capitulo 1

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Cuando Nina entró a su habitación para pedirle un favor, Luna nunca pensó que su hermana de 7 años le solicitaría hacer algo que la pondría en peligro de muerte.

-¿Qué clase de favor?- Pregunté poniendo un dedo en el libro para no perder la página, eran casi las 12 de la noche, su maestro de literatura de segundo había dicho que tendrían examen al día siguiente y todavía faltaban cincuenta páginas, sin que el autor tuviera ninguna prisa por acabar de tejer la trama.

-Dejé a kitty en la lavandería- Dijó Nina. Kitty era la koala  de peluche de Nina.

-Nina- Señaló Luna lo mismo que acababa de darse cuenta en el momento en que su hermanita entro a la habitación- es media noche. Se supone que deberías estar durmiendo en tu cama, papa esta durmiendo...

El labio inferior de Nina empezó a temblar y Luna, con síntomas de agotamiento, se paso la mano por la frente.

-No llores -Dijó. Desde que mamá se había ido Luna no podía soportar que Nina llorara -Tal vez lo olvidaste en la casa de Jim -Nina sacudió la cabeza-O en el auto de papá.

-No -Dijó Nina-. Estaba jugando debajo del mostrador donde doblas tus cosas. ¿Ya sabes, ese de rayas rosas que no es como los otros?

Luna no sabía pero asintió para que continuara.

-Estaba usando el carrito de la ropa como casita. Se que ahí fué dónde la dejé. ¿Puedes ir por ella?

Luna sacudió la cabeza.

-Mi permiso de conducir es de principiante, y no estoy autorizada para conducir  si no me acompaña alguien con licencia -Explico- Me metería en problemas con papá y con la policía, kitty estará bien sin tí por una noche, será como si estuviera de acampada.

Si Nina hubiera hecho un berrinche habria sido mas fácil resistirse, pero no, se quedo ahí parada en silencio con las lágrimas rodándole por la cara. Luego, muy despacito, dijo:

-No será como si estuviera de acampada, la van a robar!!

-Nina tesoro, las personas no van a las lavanderías a robar pequeños koalas raidos.

-Kitty no esta raida -dijo Nina-. Si fuera Corny, a ella no la abandonarías.

Luna dirigió la vista a su tocador, dónde estaba una linda unicornio blanca de pelaje rosita, que tenía desde los tres años. Ahora con dieciséis, Corny rara vez viajaba mas allá de la cama al tocador, pero Nina la había convencido.

- Esta bien, esta bien -Luna sacó el dedo del libro-. Pero te acercas a la puerta de papá y te aseguras de que esté roncando, o no voy. Y si se despierta, le dices...-¿Qué se le puede decir ?¿Qué historia podría tragarse? ¿Y que estoy haciendo, enseñándole a mentir a una niña de 7 años?¿No hubo ya suficientes mentiras en esta familia antes de que mamá se fuera?-Le dices a papa que no tardaré, bien -Concluyó.

Echó a Nina de la habitación, se embutió los jeans y se metió la camiseta de dormir con la leyenda "no me hablen por la mañana" luego se abrigó y pensó que, de todos modos, si la detenían estaría en un problema demasiado grande como para avergonzarse de su vestimenta. 

Finalmente, se amarró el pelo en una cola de caballo sin siquiera mirarse al espejo. Mientras pensaba "Todo esto era culpa de su mamá, ni siquiera tendrían que ir a la lavandería si no los hubiera abandonado, y se hubiera mudado a quien sabe donde, en Florida a estudiar para investigadora privada, desde entonces había enviado una sola postal.

No se llevó el auto por que el tipo con el que se fué tenía uno mejor, pero si se llevo la lavadora y la secadora. ¿Qué clase de madre abandona a su familia, dejando que sus hijos corran el riesgo de perder a su koala en la lavandería? Pregunto Luna, la pregunta era peligrosa pero la respuesta era fácil: Una madre que no quiere a sus hijos.

De cualquier modo, una vez que Luna salió de la casa de puntitas, y descontando el temor de que la policía la detuviera, la empresa le pareció demasiado sencilla e insignificante.

COMPAÑEROS DE LA NOCHE LUTTEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora