La catastrófica pelea entre Jace y Clary tenía de un muy buen humor al pequeño Simon, pero a Alec estaba en el limbo de la alegría y la irritación. ¿Por qué? Bueno, después de ello Jace prácticamente invadió el loft de Magnus, quedándose en una habitación de invitados, y desde entonces ha estado viviendo con los tres. ¿Lindo, no? Simon muy embelesado con Jace todo el tiempo, Alec estaba que se daba golpes en la cabeza contra la pared, porque ahora ya nada existe aparte de Jace a los ojitos cafés de Simon.
Magnus no entendía nada, así que se limitó a consolar a Alec que era ignorado por el brujito.
Eso, hace dos semanas exactas.
Alec estaba en parte feliz por Simon que estaba todo el tiempo con su platónico, pero también estaba más irritado que nunca porque Simon pasaba todo el tiempo con su platónico −muy contradictorio el cazador−. El cazador de ojos azules estaba estresado, y, como pasapalo, el trabajo en el instituto lo consumía, por ende, su vida sexual actualmente es nula.
–¿Te pasa algo, Alec?– le preguntó Jace una tarde en el loft. Estaban sólos, pues Magnus salió a hacer un trabajo y se llevó consigo a Simon para que empezara a aprender del oficio.
–No. – gruñó.
–No me mientas, Alec. Desde hace algunos meses noto nuestro vínculo algo, por no decir muy, tenso. Sabes que puedes decirme lo que sea. – se sinceró.
El de ojos azules chasqueó con la lengua en claro signo de irritación.
–¿Tu mal humor tiene que ver con tu pelea con el vampiro?– preguntó el rubio, queriendo saber el porqué del geniecito que Alec se cargaba desde hace semana y media.
Porque, oh, sí. Cuando Magnus, Simon y Alec volvieron de su cena el otro día, se encontraron a Jace con una pequeña maleta pidiendo asilo, Alec exigió saber el porqué y Jace se limitó a decir que tuvo una discusión con Clary. Decir que le acogieron está demás. Pero, cuando Alec ya estaba frustrado por la presencia del rubio en el loft, se coló en la habitación donde dormía su parabatai una noche y le sacó todo lo sucedido con Clary, y, cuando Alec supo que Raphael le había comentado al rubio sobre la amenaza de Clary contra Simon, Alec explotó, y salió disparado rumbo al Dumort –en pijamas –, otro escándalo más a las tantas de la madrugada.
Cuando Alec arribó en el hotel se fue directo contra el vampiro, estaba indignadísimo. Raphael se ganó la golpiza del año. Magnus llegó ajetreado –también en pijamas– y separó al cazador del vampiro. Alec alegó que Raphael no debió decirle aquello a Jace, que fue un imprudente y bla bla blah. Raphael se disculpó con toda la pena del mundo, Alec se soltó del agarre del brujo y respiró ya más calmado, luego, se disculpó también con el vampiro por los golpes. Un rato se estuvieron disculpando torpemente, pero, arreglaron la situación. Cuando Alec y Magnus llegaron fueron recibidos por Jace y Simon, Alec ignoró a Jace y le dijo a Simon que volviera a dormir con toda la dulzura que pudo encontrar después de todo su arrebato de furia. Y, sí. Alec frustrado es muuuy temperamental, pero ya quedó eso en el pasado.
–No tiene nada que ver con Raphael. – respondió después de un tiempo.
–¿Entonces?
–Mira, no es que no me alegre de que por fin te dieras cuenta de lo repugnante que es Clarissa. – empezó, y Jace le miró mal. – Pero estás siendo un cobarde. ¿Por qué? Simple. Estás huyendo de ella. Si vas a terminar tu relación con ella, hazlo. Si vas a perdonarla y se reconciliaran, hazlo. Pero deja de huir de la situación, porque empeoras todo a medida que dejas pasar el tiempo, y desestabilizas la paz del entorno. – soltó sin más, liberándose en el proceso.
Alec se fue de ahí dejando a un reflexivo Jace.
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Dirty Thoughts.
FanficSimon Lewis es un joven brujo inexperto de quince años, quien cayó bajo el ala protectora de el Gran Brujo de Booklyn, Magnus Bane. El pequeño Simon tiene una secreta-no-tan-secreta fijación por el cazador de sombras, Jace Herondale. Quien a su vez...