Capítulo 4

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Capítulo 4 | Narra Mauricio

A ella no la odio pero a mí sí. Por sentirme de la manera en la que lo hago y por culparla, por... Bastó ver esos ojos y perderme. Bastó besarla para recordar algo que esta desgracia casi me hizo olvidar; lo que ella es, lo que despierta en mí, la manera en la que embellece mi mundo. Debo aferarme a eso y matar esta rabia creciente, debo impedir que esta rabia controle mi mente y me haga tratarla mal. No necesita que yo la haga sentir peor de lo que ya está.

Por desgracia, el dolor físico es el que aviva lo peor de mí. Y si durante nuestros primeros dos encuentros logré evitar cruzar ciertos límites, no puedo asegurar que los primeros transcurran igual o mejor.

― ¿Puedo confíar en ti? ―le pregunto a Carlos

―Mira quién regresó a la tierra ―suelta y hago una mueca―. Te habías puesto pensativo. ―explica ante mi reacción

―Sé que no andas de chismoso pero igual quiero asegurarme de que vas a mantener la boca cerrada. Porque también sabemos que Aida y tú son amigos.

―Tenía que adivinarlo. ¿Qué pasa?

―No puedo dejar de culparla por lo sucedido. Me cuesta mucho estar cerca de ella cuando... cuando regresa el malestar. Una parte de mí quiere gritarle. Hasta el momento, me he portado... bien. Pero no sé que vaya a pasar.

―Fue un accidente. ―me regaña

―Cometió errores, estuvo muy consciente de ellos... ¡Ya te dije que no puedo pensar como tú! Lo intento y nada.

―Sigue intentándolo. La pobre está destrozada, si la llegas a tratar mal...

No acaba la frase. Suspiro. Si la llego a tratar mal, le hago mucho daño.

―Piensa que su falta de experiencia le impidió tomar en cuenta los riegos... ella no supo que esto pasaría...

―Mierda, cualquiera debe parar cuando el semáforo está en rojo.

Suspira.

―No me digas que la única solución sería terminar con ella. ―le pido poco después

―Pues no. Eso también la lastimaría, quizá un poco más de lo que lo harían tus reproches... Además recuerda que le ibas a proponer que fuera tu esposa.

¿Cómo olvidarlo? El plan sigue en pie, sólo que tendré que posponerlo debido a las circunstancias. Bueno y queda por verse si la relación no empeora.

―No sé, Mauricio. Confío que puedes controlarte. Si no hay manera de dejar de sentirte así, al menos lo guardas dentro.

―Me dijiste que de todos, soy el único que... la culpa. ¿Por qué? ―trato de entender

―Ni idea. Tal vez porque eres tú quien afronta las consecuencias del accidente.

Hablando de consecuencias, apenas es el comienzo pero ya me tienen harto. Es mi segundo día en este lugar, en este estado y ya comienzo sentirme derrotado. Según noté ―y me confirmaron―, también toca lidiar con el efecto secundario de la cirugía. O sea, más dolor para mí. Estupendo. Juro que no soy demasiado sensible. Todo esto es demasiado para mi cuerpo.

―Voy a perder el año. ―afirmo, cambiando de tema

No recibo respuesta.

―Era el último...

―Ya pero-

―Tendré que cambiar mis costumbres ―interrumpo―. Nada de ir a la universidad, al gimnasio o a nadar. Más bien tendré que volver a aprender a caminar...

Mientras no me perdones © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora