Ela
Me encontraba de lo más atareada en la clínica de la universidad, estaba en mi tercer año de medicina y hacia algunas practicas ahí, curando heridas, suturando, viendo partes del cuerpo dislocadas o simplemente dando analgésicos a los chicos que llegaban con alguna jaqueca por la presión excesiva del estudio, si bien era cierto, no se escucha como la serie "Grey's Anatomy " disfrutaba y amaba con el alma hacer eso y sabía que en algún punto de mi carrera, viviría cosas en verdad emocionantes.
Atendía a una chica que sufrió un desmayo y cuando ya se encontraba estable, Robin, el viejo enfermero, llego hasta donde estaba, avisándome que había llegado un chico que por lo visto, había sufrido un desgarre en su brazo y que debía atenderlo.
Y así lo hice, me dirigí hasta el chico y... ¿ya han experimentado la traición de su propia lengua? ¿que es tanta la impresión que algo puede causarte que, simplemente actúas de manera irracional, y cuando te das cuenta ¡baaam! has metido la pata?
Pues eso me había pasado a mí, ver a aquel chico ahí, sentado en la camilla con solo un bañador y su cuerpo casi desnudo, me obligo a abrir mi boca y expresar lo que literalmente pensé en ese momento, eso solo podía ser una creación divina, su cuerpo bien formado, su piel clara, tan clara que podría jurar que jamas el sol la había tocado, su cabello castaño y húmedo, un tanto largo y desarreglado lo hacia ver como un modelo de revista.
Al escucharme, logre ver como su mandíbula se se tenso, sus manos se cerraron en puño y ladeo la cabeza hasta mi dirección, más sin embargo, sus ojos no daban conmigo, cosa que se me hizo un poco extraño. Y fue al acercarme más, donde me tope con unos bellos ojos azules, casi grises diría, pero eran en verdad hermosos.
<Tranquila, Ela, se profesional> me decía una y otra vez revisando el brazo de Mateo, me volví más loca al escuchar de su boca " tienes un lindo nombre, se escucha dulce " ¿saben cuantas veces alguien me había dicho eso? correcto ¡nunca!.
Verlo sonrojarse y esconder su rostro me lleno de ternura, pero él no dejaba de estar tenso y pronto logre entender el porque, al acercarme más, pude notar que sus ojos se movían buscando un punto fijo y al estar frente a él, pude notar que aquel chico apuesto, era ciego.
--¿Es acá donde te duele? -- toque su ancho y bien formado hombro. Simplemente su contacto me quemaba, a pesar que se encontraba húmedo. Él se quejo un poco y asintió de manera tímida, pues desde que había dicho que mi nombre le parecía lindo y dulce, no hacia más que asentir --¿Que fue lo que te paso? ¿como te lastimaste?
--Bueno... --vi como tragaba saliva y sus dedos se mantenían inquietos, jugando entre sí --Estaba nadando y luego sentí dolor, fue como si se desgarraba mi brazo junto con mi hombro --podría jurar que su voz se escuchaba triste
--¿Nadas seguido? -- él asintió con su cabeza escondida, haciéndome entender con ese gesto que no quería mostrarme sus ojos
--Estoy en el equipo de natación de la universidad...
--¿¡Bromeas!? ¿eres parte de los tiburones? -- me sorprendí, en verdad que lo hice pues ya había escuchado la historia del " magnifico chico ciego, que formaba parte de los tiburones "
¿Y como no saber de él? si en pocas palabras ese chico guapo que tenia frente a mí, era toda una leyenda en los pasillos de la universidad, algo así como una proeza estudiantil.
--Si... ¿por qué te sorprende? ¿piensas que no soy capaz? --alzo una ceja y su ceño se frunció, negué frenéticamente pero luego me di cuenta que él no podía verme
--No me sorprende por la razón que tu piensas... me sorprende tener cerca a la gran proeza de esta universidad -- sonreí al ver su rostro confundido, mientras sus ojos trataban de encontrarme fallando en el intento, pero pude verlos más de cerca y eran en verdad hermosos
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Tu Amor En Mi Oscuridad
RomanceMateo Harris un chico de 22 años, apasionado por la natación pues desde muy pequeño sus padres decidieron que eso seria una magnifica terapia para el joven, el cual nació con una enfermedad que poco a poco lo iba dejando sin vista, hasta que a sus 5...