Ela
Todo iba bien, ya faltaba poco por recorrer, y parecía que la suerte estaba de nuestro lado, pero eso, solo era una equivocación.
Menta comenzó a hacer movimientos extraños, algo así como si estuviese convulsionando, perdió fuerza y empezamos a quedarnos en medio de la carretera, mi cerebro se activo de inmediato y decidí hacerme a la orilla para estacionarlo y revisar que era lo que le pasaba a mi auto, a duras penas llegamos y Menta se apago haciendo un ultimo movimiento brusco.
--¿Que fue eso? --Mateo frunció el ceño, se acomodo un poco en el asiento irguiendo su espalda mientras yo intentaba encender a Menta de nuevo
--No lo se... ¡esto no enciende!-- comencé a girar la llave para encenderlo mientras apretaba una y otra vez el acelerador, pero apenas intentaba hacer el esfuerzo de encender y luego volvía a morir --¡Esto no esta yendo bien! --golpee con fuerza el timón, Mateo se sobresalto y deslizo su mano por mi pierna para pronto, hacer un camino y llegar hasta mi hombro
--Tranquila, todo estará bien ¿si?-- no le conteste, solo pude bufar con frustración --Ela, todo estará bien ¿si?-- volvió a decir
--No lo creo... --susurre, pero él logro escucharme pues frunció un poco sus labios.
Mateo comenzó a acariciar la punta de mi cabello, quizá intentaba calmarme con eso, luego bajo su mano, me tomo del brazo para toparme a él y agarrarme abrazada, recosté mi cabeza en su hombro y deje escapar un suspiro
--Todo en la vida tiene un lado bueno... --menciono, fruncí un poco mi ceño y luego sonreí un tanto divertida, era como si estuviese en su momento de filosofar
--¿Ah, si?
--Si... --me levente un poco de su hombro y me encontré con su vista al frente --Cada desgracia que encuentres en el camino, llevara en ella la semilla de la buena suerte del mañana, esas fueron las palabras de Og Mandino-- fruncí mi ceño y mordí mi labio inferior para no estallar en risa
--Pero que profundo... --Mateo asintió con una dulce sonrisa sin dejar de ver al frente --Pero... ¿que puede ser el lado bueno de esto?-- su mano me sujeto con mayor presión haciendo que me pegara a su pecho, dejo un beso en la sima de mi cabeza mientras yo tenia una de mis manos en su pierna
--El lado bueno de esto, es que... tu y yo estamos acá, varados en medio de la calle, pero juntos-- se dibujo una sonrisa en mis labios y no lo pensé dos veces para abrazarlo con mayor fuerza, Mateo se echo a reír y volvió a besar la sima de mi cabeza --También que esto puede ser una divertida anécdota para el futuro ¿no lo crees?
Sonreí con amplitud, pues cuando él mencionaba el futuro, me era inevitable no imaginarnos juntos, casados y con un par de criaturas formadas por nuestro amor. Sonreí al imaginar esa escena, nuestros pequeños sentados en la alfombra y Mateo contándoles como un día, sus padres quedaron varados en medio de la nada, en su primer viaje solos.
--Lo creo, cariño... --subí un poco mi rostro y le robe un pequeño beso --Pero ahora debemos pensar que hacer, si nos quedamos acá, moriremos congelados y... no habrá futuro --hable pegada a él y rosando nuestro labios, Mateo negó con una divertida sonrisa en sus labios mientras sus ojos estaban cerrados
--Eres un caso Ela... yo intento animar esta situación y tu... tu hablas de muerte-- dijo con una notorio tono divertido, le plante un beso fugaz en los labios y me separe de él
--Ya vengo -- le anuncie, abrí la puerta, pero antes de salir su voz me detuvo
--¿A donde vas? --volví a verlo y tenia su ceño fruncido, lleve mi mano hasta su pierna y le deje un leve apretón
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Tu Amor En Mi Oscuridad
RomanceMateo Harris un chico de 22 años, apasionado por la natación pues desde muy pequeño sus padres decidieron que eso seria una magnifica terapia para el joven, el cual nació con una enfermedad que poco a poco lo iba dejando sin vista, hasta que a sus 5...