierro el grifo. Camino hacia mi habitación, y con mis dedos empiezo a sacar los trozos de vidrio de mi mano. Mierda. Por lo menos no son tan grandes y no son muchos. Cuando termino, busco debajo de la cama el botiquín de emergencia que Perrie había dejado, y saco  gazas, diclofenac,  algodón y tape.

En menos de un minuto mi mano se encuentra en vuelta con una gaza y una venda de color beige. Espero que Perrie, no se asuste por lo que acaba de pasar. Eso espero.

 A las cuatro y media de la tarde, Perrie llega del instituto, y juntas empezamos a hacer la tarea que nos habían dejado. Buen, en realidad no tengo mucha libertad. En 34 minutos habíamos terminado nuestra tarea. Y unos chillidos en la sala, hacen que nos pongamos alertas de que estaba pasando.

— ¡Fueron ellas! ¡Ellas fueron las que arruinaron mi auto, mama! —grito Mache desde la escalera.

Perrie y yo nos miramos aterradas de lo que posiblemente pueda pasar, y juntas hacemos como si estamos volviendo a copiar una respuesta en nuestro cuaderno.

—Pase, lo que pase, niégalo todo—dije entre dientes. Perrie asiente asustada y se vuelve a su libro. La puerta de mi habitación se abre de un brusco movimiento y refleja a Lorena, Mache, y mi papa. Santa mierda.