–Quisiera ser sudor para bajar por ésa espalda. – masculló Simon por lo bajo, con la mirada fija en la figura sudorosamente sexy de Jace.
Raphael y Alec viraron los ojos con hastío.
El día estaba inquietantemente tranquilo, para Alec. Nadie tenía nada que hacer, aparentemente. Tenía pinta de domingo, aunque ciertamente lo era.
Jace e Izzy estaban peleando entre ellos, entrenando. En uno de los patios internos del instituto. Alec estaba sentado entre Simon y Raphael en una banca a varios metros del rubio y la azabache, bajo la sombra.
Simon buceándose a Jace, Raphael admirando la fuerza y destreza de Izzy, y Alec, bueno él estaba esperando que alguno se rindiera para por fin poder entrenar pelea de cuerpo a cuerpo con alguno.
Vida triste.
Ya para Raphael era normal escuchar de Simon tales comentarios, tan fuera de lugar. Pero no dejaba de incomodarle a veces.
–He notado que bajo el sol le brilla más el cabello. – dijo pensativo el menor.
–A todos. – dijo el vampiro.
–Pero a ti no, ¿Por qué?
–¿Me ves parado en el sol? Exacto, no. Porque estoy en la sombra.
Simon hizo una mueca, a veces Raphael era tan..., Raphael.
Oyeron a la distancia como Izzy resoplaba con cansancio y daba por terminada la sesión de entrenamiento entre Jace y ella. Se aproximó hasta la banca de los rezagados y Alec saltó de un brinco y fue hacia Jace.
Empezaron a pelear. Con una sincronía dolorosa, ninguno llegaba a golpearse. Casi bailaban. Tan fluido y majestuoso.
Ambos se sonreían en son de picardía, diversión, superioridad e intimidad.
Era tan intenso el momento entre ellos, que Simon se removió incómodo en su asiento y se recordó que ellos eran parabatais y que la intimidad entre ellos era así de deslumbrante.
Se sintió un idiota, porque de repente tuvo celos de la cercanía en la que Alec y Jace se encontraban. Cómo chocaban sus cuerpos. Cada roce, cada mirada, cada sonrisa superficial.
Se encontró mareándose ante la vista, y como si un mantra se tratase repetía en su mente:
"Son parabatai"
"Son parabatai"
"Son parabatai"
"Son parabatai"
Una y otra vez, sin parar ni separar su vista de ellos.
Terminaron con Alec haciendo que Jace comiera polvo. Y el ojiazul alzó sus brazos al aire en pose victoriosa que trajo risas a los demás presentes.
Botó el aire que sospechosamente retenía, seguía con la incomodidad.
Cada uno se fue por su lado después de varios chistes al respecto que no llegó a escuchar, tan absorto en Alec de repente.
Siguió a su protector hasta la habitación de él en aquel instituto.
–Alec. – le llamó una vez estuvo seguro que estaban solos.
–Dime. – le respondió mientras secaba el sudor de su cara con una toalla.
–¿Te gusta Jace?– soltó de sopetón, helando momentáneamente al cazador.
Segundos después Alec se largó en carcajadas, potentes y llenas de gracias.
–¿De qué demonios hablas?– logró preguntar.
–No sé, a decir verdad. Es solo-..., allá afuera ustedes estaban tan sumidos entre ambos, y tan unidos. Todo el ambiente se volvió tan íntimo que, no sé. Me pregunto si ustedes se gustan.
Se veía tan vulnerable, tan miserablemente vulnerable y pequeño que Alec se sintió extremadamente grande y bruto.
Negó. –No, no. Es lo más absurdo que me han dicho este mes. Así que detén ésa película de terror de tu mente, me da escalofríos. Jace y yo estamos unidos por un vínculo más allá de lo íntimo. Somos uno. Compartimos nuestras almas. Soy una parte de él, y él es una parte de mí. Un sólo ser.– explicó, pero pareció crecer la inseguridad de Simon, y Alec estuvo tan tentado de exponer los sentimientos de Jace.
Pero no lo hizo. Había acordado consigo mismo que no lo haría.
–Es un completo tabú, y está prohibido sentir un amor nada fraternal hacia tu parabatai. – dijo. – Jace me ama como familia, como hermano. Igual yo a él. Y ahí muere. No te hagas ideas locas en la cabeza. Aparte, yo amo a Magnus con todo mi corazón. Para mí no hay nadie más que Magnus. Así qué para.
Simon se sintió tan estúpido que lloró, y Alec le consoló.
No estaba mal tener momentos donde dudas de todo, siempre y cuando tengas a una persona a tu lado para mantenerte las cosas claras, tal y como son.
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Dirty Thoughts.
FanficSimon Lewis es un joven brujo inexperto de quince años, quien cayó bajo el ala protectora de el Gran Brujo de Booklyn, Magnus Bane. El pequeño Simon tiene una secreta-no-tan-secreta fijación por el cazador de sombras, Jace Herondale. Quien a su vez...