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Cuando Jun cumple los doce años deja atrás ese amor por los marineros y su habitación cambia, le dice adiós a los antiguos juguetes y los posters se van a la basura, su ropa también se renueva y su personalidad está en un complejo proceso, es parte de estar madurando, pronto, cuando tenga trece años entrara a la adolescencia y ya no tiene que comportarse como un niño, y adelanta el proceso porque quiere ser el primero entre sus amigos que lo haga. Ya no le puede seguir llevando dulces a Minghao, ha comprendido que eso solo lo hace un niño caprichoso y él quiere que Minghao sea un buen niño, que se comporte para así por fin poderlo presentar a sus padres, también comprende que decirle todo el tiempo que le gusta solo hará que su ego crezca.

A pesar de los años sigue llegando despues de clases a la pequeña casa de Minghao, sigue ayudándolo con sus tareas y jugando con él, pero ha dejado de darle la mano, ya no le pide besos o le dedica palabras bonitas, porque eso entre dos chicos es demasiado extraño, asi que ha dejado eso atrás.

-No es muy difícil- Repite cuando termina de explicarle un problema matemático. Aunque Jun le explique una y mil veces Minghao jamás parece entender, su atención siempre se desvía y termina con pidiéndole a Jun que vayan con los demás. -Ya no puedo hacerlo todo yo, tienes que poner de tu parte.

-Pongo de mi parte, pero la mía es la más aburrida, para ti es fácil porque ya pasaste por esto.- Se queja Minghao dejándose caer al suelo, empuja sus cosas con los pies hacia a Jun y él suspira. -¿Por qué tengo que hacerlo? En clases no entiendo nada, repruebo los exámenes. Lo único que hago bien es... esto, y esto lo haces tú.

El rostro de Minghao mostraba completo asco, quizás por la situación o porque siempre lo hacía cuando quería que Jun le diera ánimos, pero Jun se quedó callado. A pesar de querer ayudar siempre a Minghao Jun se cansaba, se estresaba de la poca iniciativa del menor y de como quería escapar cada segundo, era algo que ya no aguantaba como antes, tal vez porque ya dejaba de ser un niño y su paciencia se iba agotando, o porque quería llegar más temprano a casa y hacer sus propios deberes. De cualquier modo Jun siempre cedía a lo que Minghao quisiera.

-Eres un niño caprichoso.- Se queja Jun tomando las cosas y poniéndose a ello, no nota cuando Minghao comienza a sonreír, pero aun si lo hiciera no le molestaría, porque él ama verlo feliz. -¿Qué harás cuando yo no este?

-Buscarte.

-¿y si no me encuentras?

Minghao no responde de inmediato, se levanta y se arrodilla frente a Jun tomándolo por sorpresa.

-Jun, eres un tonto. Siempre puedo encontrarte.

Y eso es verdad, siempre que Minghao lo quiera lo va a encontrar, no importa cuánto madure Jun o si no lo hace.


Especial del Fin del mundo.

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Life Love [JunHao]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora