22.- Ejecución

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Cuando desperté, estaba en mí celda
otra vez. Me toqué el abdomen y no
tenía nada, levanté mi camisa y vi un
gran moretón, parecía un pinchazo
enorme. Fuera de mi celda estaba un
policía. Me acerqué a los barrotes y el
guardia enseguida sacó su arma.

-Quédate ahí, loca. No te acerques a
los barrotes.

Yo detuve mi caminar y lo miré sin
entender. Me senté en el piso y sólo
lo observé en silencio. A los mínutos
recién hablé.

-¿Qué pasó, por qué no estoy muerta
con el balazo?

El policía me miró y se retiró. Al cabo
de unos minutos entró acompañado
por un cura.

-¿Está seguro padre? ¿Quiere estar
solo con ella? Es muy peligrosa.

-Sí hijo no te preocupes, recuerda
que los secretos de confesión son
privados, sólo estaremos ella y yo.

-Bien, pero no puedo dejarlo entrar,
sólo entre los barrotes.

-Está bíen hijo, no te preocupes,
dame unos minutos a solas por favor.

El policía hizo una venía con la
cabeza y se retiró. El sacerdote se
sentó en un pequeño taburete frente
a mi celda, sin despegarme la vista
de encima.

-Dime niña, ¿tíenes algo que
decirme?

Yo negué con la cabeza.

-¿Quíeres confesar algo?

Yo volví a negar.

-Entonces, no me queda más que
rogar por tu alma, nada más.

-Sólo quiero preguntar cosas. El
cura me miró extrañado.

-¿Preguntar cosas? ¿Como qué cosas
quíeres saber?

-Quiero saber por qué no estoy
muerta con el balazo que me dieron?

El me miró extrañado y su rostro se suavizo.

-Tu voz es tan suave y de niña... No te han dado ningún balazo, fue un
dardo tranquilizante que te lanzó el
guardia.

Me levanté la camisa nuevamente y
me miré. ahora entendía.

-¿Y Luis? ¿Dónde está?

El sacerdote se quedó un minuto en
silencio, bajó su cabeza y habló
bajito.

-El doctor Nash murió niña. tú lo
mataste.

-No es verdad. él es inmortal. él
mísmo me lo dijo, seguro vendrá
luego a seguir torturándome, ya lo
verá señor cura, vendrá pronto.

El sólo negó con la cabeza y la pena
se le reflejó en los ojos. Luego
comenzó a rezar, lanzó un poco de
agua bendita sobre mí, sólo algunas
gotas me alcanzaron.

-Reza conmigo hija, arrepiéntete de
tus crímenes ahora que estarás en
presencia de nuestro Dios... Pronto
vendrán los guardias por ti.

Yo me arrinconé en la esquina de mi celda.

-¿Por qué vendrán por mí?, ¿qué
pasa?

Al hombre aquel se le díficultaba
hablar, su voz se quebró.

-Hija mía, reza conmigo, arrodíllate y
pide por tu alma... Estás condenada a
muerte con la inyección letal, hoy
será tu ejecución. Al tratar de escapar
y planear la huída y la salida de las
otras presas, hiciste un motín y se te
ha declarado mentalmente sana y no
estás libre de cargos, ya que lo hiciste
con predeterminación y alevosía.

criminal MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora