18.- Doctor Nash

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Al abrir los ojos nuevamente, sólo vi gente que no conocía. Descubrí a Luis caminando hacia mí con una bata blanca, todos a su paso le decían Doctor Nash y lo saludaban respetuosamente. Cuando lo miré comencé a gritar.

-Aléjate de mí me vas a matar!! Aléjate de mí

Llegaron los paramédicos y me sujetaron de las muñecas, solo sentí un piquete en el brazo y todo se nublo para mí, escuchaba voces, pero muy lejos.

-Cuál es el informe de hoy?

Ha estado muy tranquila, se despertó y sólo miró por la ventana gran parte del día, de hecho, es la primera vez que la sentimos gritar o hablar en seis días que lleva acá.

- ¿Qué le inyectaron?

-Valiumal dos por ciento, no la dormirá, pero si la mantendrá sedada, tranquila.

-Me quedaré con ella, veremos si logro que hable.

-Bien, doctor, pero no se acerque mucho, es peligrosa, según los informes policiales mató a más de seis personas.

-Tranquilo, hombre, sé cuidarme.

Escuché el cerrar de la puerta a un costado. Estaba en mi cama, todo se veía barroso; traté de alzar mis manos y todo era tan lento, las acerqué a mi cara y pareciera que nunca llegarían a mi rostro. Sabía que las estaba moviendo, pero eran tan pesadas.

-Hola, preciosa... Te ves un poco demacrada, pero linda. - Traté de enfocar la visión y sus rasgos eran tan familiares, su voz... Si en mi memoria resonaba esa voz.

-Ven dame la mano, te voy a sentar y vamos a conversar, tengo muchas cosas que contarte, te has perdido la fiesta. Me costó mantenerte dormida, pero me gustan los desafíos.

- ¿Luis?... Tú estás muerto.

-Nooo, mira, estoy vivo, tócame.

Tomó mi mano y la dejó pegada a su mejilla, moviendo su boca para besármela. Mi respiración se agitó un poco; aunque me sentía tan tranquila, aletargada, hasta pensé que esto era un sueño.

-Ya ves, Laura, estoy vivo y nuevamente junto a ti.

-Estás en mi mente, te vi muerto en el sótano.

- ¿Me viste muerto? ¿Estás segura? ¿Viste mi cara?

Traté de recordar, la cabeza me dolía mucho y solo vi en imágenes ese cuerpo cubierto

- ¿Pero el disparo?

Si, hubo disparo, mi brazo supo de eso. Te solté y estaba ahí parado el tonto policía que rastreó tu llamada de auxilio. Llegó como tu salvador y luego lo mataste de un tiro en la cabeza, ya ves linda, otro más a tu lista.

-No es verdad, tú me tenías tomada y tratabas de quemarme en el caldero, yo no le dispare.

-Claro que sí le disparaste: al momento de que llegó a nuestro lado, nos apuntó con el arma y yo te solté; tú te abrazaste de él mientras me seguía apuntando.

-No es verdad, ¡¡¡mientes!!!

-Luego yo me arrodillé con las manos en alto. El policía me ordenó que las pusiera tras mi nuca y lo hice.

El estómago se me revolvió en ese momento y comencé a hacer arcadas.

-Tranquila, respira, veo que tu mente se está aclarando otra vez... Así es, vuelve, mi pequeña. Luis me sostuvo el pelo esperando a ver mi evolución. Yo permanecía sentada, apretando mi estómago y retorcida sobre mis piernas.

-Bueno, siguiendo con mi relato, te contaré que cuando el policía guardó su arma en la parte de atrás de su pantalón para sacar las esposas, sin vacilar y con toda precisión se la arrebataste, le diste la oportunidad de que él se diera vuelta y le apuntaste directo en medio de los ojos, tu mano no tembló, tu respiración se calmó y con una sonrisa triunfante, tiraste del gatillo.

Mi mente era una máquina reproductora, cambiaba imágenes como un proyector, todas cortadas sin secuencia, no lograba armar ese rompecabezas.

-Luego te acercaste a mí y me besaste, aproveche tu cercanía para golpearte con tal fuerza que te desmayaste, ése fue mi momento de huir. Tú tenías el arma. Tus huellas estaban en la pistola, los refuerzos y médicos venían en camino, sólo tuve que hacerte el seguimiento hasta este lugar, donde me preocupé para que permanecieras drogada día y noche.

-Tú eres el asesino, tu pagaras por los crímenes que cometiste.

-Yo no fui linda, todo lo hiciste tú

- ¿Y las grabaciones, el picahielos, las evidencias?

-Está el picahielos con tus huellas, la sangre de las víctimas en tu cuerpo, las grabaciones no están, las desaparecí".

-Hallaré la forma de hundirte.

-No grites o tendrán que amarrarte.

Me tire encima de él, solo logre arañarle el rostro, mis gritos eran desesperados.

- ¡guardias, ayuda!!

De inmediato vinieron los paramédicos y me redujeron en el piso. Uno me inyectó en el cuello y perdí toda fuerza, toda movilidad. Me colocaron en la cama y amarraron mis muñecas con correas a las barandas. Mis ojos se comenzaron a cerrar mientras las lágrimas seguían corriendo por mi cara.

-Doctor, le dijimos que era peligrosa, miré cómo le ha dejado el rostro.

-No se preocupe, uno se acostumbra a lidiar con estas situaciones, cuando se calme, le dan un baño, que coma y la sueltan. Quiero sacarla de ese trance y con violencia no lo vamos a conseguir, a menos ya avancé y reaccionó a mi voz, a los estímulos externos.

criminal MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora