Capítulo 13

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el último capítulo que subo hoy. ¡NO TE SALTES LOS DEMÁS! 

REPITO: LEE TAMBIÉN LOS DEMÁS

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Capítulo 13 | Narra Aida

Después de la cena, me ofrezco a recoger y a lavar los platos. Es lo mínimo que puedo hacer para estas personas que me alojan en su casa. Aunque bueno, según ellos, la ayuda que le doy a Mauricio ya es más de lo que pueden pedir; los tranquiliza y se sienten agradecidos por ver a su hijo feliz —ya que está cerca de la mujer que ama.

—Cantas muy bonito.

Me sobresalto y casi suelto el plato. Carlos está ya a mi derecha, apoyando una mano en la encimera. Está demasiado cerca, incluso puedo oírlo respirar.

Quiero agradecerle por el cumplido pero aprieto los labios y sigo con lo mío. Hasta que cierra el grifo.

—Deja eso —pide—. Quiero hacerte una pregunta.

—Está bien...

Me giro con desgana hasta tenerlo en frente y compruebo que él ya tenía la mirada en mí. Siento algo desagradable, aún no supero la vergüenza que me causó que me viera casi desnuda.

— ¿Le contaste a Mauricio que intenté algo con Maribel?

— ¿¡¿Por?!? No me digas que era secreto...

—Pero tampoco había necesidad de que lo supiera, no era nada importante.

—Yo estaba preocupada por ti porque... Maribel intentó besarlo. Y yo sabía que tú estabas enamorado de ella.

— ¿¡Enamorado!? Ay por favor... Claro que no.

Ah. Parece que me confundí. Pues mejor para él porque esa tipa no es de fiar. Digo, una mujer que seduce a dos hombres al mismo tiempo... En realidad no me consta que lo haya hecho con los dos. Pero sí lo hizo con MI novio. Menos mal que tengo a mi lado a un hombre verdadero, que no cede ante cualquier jovencita que busca embrujarlo; un hombre que a pesar de todo, sigue a mi lado. Y que planea pedirme matrimonio.

Me obligo a concentrarme en el momento presente, ya que Carlos actúa bastante extraño. Como que va disminuyendo la distancia, invadiendo mi espacio personal.

—De hecho, yo... —comienza, sin dejar de acercarse

—Carlos...

Por Dios, últimamente lo desconozco. ¿¡Está haciendo lo que yo estoy viendo!? Su cabeza se inclina hacia un lado, sus ojos están clavados en mi boca... ¿Pretende besarme?

—Estás loco. —reaccino, haciéndome a un lado con el corazón latiendo a mil

Lo observo sin parpadear, mientras entierro ambas manos en el cabello y apoyo las palmas en la parte superior de mi frente. Él agacha la cabeza y no dice nada. Una parte de mí quiere matarlo en estos momentos, por hacerle algo así a su propio hermano. Pero creo que sigo en shock. Y creo que me aterra pensar que hubiera pasado si yo habría correspondido...

—Lo siento.

Sí, con unas disculpas piensa que puede borrarlo. Bajo las manos de mi cabello con intención de golpearlo pero cambio de opinión. No arreglo nada.

—No se lo digas a Mauricio —pide, aún contemplando el piso—. No se lo digas.

— ¡Eso es lo primero que haré! ¡Decírselo!

Mientras no me perdones © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora