Capítulo 10

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~ Caín ~



Vi como sus ojos cambiaron completamente, esa mirada de ojos verdes de repente se transformaron en una mirada ámbar brillante, desprendía un aura de salvajismo como si de una bestia se tratara, me asusté pero ahora las cosas se habían vuelto un cuento de terror aquel hombre que me había secuestrado de repente se transformó en una bestia, un lobo, de enorme tamaño y grandes colmillos filosos, estaba en posición para atacar y en frente de él se encontraba Abel, aquel hombre que había llegado a ayudarme, pero del cual también tenía miedo después de lo que había visto.

— Tenemos que alejarnos un poco. Si no queremos vernos en medio. — Dijo serio el hombre que había llegado, y con quien Abel me había dicho que estuviera a su lado, ya que era conocido de Gideon. Me le quede viendo unos momentos extrañado pero antes de pregunta él mismo me respondió. — Te explicaremos todo después. Ahora como te dije antes, tenemos que alejarnos ya que una pelea de lobos está a punto de empezar.

— ¿Lobos? — De repente un gran rugido se escuchó aquella bestia se lanzaba al ataque en dirección a Abel. — ¡No! ¡Abel! — Me quede viendo sorprendido, por aquella escena, el policía había detenido la mordida de aquel lobo con sus manos, se veía en sus brazos y piernas la fuerza que expresaba y ligero gruñido salió de su boca.

— Oye tú... ¿Por qué aun no te has llevado a Caín? Sabes lo que está a punto de ocurrir...

— No te preocupes por él, yo lo protejo.

— Ok. Por alguna razón confió en ti. Así que... — De un movimiento rápido, Abel logro darle un gran rodillazo a aquella criatura para después darle una patada mandándolo lejos. Mis ojos se agrandaron al ver como el policía, aquel hombre que dice amarme y que el destino nos había unido, poco a poco comenzaba a cambiar, su cuerpo crecía y mucho pelo comenzaba a brotar de su piel.

— No puede ser... — dije anonadado al ver la transformación de Abel, después de unos segundos, él también se había transformado en un lobo. Me quede viendo al hombre que me sujetaba de mis hombros, se miraba tranquilo mientras veía todo. — ¿Acaso tú también...? — No dijo nada, solo movió la cabeza aceptando que también era un lobo.

Un aullido se escuchó detrás de nosotros, Abel aullaba para después atacar a la otra bestia ambos comenzaron a pelear, entre empujones, mordidas, rasguños, ambos lobos se hacían daño rápidamente a través de toda la carretera, rugidos se escuchaban mientras seguían peleando. A pesar de que todo esto era demasiado para mí, a pesar de que el miedo me hacía temblar viendo aquella pelea, dentro de mi corazón en los más profundo estaba orando para que Abel no muriera.

— ¡Abel! ¡No llegué tarde! — Volteé a ver que Gideon llegaba corriendo. No parecía cansado. De repente su mirada se postro sobre mí. — Caín. ¿Estás bien?

— Sí, pero... ¿Tú también eres uno de ellos? — Dije nervioso pero al final Gideon también acabo aceptándolo.

— Te explicaremos todo después, primero tenemos que ver a Abel. — tenia razón la pelea continuaba, Abel estaba muy herido, de varias partes de su cuerpo estaba corriendo sangre, por su parte el otro lobo también estaba malherido cada quien por su lado se empezaban a cazar caminando en un círculo entre ellos. Como si estuvieran esperando el momento adecuado.

— Sera el golpe final. — Dijo el hombre de lentes, ambos se lanzaron al ataque y de nuevo se estaban peleando, pero de un momento a otro Abel calló. Las garra de aquel lobo se dirigía al cuello, pero de repente aquel cuerpo de lobo se fue disminuyendo de tamaño, Abel había vuelto a su forma humana evitando así ser desgarrado, pero su brazo seguía manteniendo las garras de lobo, rápidamente de un golpe, el brazo de Abel entro en el pecho de la bestia enemiga, poco a poco el otro hombre volvió a la normalidad, Abel había dado su golpe justo en el corazón de su enemigo. Matándolo al instante.

Sin ManadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora