Lleve la mano a mi boca para acallar un sollozo, el paso su mano por mi mejilla con sus nudillos, para sacar las lágrimas. Luego rozo mi pelo muy suave, se acercó a mí, oliendo mis cabellos. Yo temblaba de miedo, de horror.
- Tengo tantas ganas de cogerte ahora, hacerlo como nunca antes te cogieron. Por ahora, he sido decente contigo, por lo que has visto, pero me gusta la perversión, azotar, lastimar, la sangre Siii, la sangre, el dolor, someter, eso es lo que soy Laura, este es el verdadero Luis, tu tierno y romántico movió.
Me tomó del brazo y trate de resistirme, pero su fuerza era por supuesto superior a la mía. Con la mano libre lo abofeteé con tal rabia y fuerza que su cara giro levemente hacia un costado y un hilo de sangre corrió por su labio.
- Mmmmhh, que rico, así me gusta, Laura, una fiera defendiéndose, esto si me calienta, ahora lo haremos a mi manera.
Me tomo del pelo y me llevó hasta el dormitorio. En mi caminar caí al suelo, él siguió tirándome del cabello, arrastrándome en dirección de la habitación. Yo gritaba, pero eso a él no le importaba. Me miraba y solo sonreía. Llegando al dormitorio me empujo a la cama. Sin quitarme la vista de encima, abrió la maleta y saco unas esposas, dos juegos, me puso, cada par a una mano para cerrarlas en el fierro del respalda de la cama, lo que me dejo sujeta y boca abajo. Yo solo llevaba una camisola delgada color beige, corta, no tenía ropa interior, solo sentí que de poco a poco fue subiendo mi camisón y rosaba mis muslos, mis caderas, mi espalda, se sentó encima de mí y besaba mi cuello por la parte de atrás, frotando su nariz contra mi nuca, oliendo mis cabellos.
- Ohhh, Laura, mi exquisita Laura Podría no matarte si te quedas callada, podríamos seguir con este juego, ¿no te parece excitante?, matar y follar, es una mezcla perfecta.
Yo casi no podía mover ni un músculo, estaba tensa, asqueada, sentía su boca besarme, rozarme y sentía cada vez más repugnancia.
- Jamás conseguirás que te siga en esto, ¡¡me das asco, asco, asco!
Él se paró de inmediato, camino por la habitación. Se notaba su enojo, yo no veía nada, solo enterraba mi cabeza a la almohada. Me saco de la incógnita un golpe en mis nalgas, un correazo que hizo estremecer mis carnes; me comenzó a dar de correazos, mis gritos fueron desesperados, pero a medida que seguía mis fuerzas de gritar se fueron desvaneciendo, incluso el dolor ya se estaba atenuando y punzante. Mientras me azotaba me hacía reproches, me hablaba como a una prostituta. Luego ceso su castigo y tiro el cinturón contra un espejo, con la hebilla provoco que el vidrio se trisara.
- ¿Por qué me haces hacer esto, maldita mujer?... No quería dejarte marcada así, pero me has obligado, tus carnes tan blancas, ahora teñidas de rojo Maldita sea, eres tan perfecta, tan hermosa Hasta marcada por mi sigues siendo bella única y mía.
Él se acercó mi paso su lengua por mi sangre, seguido por mis espaldas, besándola y acariciándola, sentía su desesperación, su nerviosismo al tocarme, hasta su adoración por mí. Luego se recostó encima de mí, posándose en mi entrepierna y comenzó a penetrándome desde atrás, primero lento, pero a medida que sus jadeos hacían más rápidos, también sus movientes lo hicieron. Luego ya me tomo desde la cintura, haciendo elevar mi trasero y puso unos cojines bajo mi vientre para facilitar la entrada, mientras él estaba hincado detrás de mí. Yo solo lloraba, no podía sentir más que asco, dolor, decepción. El arremetía dentro de mí de manera bestial, no le bastaba usar mi vagina, también me penetraba por el ano, hasta que hubo acabado.
- Laura mi Laura, que bien se siente tu vientre, tu culo, tan cálido, apretado Hiciste que me viniera de inmediato. Pero me gusta más cuando tú te mueves, tus quejidos de placer Eso me encanta, mi pequeña Laura De solo recordar me he puesto duro otra vez.
Camino al baño y me dejo esposada a la cama. Al rato volvió y me cubrió con una manta.
- Bien, ahora seguiré con mi relato, si quieres Cada vez que ibas a un bar, te seguía y colocaba la tumbona en tu vaso. La última vez fue ese lindo vaso con forma de peneque te dieron tus amiguitas, mientras estabas en el baño entre y le puse media pastillas, una entera es para las yeguas. Pasado un rato ya estabas lista para que te montaran y te fuiste de inmediato con él.
Saque mi cabeza de la almohada, el permanecía en la cama, sentado a un lado mío y acariciaba mi cabello.
- Dime porque, Luis ¿Por qué yo?, ¿Qué te hice?
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criminal Mind
Gizem / GerilimTe despiertas en un lugar extraño junto a un cadáver, ¿qué haces? Laura se despierta junto a un cadáver después de salir de antro toda la noche, tiene que decidir qué hacer, cuando esta escena se repite una y otra vez, ¿se estará volviendo loca? Tal...