Capítulo 21

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No quiero que esto termine 😭 Pero les dejo un capítulo más porque sé que lo esperan y porque no me aguanto las ganas de leer sus comentarios. Me van a hacer mucha falta.

modo dramático OFF. Los dejo leer el cuarto (y último) capítulo de hoy.

Capítulo 21 | Narra Mauricio

Desplazarme por la casa con la ayuda de mis muletas se ha convertido en una costumbre. Así que aquí estoy un día más, dirigiéndome a la cocina para almorzar. Me falta poco pero de pronto tocan en la puerta y la fulmino con la mirada. ¿Quién podría ser? ¿Por qué ahora? Quiero comer, tengo hambre.

— ¡Ya voy! —le aviso a la misteriosa visita

Apenas doy un par de pasos y por algún motivo ese alguien que está afuera decide entrar. Por algún motivo, la puerta no estaba cerrada con llave. Me tenso al tener en frente a la última persona que deseaba ver. Mi hermano. El tipo que me traicionó de una manera muy vil.

—Hola.

No le contesto porque no quiero hacerlo. Pero creo que no me voy a librar de él hasta escucharlo. Es obvio que no vino a visitar a nuestros padres, sabe que ambos están trabajando a esta hora. A no ser que... habrá venido por algo que se le olvidó. ¿Y por qué habrá tocado? Se supone que tiene llave.

— ¿Cómo estás? —pregunta y aunque trata de disimular, noto que me observa, que se fija en las muletas, en la pierna

Agacho la cabeza suspirando, mientras se me ocurre cambiar de actitud. Ser más reservado con respecto a todo lo que siento. Al fin y al cabo es mi hermano. Pero maldita sea, él no lo pensó cuando casi se acostó con Aida. Por cierto...

—Ya que estás aquí —comienzo, volviendo a encararlo— ¿Por qué no me cuentas cómo llegaste a seducir a mi ex?

—Mauricio, no vengo a darte detalles acerca de eso. —se queja amargado; el tema parece afectarle

— ¿Entonces a qué vienes?

—Quería verte... ver cómo estás.

—Muy bien, gracias. —replico con sarcasmo

Luce dolido.

—No me perdonaste... bueno, me lo merezco. Pero espero que a ella sí porque no te engañó. Habían terminado. Y entiendo que se siente feo porque todo era reciente, porque... Y mira, yo fui el que... inició las... cosas. Sabes a qué me refiero, a ese maldito día. Aida estaba muy mal, estaba sufriendo porque la habías dejado. Estaba dolida y furiosa... Y bueno, se dio. Pasó.

— ¿Por qué eres tan cambiante?

— ¿¡Perdón!? No entiendo. ¿A qué te refieres?

—A que no te decides si quieres que yo la deje libre para que lo aproveches o quieres que regrese con ella. ¿O es que ya recibiste lo que querías? ¿Se acostaron? ¿Ahora me la devuelves?

— ¡No seas imbécil!

— ¡Quiero saber cómo pasó!

— ¡No pasó! La única vez que estuvimos a punto de hacerlo, fuimos interrumpidos. Más te vale que lo creas y así también te ahorras un dolor innecesario.

Juzgando por lo arrepentidos que están los dos y conociendo a Aida, dudo mucho que haya pasado más de una vez. Ni sé por qué lo dije, quizá para ver su reacción.

—OK. Cuéntame sobre esa única vez. —le pido, algo más tranquilo

—No te hagas esto.

—Por fin te animaste dar la cara. Estoy esperando unas explicaciones, me las merezco. ¿No crees?

Mientras no me perdones © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora