Final Alterno 2.-Suicidio

28 2 0
                                    

¿Qué pasa, por qué me miras así?

Bajé mi cabeza levemente y lo miré por entre mis pestañas.

-Sólo quiero que me abraces, tengo tanto miedo.

-Pequeña, ven acá.

Él me rodeo con sus brazos por la cintura y me atrajo a su cuerpo. Con ese movimiento fue suficiente para poder tomar el cuchillo y ponerlo en mi mano derecha. Levanté la cabeza y lo besé, mientras pasaba mi brazo con el cuchillo por su espalda. El beso fue largo, húmedo, ese beso con el que siempre soñaba desde pequeña, el beso del príncipe azul. Las manos me sudaban, cerré los ojos mientras descansaba mi cabeza en su pecho y las imágenes se me vinieron como si estuviera frente a un proyector. Me vi matando a esos hombres, los tres estaban esa noche. Abusaron de mí, me golpearon, me amarraron, me hicieron sexo como animales, merecían morir... La botella de champán en la jarra con hielo y el picahielo a un costado. Solo lo tomé y me cegue, todo era rojo.

-Laura, me dejas sin aliento cada vez que me besas.

-¿Morirías por mi Luis?

-Sin dudarlo.

-Entonces, morirás tú y yo seguiré matando.

-Por favor, Laura, no digas eso.

-Sálvame Luis, ahora sálvame y mátame.

Sentí taquicardia cuando vi a nuestro alrededor que mucha gente nos rodeaba. Las caras de esos hombres se me acercaban, se reían. Saqué el cuchillo que tenía tras mi espalda y comencé a dar cortes al aire, quería matarlos, hacerlos desaparecer, pero cuando los tocaba se desvanecían.

-¡No me toquen, aléjense de mí, cállense!

-No... Tranquila, amor, suelta ese cuchillo, podemos conversar esto, arreglarlo, te lo prometo, ya tuvimos un gran paso, te acuerdas de mí, te acuerdas de lo sucedido. Ahora sólo necesitamos más tiempo.

-No Luis, no hay tiempo.

Luis trataba de acercarse, pero yo movía el cuchillo rápido, sin darle tiempo de tocarme ni para que me detuviese.

Tomé el puñal y lo enterré en mi garganta, la sangre saltaba y caía a charcos sobre el piso. Era divertido, pero mi pensamiento voló al campo, a esos días de verano cuando se juntaban todos los tíos y mis abuelos y se hacía ese asado de cordero, el animal amarrado a un árbol esperando su final, esperando su liberación de este dolor terrenal. Yo era ese cordero, salpicando sangre por todos lados, balando de dolor o tal vez de alegría.

-Laura... No, ¿por qué? ¿Por qué, mi amor?

Sólo sentí los brazos de Luis tomando mi cuerpo, sacó su camisa blanca y trató de frenar el sangrado de mi cuello. Corrió a su maletín, buscaba desesperado, frascos, agujas para la jeringa, yo sólo tuve fuerzas para jalar su ropa. Él me miró y comprendió todo. Se apretó a mi cuerpo, sabiendo que ése era el último tiempo que podría tenerme así, la última vez que mi aliento llenaría su boca, me besó nuevamente, sentí el sabor salado de sus lágrimas, sus lamentos acallaron los míos. Miré hacia la ventana y el crepúsculo se estaba poniendo, los tonos rojizos y grises cubrían el horizonte. Todo era tan hermoso, las voces, los rostros, esos hombres se habían ido, miré a un costado y estaba mi hermanito moviendo su mano llamándome y me sonreía, por fin respiraba más tranquila. Tal vez Dios me había perdonado y no iría al infierno, mi pequeño niño estaba ahí para acompañarme, por fin el miedo se había ido, por fin había matado a la asesina.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 18, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

criminal MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora