25.

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–¿Que tan activa es su vida sexual?– preguntó, imprudente y directo como siempre, desconcertando a la pareja.

–Simon, no es por nada, pero no es de tu incumbencia. – respondió incómodo Raphael.

–No le diré a nadie. – dijo como no queriendo la cosa.

–Eso sería el colmo. – se quejó, divirtiéndose ante las excusas del menor.

La risa de la cazadora llamó su atención, ésta se acomodó más en el regazo del vampiro y le besó la mejilla.

–Sólo tiene curiosidad.– defendió.

Simon sonrió ante la complicidad de Izzy. –¡Sí! Es sólo curiosidad. Verás, –empezó. Se inclinó un poco para el frente, teniendo mejor vista de la pareja.– Estoy haciendo un experimento social, en dónde comparo la actividad de varias..., parejas. – titubeó. – Así qué, quise empezar con ustedes.

El vampiro alzó un ceja, sin creerle nada. –¿Qué clase de tarea mandan en tu escuela?

Simon ladeó la cabeza, indeciso. –No es una tarea de la escuela.

–Peor aún. No te diré nada.– repuso.

–¡Oh, vamos!. No seas tan cerrado.– lloriqueó.

Izzy interrumpió el argumento que Raphael estaba por decir. –¿Qué otras parejas compararás con nosotros?. – preguntó, curiosa.

–A Magnus y Alec, con..., Jace y Clarissa.– nombrando a los últimos hizo una mueca.

La curiosidad picó a Raphael, tanto, que se inclinó hacia al frente, tambaleando un poco a Izzy. –¿Por qué?.

Un quejido salió de la garganta del brujo. –Bueno, como todos sabrán, Jace y Clarissa se distanciaron. Y bueno, aún no han terminado su relación. Quiero comparar la atmósfera que hay entre ellos, con la atmósfera de otras parejas. En éste caso, ustedes y, Alec y Magnus. 

El vampiro asintió ante lo dicho por el brujo, estudiando el trasfondo del experimento. –Bien, lo que no entiendo, es el por qué preguntas directamente por nuestra vida sexual, si lo que vas a comparar en sí, es la vida de pareja que llevan.– cuestionó.

Simon se removió nervioso, y rascándose la nuca, dijo: –Bueno, eso. Es que ya sé cuán activa sexualmente es la relación de Alec y Magnus, así que quería saber cómo sería la suya. Ya sabes, dos pájaros de un tiro.– rió con inocencia.

Isabelle rió entretenida. –Está bien, si tanto insistes..., te contaré. 

El vampiro la miró desconcertado, y preparado para reclamar abrió la boca, que fue atacada por los labios de la cazadora, para callarlo. Una vez separados, Izzy se aclaró la garganta.

–Bien. Simon, tal vez no sabes, pero antes de conocer a Raphael, yo era un alma libre. – insinuó con picardía para que el brujito entendiera. – Por motivos personales con mi mamá, me enserié y dejé eso atrás, quería demostrarle a mi madre que podía ser una mujer sensata. Aunque duró poco, luego conocí a Raphael. Al principio no nos importaba la existencia del otro, pero me vi en una situación bastante alarmante, y él me ayudó. En esos tiempos en los que estaba perdida, Raphael y yo nos fuimos conociendo, luego nos gustamos e iniciamos una relación de la cual nadie sabía. –le dirigió una mirada llena de afecto al vampiro, quien le sonrió en respuesta.– A Raphael no le importaba el sexo, a mí sí, púes viví dependiendo de él bastante tiempo, y me era raro tener una pareja y no intimar. Al tiempo, me cansé de satisfacerme a mí misma en las noches, realmente necesitaba a Raphael. –sus mejillas se sonrojaron al confesar algo tan secreto.– Acudí a Magnus en busca de consejo, y, bueno... –rió avergonzada.– Me dio cierto polvo que rocié en la bebida de Raphael una noche, cosa que lo estimuló, y tuvimos nuestra primera vez.– concluyó.

Raphael, atónito a lo que escuchó, encaró a la cazadora, que inmediatamente se alejó un poco de él. –¿Estás diciendo que me drogaste con un afrodisíaco para tener sexo conmigo?.– preguntó, muy indignado.

–Sí.– confesó. – ¡Pero no me vas a negar que no lo disfrutaste!– exclamó.

Raphael guardó silencio, un tanto avergonzado. –Aún así, ¡No deja de ser indignante!. Ya sabía yo que fue raro, ¡No era propio de mí!

–¡Da igual!. Gracias a eso, descubriste que amas intimar conmigo.– dijo, sin una pisca de vergüenza. – Además, he tenido sexo con seelies, otros cazadores de sombra, e incluso hombres lobo-...– enumeró.

–¿Eso en qué ayuda?– preguntó sin entender, interrumpiéndola.

–¡Dejame terminar!. El punto es, que pese a mis muchos encuentros pasionales en el pasado, ninguno se comparó a nuestra primera vez juntos. Fue tan increíble e intenso, que luego me di cuenta que, lo que habíamos hecho no fue sólo sexo. Nosotros hicimos el amor. − terminó con una sonricita bobalicona.

Tal declaración dejó perplejo al vampiro, e inmediatamente se le bajó la indignación, y su pecho se hinchó en ternura. Rápidamente abrazó a Izzy, y ésta le devolvió el abrazo.

Por otro lado, Simon se sintió repentinamente incómodo. Si bien quería andar de chismoso, no quería que la pareja discutiera de la nada. Aunque por lo visto, se arreglaron muy fácilmente.

–Desde entonces,– retomó el habla Izzy, después de un rato.– Raphael y yo, intimamos cuatro veces por semana.– sonrió, al ver cómo el vampiro se avergonzó.

–¿Sí sabes, que de todo esto lo que entendí es que eres una ninfómana?. – preguntó finalmente Simon.

Isabelle rió en respuesta.

Raphael supo que no sería la última vez que hablarían de cosas privadas e incómodas. Como cada que hablaban con Simon.


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