Capítulo 16

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tercer capítulo de hoy

Capítulo 16 | Narra Carlos

¿Por qué mi corazón se empeña en complicarme la vida? ¿Por qué no podemos elegir de quién enamorarnos? ¿Por qué estoy haciendo estas preguntas una y otra vez? No es como si me ayudaran eliminar todo lo que llevo dentro u me ayudaran sacarme la imagen de Aida de mi cabeza.

Es que llevo tanto tiempo enamorado de ella y a veces me parece que no aguantaré más. Estoy empezando a ceder, aún cuando eso está prohibido porque ella fue la mujer de mi hermano. Y volverá a serlo, estoy casi seguro de que se van a reconciliar. Bueno, eso: casi. Porque él sigue mal por lo del accidente y una parte de mí lo comprende. La otra parte —guiada por los sentimientos— está justificando a Aida, aún cuando es obvio que ella fue responsable de lo que ocurrió aquella noche. Es obvio que hizo errores graves. Encima premeditados.

La puerta de su casa va abriéndose y cuando nuestras miradas cruzan...

— ¡Hola!

Si tan sólo pudiera abrazarla, simplemente porque sí. Pero no tengo motivos para hacerlo... Esa noche, cuando Mauricio la dejó, pude hacerlo y aunque Aida no me correspondió, se sintió bien...

—Hola. ¿Cómo estás?

Sonríe con torpeza. Ambos sabemos la respuesta: mal. Qué tonto.

—Es sábado, tengo el día libre y aproveché para- Estoy aquí para hablarte de Mauricio.

Sí. Y de hecho creo que es el único tema que la hace seguir en contacto conmigo. Dudo que ella se sienta cómoda al ser amigo de un hombre que la ve de otra forma.

—Pasa —dice, haciendo un gesto con la mano—. Vamos a la sala de estar.

— ¿Estás sola?

—Sí.

La sigo rumbo al cuarto mencionado y ambos nos acomodamos en el sofá. Entre nosotros queda tanto espacio que podría caber una persona.

El tema que quiero tocar es uno que nos da dolores de cabeza a todos los que queremos a Mauricio: su terapia. Más bien, el hecho de que no quiere retomarla. Se la pasa diciendo que pronto lo hará. No sé por qué. Pero pienso que Aida es la única que pueda convencerlo de que debe hacerlo ya.

—Te equivocas —responde ella, después de escucharme—. Fui a buscarlo ayer, sólo conseguí enojarme.

— ¿De verdad...?

—Sí. Apenas cuando empiece notar las consecuencias, pasará a los hechos. Carlos, te juro que no lo entiendo. Primero termina conmigo. Luego rechaza la terapia.

Por cierto, espero que la conversación que él y yo tuvimos no haya tenido que ver con su decisión de terminar la relación. Yo fui algo duro, no debí decirle esas cosas... no debí decirle que tenía que perdonarla o dejarla.

Además, eso de que ahora sea mujer libre no me ayuda a controlar mis ganas de... intentar algo. Dudo ser capaz de conquistarla pero conformo con un beso. Sin embargo no la puedo besar, me ganaré unas cachetadas y me dejará de hablar. Y claro, no puedo hacerle esto a mi hermano. Aunque... técnicamente él la dejó y... ¡Ya! ¡No puedo encontrar excusas! ¡Aida nunca va a ser mía!

De pronto, unos sollozos me ponen en alerta. Y antes de alcanzar soltar palabra, Aida está encima de mí, abrazándome. Oigo unos quejidos acerca de mi hermano pero estoy más concentrado en el abrazo; en sentir su perfume, su calor... y por supuesto, en consolarlo lo antes posible con mis caricias.

Mientras no me perdones © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora