Capitulo 15

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Mateo

Mi vida sin duda alguna había dado un giro total, pase de ser un chico solitario que había dejado de creer en el amor a uno que estaba totalmente enamorado y completamente feliz. Rogaba al cielo que la vida no me arrebatara a la única persona que se había colado de forma tan veloz en mi corazón, y esperaba ser el mejor, el más fuerte, el más divertido, más romántico, más capaz de todo, solo por ella, por mi gran amor... mi Ela.

Habían pasado tres días desde que regresamos de la cabaña, estaba en la cochera de mi hogar era de noche y hacia un poco de ejercicio, mi padre siempre venia a acompañarme, la única diferencia era que él no se ejercitaba, siempre arrastraba una de las sillas del jardín, tomaba asiento cerca de mí y lo escuchaba pasar las hojas del periódico mientras charlábamos, pero sin duda alguna era nuestro momento, donde solo estábamos él y yo y podíamos conversar de todo un poco, sin hermanas lunáticas ni madres sobre protectoras.

-¿Como te fue en el viaje a la cabaña?- preguntó mi padre.

Sonreí un poco recordando lo hermoso que había sido el viaje, por lo que asentí mientras seguía en la banda corredora sintiendo como el sudor bajaba por mi frente y mi dorso estaba totalmente bañado.

-Bien, papá, ya les he dicho a mi madre y a ti que me fue bien- escuche como mi padre dejaba el periódico a un lado mientras la silla en la que él se encontraba rechinó un poco indicándome que se estaba acomodando.

-¿Solo bien? -mencionó con voz incrédula. Fruncí mi ceño sin dejar de correr -Tu madre no esta acá, Mateo, puedes hablar con confianza... -pase mi mano tanteando la máquina para bajar la velocidad y negué con lentitud.

-No entiendo a que te refieres, papá, me fue bien y ya, nos divertimos, comimos, nos bañamos en el lago y ya....

-¿Tú y Ela...?- sonreí un poco, eso era todo, el muy curioso quería saber que había pasado con Ela y conmigo.

-No hice nada malo con ella papá, seria incapaz....

-¡No me refiero a eso, Mateo! -algo cayó de golpe en mi rostro, lo quite de mi cara y era una toalla que él me había lanzado así que comencé a limpiar mi sudor y pare de correr -Últimamente los he visto muy unidos, esa chica me agrada mucho y sumado a eso que es muy hermosa hijo, te felicito -sonreí solo un poco y volví a limpiar mi rostro intentando ocultar mi sonrisa.

-Oye, papá... -rasque un poco mi cuello mientras bajaba con cuidado de la banda corredora, pase mi mano por un estante pues sabía que cerca de ahí había una silla y tome asiento.

-¿Qué? -preguntó un tanto desesperado al ver que guarde silencio.

-Tú... tú...

-¿Yo, qué? -podía imaginarlo con el ceño fruncido en espera de mis palabras, pues era todo un impaciente

-Cálmate, papá, déjame terminar -suspire un poco y recosté mi espalda al respaldar de la silla mientras ponía la toalla en mi hombro -¿Tú como le pediste a mi madre que fuese tu novia?

Sentí mi rostro arder, jamás me había llenado de nervios al preguntarle algo a mi padre... pero se trababa de Ela, la chica que había robado mi corazón.

Mi padre tardo unos segundos en responder, comence a desesperarme, quizá yo era igual que él de impaciente. Me erguí un poco y estaba a punto de hablarle cuando él dejo escapar una pequeña risa que me hizo fruncir el ceño.

-Tuve esta misma conversación con tu abuelo, recuerdo que estaba muerto de nervios al preguntarle como había conquistado a tu abuela, pero respira hijo, eso es algo normal -sonreí un poco y destense mi cuerpo mientras volvía a recostar mi espalda en la silla -Tu madre no fue mi única novia, tuve muchas... todas las chicas de la escuela estaban locamente enamoradas de mí y... ¿como no? si a tu edad yo era todo un galán... es una lastima que tú te parezcas a tu madre- rodé los ojos, mi padre era todo un payaso profesional, siempre decía que las chicas morían por él, cuando la única que le había hecho caso fue mi madre.

Tu Amor En Mi OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora