capitulo 29

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En realidad, las niñas que andan con vampiros ya están con cosas muertas
ooo

Luna no tenía idea de cómo lidiar con la súbita ferocidad de su voz.

-Lamento que Candelaria esté muerta-dijo, pensando que esa era la causa.

-Candelaria-dijo Matteo- ha estado muerta... -interrumpió lo que iba a decir, evidentemente habiendo decidido que era algo más acerca de los vampiros que Luna no tenía necesidad de saber- Por largo tiempo.- Termino con una sonrisa descaradamente fingida- Y dudo mucho que haya alma viva que lo lamente.

La empujó hacia la cama. (7u7r)
El espectáculo era peor de lo que había anticipado. Estaba el cabello, que Luna reconoció, pero el cuerpo se veía como ella imaginaba que se vería una momia desempaquetada: carbonizada, ennegrecida y consumida; más como un mono pelón que como algo humano. Hasta el camisón que llevaba puesto y las sábanas bajo su cuerpo estaban achicharrados. Luna miró hacia las ventanas.

-Obviamente las abrieron en algún momento durante el día-dijo Matteo vehemente-. Luego las volvieron a cerrar para que todo pareciera normal.

-¿Qué es lo que quieres que haga?-preguntó ella.

-Abre todas las ventanas-repuso Matteo, volviendo a su habitual suavidad en el tono.

-Bien-dijo ella; había temido que quisiera que se acercara más o incluso que tocará la cosa que estaba sobre la cama y que había sido Candelaria.

Había adivinado correctamente: había postigos. Los abrió de par en par y subió los vidrios de las ventanas, todo el tiempo consciente de la presencia de Matteo detrás de ella; él entre tanto quitó las sábanas y envolvió el cuerpo de Candelaria.

-Abre todas las ventanas de este piso-ordenó.

Considero la posibilidad de escapar, pero si su oído era tan bueno como su vista, Matteo se enteraría antes de que hubiera dado el primer paso. Recordó cuando se quedó parado frente a la casa escuchando y que supo que algo andaba mal "¿Qué es lo que oyes?", Había preguntado ella. "Nada", había contestado. ¿Era que no podía oír el palpitar del corazón de Candelaria? ¿El palpitar de cada diez o quince segundos? Y una vez dentro de la casa... Luna se estremeció. En cuanto abrió la puerta soltó toda clase de imprecaciones y fue directamente hacia Candelaria. No pudo ser más que el olor de su sangre derramada.

En conclusión era inútil tratar de escapar.

Luna había abierto cinco ventanas en tres habitaciones cuando Matteo la llamó.

-Todavía no...- dijo.

-No importa.

Imagino que él sabía exactamente cuáles ventanas había abierto y el tremendo esfuerzo que había tenido que hacer con cada una. Nunca en su vida había estado tan consciente de las palpitaciones de su corazón en el pecho, de la sangre que corría por sus venas.

Desde el rellano de la puerta vio que Candelaria y las sábanas estaban en el suelo, envueltos en un edredón. Por el olor a gasolina se dió cuenta de que Matteo había rociado el colchón. En cuanto Luna entró, él prendió fuego a la cama. El fuego prendió mucho más rápido de lo que hubiera imaginado.

Por instinto habría hechado a correr de inmediato, pero entonces Matteo le pasó la caja de fósforos.

-Tienes que prender fuego primero en el sótano desde las escaleras, luego la sala y, por último, justo antes de abandonar la casa, en las escaleras para que el fuego se propague por el primer piso.

-¿Yo?- su voz era un chirrido. Era difícil concentrarse con tanto calor que se sentía ya en la habitación y el olor penetrante de la gasolina. Luna tenía en sus manos una cajita con fósforos, extrañamente pesada e incongruente. Era a todas luces un recuerdo de boda: campanas de plata sobre el fondo blanco, con la leyenda "Steve y Beth, 24 de mayo de 1947"- Primero las escaleras del sótano -repitió Matteo- después...

-La sala -terminó Luna- y por último en las escaleras.- la mantenía con vida para que le ayudara, y si no lo hacía pronto era probable que lo reconsiderara.

-Muy bien -dijó él.

Cuando salió corriendo de la habitación que ya estaba llena de humo, vio que Matteo tomó el cuerpo de Candelaria con facilidad y se lo echó al hombro. Estaba a un mero paso detrás de ella cuando se desvió hacia la cocina. Prendió fuego a las escaleras del sótano, hasta el último momento ni se acordó de asegurarse de no estar dentro de un charco de gasolina antes de lanzar los fósforos.

En la sala las manos le temblaban demasiado para encender el fuego. El humo le irritaba los ojos, sentía la garganta como si hubiera bebido gasolina, y pensó: "Si quiere que ardan las escaleras que lo haga el mismo". Luego recordó que si no lo hacía la mataría y se le pasó el pensamiento casi tan rápido como aprenderse el procedimiento de una ecuación que luego olvidas.

Matteo ya estaba sentado en el auto, con el motor en marcha, cuando Luna cerró de golpe la puerta principal al salir de la casa de Candelaria. (No quería poner portazo XD)

Podría gritar. Tal vez tenía tiempo de un ¡Fuego!, ¡Socorro! o ¡Vampiro!

Subió al auto, perfectamente consciente del bulto en el asiento de atrás, el cuerpo decapitado de un vampiro asesinado. Perfectamente consciente del sexy vampiro más o menos vivo junto a ella.

Y perfectamente consciente, antes de llegar a la esquina, del humo negro que llenaba el cielo a sus espaldas.



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Empezaré a dedicar capítulos al primer comentario de nuevo XD

Si ven algún error ortográfico favor de hacérmelo saber gracias.

Atte: La irresponsable escritora de esta historia 😁

COMPAÑEROS DE LA NOCHE LUTTEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora