Capítulo 3

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 Gideon.

Llegamos al bosque afueras de la ciudad. Cada quien traíamos nuestras mochilas con un cambio de ropa y nos adentramos en aquel oscuro bosque donde al caminar estábamos platicando acerca de las parejas destinadas.

— Entonces ¿Me estás diciendo que allá afuera esta mi alma gemela mientras estoy aquí contigo en medio del bosque? ¡Que mierda! ¡Cachorro debería de estar buscando a mi chica!

— Si, si... a tu chica... o chico. — Me reía mientras veía aquel rostro extrañado de Abel es tan divertido confundirlo.

— ¿¡QUE!?

— Lo que oíste. Cuando hablas de almas gemelas no importa el género, tu pareja puede ser una bella chica como un bello chico. — Abel se me quedo viendo confundido, no era para menos al no tener una manada desde que tiene memoria, nunca aprendió nada de lo que comúnmente nos enseñan desde niños.

— ¡Entonces tengo que ir a buscar a mi chico!

— Tampoco es tan sencillo, si tu pareja es un humano no solo puedes llegar a decirle "Hola, eres mi alma gemela amémonos hasta la muerte pero tengo que decirte que yo puedo transformarme en un lobo cuando quiera así que te friegas y ahora me amas." O sea hay consecuencias.

— Nunca llegaría así, sé que tengo que ganarme a esa persona y... ¿Cuáles son esas consecuencias?

— Si tu pareja te rechaza, tu lobo enloquecerá al no tener a su lado a su alma gemela lo cual te descontrolara a ti también, convirtiéndote en un salvaje. Algunas personas llegan a tal grado de locura que tienden a matar y destruir todo a su paso incluyendo a esa persona que lo rechazo. — Recordaba las lecciones que de niño me daba mi tutor. Todos los relatos que me contaba de lo que pasaba si cometía un error. Más que nada en el mundo humano.

— Entonces debo de ser precavido pero... — Abel se toca su pecho con preocupación. — Pero acá mi compañero puedo sentirlo aullar por querer ir a buscar aquel aroma.

— Te comprendo. También el mío.

— ¿También tú? — Abel se quedó mirándome mientras yo me quedaba mirando al suelo después de lo que dije sin querer. — Jejeje, ya veo... Así que también tu pareja está aquí. Entonces esa es la razón... — Una gran sonrisa apareció en el policía quien aun riendo comenzó a caminar más adentro del bosque.

— No, no es eso... Es solo que un día llego ese olor... — Digo tratando de excusarme siguiendo sus pasos.

— Vamos Gideon, no es malo... Después de todo se trata de amor así que no te compliques las cosas. Es una verdadera dicha que ambos tengamos cercas a nuestro amor, podríamos salir en una cita doble jajajaja.

— Abel, no es graciosos. — Sigo detrás de él pero de repente las risas del mayor cesaron de golpe y también sus pasos, lo cual me pareció extraño ver a mi vecino en un aire serio dando varias inhalaciones rápidas como si estuviera olfateando. — ¿Abel?

— Tenemos que ir con cuidado... — Dijo serio empezando a caminar con cautela como tratando de no hacer nada de ruido.

— ¿Qué pasa Abel? — Dije pero de repente una señal del mayor me da a entender que debo bajar mi voz, esto no me está gustando para nada

—... Huelo sangre... No muy lejos de aquí. — Rápidamente Abel abrió su mochila sacando una pistola, ver esa arma en esta situación me estaba comenzando a afectar y solo quería salir corriendo de allí. — Cachorro detrás de mí, si las cosas se ponen feas transfórmate y corre lo más lejos y rápido que puedas.

Sin ManadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora