besos de madrugada

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- Anais, ¿cuántos años cumples?

- 16, ¿Por qué Javi?- le pasé

- Pensé que eras más grande- la Cata se puso y le pegué un wate.

- ¿Qué onda? Te voy a acusar a tu mamá.

- Cállate tonta lesa- todos nos reímos.

Miré la hora. 23:47.

Estabamos sentados frente a la tele, esperando a que fueran las 12, y que oficialmente cumpliese 16 años. Habían sacos de dormir en el piso del living, almohadas y cosas para comer. En la tele estábamos viendo una película en Netflix, para nada interesante porque estábamos hablando de puras hueás sin sentido.

- Hermano recién vas a cumplir 16.

- Seguro tu eri muy grande po.

- Yo cumplí 16 en enero, soy como cinco meses más grande que tu- la Cata me mostró la lengua y yo le paré el dedo del medio.

La fea culiá no había dejado de molestarme desde que llegó a la casa. Se había instalado desde las tres de la tarde y de ahí no la había sacado nadie. Ahora estábamos las dos, además de la Javi (la polola de mi hermano, por si no se acuerdan), mi hermano y el Renato. ¡Si! El Rena se había ido a quedar porque según el quería ser el primero en decirme feliz cumpleaños este año. ¿Hay mino más perfecto? No creo hueón.

- ¿Cómo van las clases Renato?

- Todo bien, subí caleta las notas este semestre.

- Te sirve por hueón- mi hermano le tendió un vaso con bebida al Renato- a mi me valía pico el colegio en básica, pero cuando estaba en media tenía re buenas notas.

- No si igual tengo buenas notas- apoyé la cabeza en su hombro. Los dos teníamos la espalda apoyada en el sillón (estábamos sentados en el suelo, obvio)- pero las subí mas, onda tengo como promedio seis cinco ahora.

- Buenísima por hermano, así vai bien.

- si po.

Mi mamá  apareció con una bata y una bandeja con dos cafés. Nos sonrío y dejó la bandeja en una mesa que tenía cerca.

- ¿A qué hora se van a acostar ustedes?

- Vamos a esperar a que sean las doce para saludar a la Anais- el Mati bostezo.

- Ya bueno, después los dos grandes se van a acostar y dejan a los chiquillos ver películas- mi mamá  se acercó a mi y me dio un beso en la frente. Hizo lo mismo con la Cata, la Javi, el Renato y el Mati- los quiero, chaito.

- Que es tierna tú mamá Anais- el Renato me abrazó por los hombros y yo me reí junto al Mati y la Cata.

- Esque no la haz visto enojada.

- Ni estresada.

- O peor, cuando alguna hueá no sale como ella dice- los tres nos reímos aunque el Renato y la Javi nos miraran raro.

- Voy al baño y vuelvo, aún quedan siete minutos- la Cata se paró y se fue corriendo al baño. Pobre mina, no podía controlar el esfínter.

- Oigan cabros digan la legal- miré al Mati- ¿cuánto llevan pololeando?

- No estamos pololeando hueón- me reí. Paré cuando el Renato no se río.

- Aún no- quice gritar de emoción. ¿No es lindo ver que el mino que te gusta parece interesado en verdad en ti?

- ¿Pero están andado?- ahora fue la Javiera la que preguntó.

- Algo así- lo dijimos al mismo tiempo y nos pusimos a reír.

Más hueona y no nazco; Chilensis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora