Capítulo 1

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Capitulo 1 | Narra Aida

Mantengo la vista en el arbol con el que acabo de chocar mientras trato de evaluar la gravedad del accidente y percibir si siento algún dolor físico. Nada que me preocupe. Muevo las manos con racelo y las dejo descansar en mi regazo. Me percato de que mis piernas quedaron atrapadas pero puedo sentirlas y el dolor es más que soportable. Mi corazón aún late con rapidez y el temblor aún está presente en todo mi ser.

Un repentino grito de dolor me enseña lo que significa que me lata el corazón; hasta amenazar con salirme del pecho. Me eriza la piel y dispara olas frías de pavor por todo mi ser. Mauricio. Giro un poco la cabeza hacia la derecha y lo veo agachado. No sé si no puede o no quiere moverse... pero, al menos está consciente.

― ¿Estás bien? ―consigo preguntar; las palabras salen torcidas, temblorosas

Toma una bocanada de aire y no saca palabra. Trato de guiarme por sus gestos; noto que clava los dedos de la mano izquierda en su asiento, que ese es el único movimiento que hace. Suprimo las ganas de tocarlo y me obligo a seguir hablándole, aún cuando el pánico creciente vaya a dificultar el acto.

― ¿Qué te duele?

― ¡Llama a alguien! ―gruñe alterado, desesperado

Su voz también sale extraña. Dios ¿qué le estará pasando? ¿Qué hice?

No hay tiempo de buscar respuestas, así que me desabrocho el cinturón y hago amago de salir del auto, sin embargo no lo consigo. Opto por bajar la ventanilla y gritar, al mismo tiempo que busco el celular en ambos bolsillos de mis pantalones. Recuerdo haberlo dejado en el bolso; y el bolso está en el asiento de atrás. Maldita sea.

Tengo que salir de aquí. Es evidente que Mauricio necesita ayuda, pues no deja de quejarse. Debe haber alguna herida interna... pues por fuera no se nota qué es lo que lo pone así.

―Tranquilísece. Hemos llamado una ambulancia.

La noticia que me acaba de dar el desconocido me calma un poco. Sólo un poco. Me quedo inmóvil, analizando la actitud de mi novio. Cada quejido de dolor que llega a mis oídos, encoje mi corazón.

―Ya vendrán a sacarnos de aquí. Tienes que ser fuerte, amor.

―Cállate ―exige en voz baja―. Por favor. Sólo. Cállate.

―Pero-

Aprieto los labios antes de acabar la frase. Sólo hay dos posibles explicacions por su mal humor: el dolor que siente y la rabia. La última, dirigida a mí. Porque al fin y al cabo fui yo la que causó el accidente ¿Por qué me obstiné a conducir? ¿Por qué?

Mauricio muda la mano en la pierna, muy cerca de la cadera y la empieza mover de un lado a otro, como si buscara apaciguar la pena. Esta es la prueba de que su herida se localiza por ahí... ¿Qué puede ser? ¿Se habrá fracturado algo? No, que no sea eso. Además no acepto que yo me haya librado con unos simples rasguños y cortes y él haya terminado así... agonizando...

. . .

― ¡Quiero ir con él! ―aviso, poco después de terminar la conversación con la policia

Me ignoran. Acaban de meter a Mauricio en la ambulancia y están a punto de partir pero hago todo lo posible para que me hagan caso. No me importa luchar contra ellos.

―Señorita, por favor. Déjenos ir. ―piden mientras intentan impedir que suba

Mauricio me necesita.

Mientras no me perdones © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora