Los pensamientos de Aleida: Capitulo 6

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La ayude a subir la bolsa, dentro del maletero del coche y pesaba como una piedra, (exagero un poquito a veces).Ella es mas bajita que yo, iba encorvada hacia adelante y lleva un vestido floreal, con una chaqueta de punto de color salmón, lleva gafas de culo botella de color blancas, (era como un look a lo retro).Olía a Cataleya (una flor que solo crece en Colombia, lo sé, porque mi padre me regalo una).

-Gracias jovencita…-Tardaba en hablar-… no sé como recompensártelo.

-No se preocupes doña…-Asentí- …con un “gracias” me vasta y más si es con “jovencita

La viejita se rió, con la dentadura perfecta.

-Me llamo Teresa Collins pequeña, pero puedes llamarme Tere, porque me caes bien…-Y sin nada más que decir se fue en su coche. Tenía un buen humor.

Entre en el supermercado y cogí una cestita. Empecé a buscar las cosas que me mando mi madre a comprar, en algunas ocasiones, tenía que ir a preguntar a alguien, donde están algunas cosas. Al llegar a la caja, lo deje todo y una chica fue pasando la compra.

-En total son 29.30$, por favor.- Me comenta la chica comiendo chicle…

Empecé a buscar la cartera que me dio mi madre, la saque y le di un billete de 50$.

Me devolvió 20.07$.

-Gracias por su compra...- Y seguía con ese chicle, masticando con la boca abierta… Repugnante…

Estaba un poco agotada y me pare a descansar, en un banco de la plaza más cercano. Estaba viendo las palomas, (eran un poco molestas ya que llevaba comida en una bolsa) y empecé a pensar:

“Si cada uno es dueño de su destino, ¿por qué no me dejan manejarlo…? Es injusto…”

Mire para abajo y me vi reflejada en un charco de agua, por la lluvia…Es un charco poco corriente, porque en él, puedes imaginar cualquier cosa o imagen que se te pasé por la cabeza. Mi primera impresión es de que todos estos años, me tiene que gustar un chico (que pasa de mi), y le gusto a mi mejor amigo… (Que lo quiero, como un hermano más).

-¡Vaya!...Hola jovencita.-Esa voz me sonaba…

-¡¡Sra. Collins!! .-Me había asustado.- ¡Me ha asustado!

Se acerco al banco y se sentó al lado mío. Con una bolsita, empezó a tirar pan a las palomas.

-Te eh dicho, que me llames Tere, pequeña…-Dice indignada- No quiero escuchar que soy vieja…

-Lo...lo siento…no quería…- Me sentí avergonzada y mire hacia el piso.

-No importa…Se que no querías hacerlo adrede, además los jóvenes de hoy en día, siempre llaman a los adultos, viejos y tu eres una de las primeras chicas jóvenes que me llaman por mi nombre, con Doña…Asique no me molesta tanto.- Parece muy simpática, se parece a mi abuela... Se me cayó una lágrima por la mejilla, al pensar, que tan pocas personas en el mundo sean tan buenas…

-¿Qué te pasa muchacha? -Me lo pregunto cogiéndome una mano y abrigarla con la otra encima.

-Es que…es que…-No me salían las palabras.-…me ah recordado a mi abuela…en paz descanse…

-Pequeña…- Me abrazo con fuerza.-…Las personas tenemos etapas en la vida y una de ellas es irse, tu abuela seguro que era una mujer encantadora y afortunada de tenerte…Mi único hijo murió siendo un bombero, combatiendo con sus compañeros contra el fuego, pero no todo se acabo, el me dio un regalo que nadie podrá comparar…mi nieto. Te miro a ti y me recuerdas a él, a mi hijo, un chico muy educado, salvando vidas…como me salvaste a mí de un dolor de espalda.

Me reí secándome las lágrimas y la mire, sus ojos de color miel, eran preciosos. “De joven seguro que era muy hermosa”

-Por eso, no debes pensar en ello…vive cada día como si fuera el último.

-Gracias, Tere...- Me levante con la bolsa de papel entre mis brazos.

-De nada, pequeña…

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