yo la infiel

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- Anais, contesta te están llamando

- Ya voy, espérame un poquito.

Me seque lo que más pude y abrí la puerta de la pieza. Mi mamá me tendió el teléfono y yo volví a cerrar la puerta. Era el Renato. Contesté altiro.

- Hola linda- sonreí.

Ya habían pasado dos semanas desde el cumple de la Vale, por lo que sólo nos quedaba una semanita en Colombia. En Chile los demás ya habían entrado, y me gustara o no el Renato pasaba más tiempo con la maraca de su ex.

Lo echaba demasiado de menos, igual que a la Pame, a la Cata y a todos mis amigos, pero por sobre todo a mi viejo, que nos mensajeaba todo los días preguntándonos como estábamos.

- ¿Qué tal todo por allá?- me senté en la cama. Él estaba en el colegio, y supuse estaban en recreo porque eran las 10:15.

- Todo bien, aunque cuarto se hace cada vez más difícil- hizo una mueca- necesito a mi super maestra aquí conmigo.

- Meeh, ¿para eso me quieres en Chile? Que feo Renato.

- Te quiero para varias cosas aquí en Chile- escuché algunas risas y me puse roja.

- Tonto.

- ¿Y tú?¿Cómo estai por allá?

- Todo bien, aunque me estoy aburriendo un poquito de tanto calor- me reí- te echo de menos, a ti y a todos.

- Yo igual te echo caleta de menos- se comodo en la silla- ¿cuando vuelves?

- A ver espera- miré el calendario. Estábamos a tres- se supone que a Chile llegamos el diez.

- Ah ya ya, dale- justo apareció alguien detrás, un hueón- déjate se molestar ahueonao.

- Cállate conchetumare.

- Chaa, ¿y con esa boca come tan?¿Quién fue?

- El Hans- se paró y empezó a caminar a la puerta mientras yo casi me ahogo cuando escuché ese nombre culiao- el hueón está demasiado insoportable, cabro culiáo antes me caía bien, ahora no.

- Eran mejores amigos casi.

- Si pero ya pico con él, es muy sacowea.

- ¿Sabías que te compre muchos regalitos?- le cambié el tema mejor.

- ¿y por qué?

- Porque vi muchas cosas muy lindas que de seguro te van a quedar bacán.

- No tenías que.

- No, pero quería comprarte cosas- me reí, pero mi risa paró cuando vi una silueta super conocida acercándose al Renato.

- ¿Vamos a terminar el trabajo en parejas en mi casa o en la tuya?

- Espera un poco, Matilde- el Renato se alejó y yo me paré- ahora si, ¿Qué estábamos hablando?

- Que te compré varias cosas- le sonreí sin ganas- oye tengo que cortar, me estaba bañando y ahora tengo que cambiarme.

- No me molesta que te cambies- se río pero yo no.

- En serio tengo que cambiame- apreté la pantalla- te hablo a la noche, o cuando pueda. Chao.

No dejé que el hablara cuando corté la video llamada. ¡MARACA CULIÁ!  ¿Cuando iba a dejar de huearme? Les juro que la mina me tenía chata, pero así brigido hueón. 

Me paré de la cama con rabia y me puse la ropa con rabia. Me peine con rabia, me maquillé con rabia y salí de mi pieza con rabia.

- Chuuucha, ¿y esa carita?- miré a la Vale que estaba comiendo.

Más hueona y no nazco; Chilensis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora