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Cuando Simon llegó a la vida del fabuloso Magnus Bane y el tímido/gruñón de Alexander Lightwood, fue un suceso de suma tristeza.

El día había empezado con total naturalidad. Asuntos importantes por aquí, asuntos no tan importantes por allá. Una llamada de Luke avisó a los cazadores que tenían qué acudir a cierto lugar por, aparentemente, un acontecimiento anormal en un barrio mundano. En el cual asistieron el trío maravilla del instituto de New York, una sobrada pelirroja, y, para sorpresa de los anteriores nombrados, el Gran Brujo de Brooklyn. Quien también fue llamado por el alfa.

Cuando llegaron a la dirección predestinada se encontraron con algunas patrullas de la estación de policía, y ahí mismo estaba Luke, también pudieron ver una pequeña ambulancia en donde los paramédicos estaban atendiendo a un chico. Cuando los cinco se encontraron con Luke bajo su glamour, pidieron explicaciones.

–¿Qué fue tan importante cómo para llamarnos?– preguntó Isabelle.

–Nos llegó una llamada de una niña asustada pidiendo ayuda porqué en la casa vecina se escuchaban muchos gritos.– respondió el hombre lobo.

–¿Y eso nos involucra, por...?– incitó Jace interrogativo.

–El testimonio de él.– dijo señalando al joven que era atendido por los paramédicos. – Es lo que los involucra a ustedes.

–¿Y qué tengo que ver yo en esto?– interrogó ésta vez Magnus.

–También, su testimonio.– dijo con simpleza ganándose un bufido del brujo, quien iba a replicar pero fue interrumpido por su novio.

–Ya qué, estamos aquí. Vamos a hablar con el niño.– le dijo al asiático.– Ustedes queden se aquí.– le dijo ésta vez a su equipo y a la pelirroja.

Alec y Magnus caminaron a la par hasta llegar a la pequeña ambulancia, y, cuando un paramédico dejó solo al joven, deshicieron el glamour y se mostraron ante el tembloroso adolescente.

–Hey.– llamó suavemente Magnus.

El chico dio un respingo en su lugar y levantó la vista para mirar a los recién llegados.

–Soy Magnus, y él, es Alec. –dijo señalando al nombrado, quien asintió con la cabeza en modo de saludo.– ¿Cuál es tu nombre, amiguito?.

El chico frunció levemente el ceño por tal mote. « Soy Simon. » soltó quedo.

–Bueno, Simon. Nosotros queremos hacerte unas preguntas, ¿Podemos?– preguntó de nuevo Magnus.

–¿Son policías? Porque ya les dije lo que pasó. – respondió el joven.

Ambos hombres se miraron, y fue Alec quien habló ésta vez .–No somos policías. Somos, eh, de servicios sociales. Y necesitamos agarrar tu testimonio de lo que pasó ésta noche.

Simon tembló en su puesto al escuchar "servicios sociales" pues, sabía a dónde iba a parar después de ésa noche. –Bueno, mi mamá llegó del trabajo a eso de las seis. Yo estaba en mi habitación; haciendo mi tarea. Mamá subió a saludarme y a decirme que haría la cena. Después de un rato bajé a cenar, y, como siempre hablábamos de cómo nos fue en el día. –sonrió algo triste.– Ya cuando me preparaba para dormir, escuchamos la puerta ser tocada. Mamá abrió; era mi hermana mayor.– guardó silencio por unos segundos.– Se supone que ella debía de estar en un hospital psiquiátrico, ya que ella padece de esquizofrenia. Entró a la casa empujando a mamá y empezó a gritarle. Mamá trató de calmarla pero fue inútil, ella ya estaba lanzando cosas e insultando a mamá muchas veces. Mamá se acercó al teléfono para llamar a la policía, pero mi hermana sacó un cuchillo de no sé dónde, y se lo clavó en la mano. –el chico empezó a llorar.– Dijo muchas cosas que no entendí, y lo que si pude llegar a entender fue algo como; "Engañaste a papá y engendraste al hijo del demonio". –su cuerpo se sacudió un poco por los sollozos que hacía.

Magnus miró a Alec, y éste también le miró. Ambos se miraron con la preocupación pintada en sus irises. –¿Pasó algo después? – se animó a preguntar Alec.

–Ella... ¡Ella desenterró el cuchillo de la mano de mamá y empezó a clavárselo en el pecho!– gritó aterrado.– ¡Una y otra, y otra vez! –lloró aún más.– Tiró a mamá al piso y caminó hacia mí. Me llamó abominación y demonio. –se sacudió otro poco por el hipo.– Estaba espantado, no sé cómo lo hice pero extendí mi mano y ella salió expulsada al otro lado de la sala, inconsciente. Luego la policía entró y me encontró al pie de las escaleras llorando. –terminó de relatar mientras sollozaba y Magnus se sentaba a su lado para abrazarle. Simon sólo se dejó hacer.

Duraron en silencio por unos momentos hasta que Isabelle, Jace, Clary y Luke se acercaron.

–¿Y bien?– preguntó Jace al contemplar la escena.

Luke se relamió los labios y dijo –Por lo dicho por el chico, Magnus. Quiero que compruebes si es un brujo.

–Claro que lo haré. – gruñó el nombrado, que seguía consolando al pobre niño.

–Será mejor que avisemos a la clave. – propuso Clary viendo con cierto disgusto a Simon y a Magnus, disgusto que no pasó desapercibido por el cazador de ojos azules.

–Avisar a la clave mis angelicales huevos, pingüino. – soltó molesto Alec, sólo para contradecirla que por otra cosa.

Todos los presentes miraron extrañados a Alec, hasta Simon, que no entendía qué pasaba.

–¿Disculpa?– dijo ofendida la enana.

–Yo me encargo de esto.– se limitó a decir el de ojos azules.

–¿Y cómo harás eso sin avisarle a la clave?– preguntó enojada Clary.

–Eso a ti no te importa. Yo soy el director del instituto, y si digo que me hago cargo de esto, es porque lo haré. Así que circula, sólo estás estorbandome– escupió molesto.

Clary arrugó su entrecejo y se marchó, seguida de Jace quien miró de mala manera a su parabatai antes de irse.

–No debiste hablarle así. – se limitó a decir Izzy.

–No la soporto.– respondió con simpleza.

Luke, ya algo incómodo con la escena, preguntó:  «¿Qué harás entonces, Alec?».

Alec hizo una mueca y miró a Simon, luego a Magnus, y después miró otra vez a Simon.

–Magnus...

–¿Uhm?– respondió el mencionado.

–¿Nos lo podemos quedar? – preguntó mirando a Magnus fijamente.

–¿Ah?– parpadeó perplejo el brujo.

–Sí, ya sabes. Sí Simon es un brujo no podemos simplemente dejarle, necesitaría un maestro que le ayude con sus poderes de brujo y eso. – sonrió.

Magnus se lo pensó –Tienes razón. Podemos hacerlo– se encogió de hombros volviendo su mirada hacia Simon, quien le miraba sin entender.

–Bien. Luke. –llamó al hombre lobo que esperaba una solución. – Devuelve a la chica al manicomio de donde salió. Me presentaré como primo lejano de Simon y me haré su tutor. Eso es todo.

–¿Sí sabes que mientras haces el papeleo, él tendrá que quedarse por unos días con servicios sociales?– dijo algo obvio el mayor.

–Un momento. ¿Ustedes no son de servicios sociales?– preguntó Simon ya más calmado, aún en los brazos de Magnus.

–No.– respondió el brujo.

–¿Qué son entonces?

–Ella y yo; Cazadores de sombras. Magnus es un brujo, y Luke un hombre lobo.– dijo Alec.

–Y tu, dulzura. Puede que seas un brujo.– le siguió Izzy.

–No inventes.– dijo sin aliento el chico.

Los dos cazadores y el brujo le sonrieron ampliamente a Simon. Mientras Luke se iba a despejar el área.

Por más triste que fue la situación, púes, Simon perdió a su madre. Pudo ganarse a un tutor bastante sobre protector, y a un hermano en quien confiar.

Dirty Thoughts.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora