~ Gabriel ~
— Gabriel... ¿Estas bien? — Veo a Gideon con una cara de incertidumbre siento lágrimas correr por mis mejillas. Toco con mis manos las lágrimas y siento como dentro de mi lobo aúlla, es como si lo hubieran herido, como si una tristeza enorme lo invadiera.
— Creo que me siento triste. — Dije mientras toco mi pecho. — Esta aullando, fuerte y dolido.
La mirada seria de Gideon vio en dirección de donde veníamos. — Sera mejor que regreses al departamento de Abel. — Dijo el chico a lado de mí. — Si estas así, lo más seguro es que algo ocurrió con Abel y Caín.
— No, mi deber es protegerte. Estaré bien. — Dije limpiándome las lágrimas de mis ojos. — Además de seguro tú también sientes las miradas sobre ti.
— Si, siento unos ojos sobre mí. Pero estaré bien, mejor regresa. — Dijo con una sonrisa. Pero seguía presionando.
— No Gideon, tu sabes...
— Que mi padre te envió y que sigues sus órdenes, pero también recuerda que debes seguir mis órdenes también... Así que regresa, te lo ordeno.
Me quede sorprendido al escuchar hablar a Gideon así, nunca me había ordenado algo como lo ha hecho. Con ese tono de autoridad y respeto. Quería quejarme pero al final solo hice lo que me pidió.
— Está bien. Ve con cuidado. — Dije un poco triste dando media vuelta y empezando a caminar. Al ir caminando de nuevo mis lágrimas empezaban a salir. Otra vez siento como la tristeza empieza a invadir mi corazón como si me clavaran cuchillas en mi alma.
Voy de nuevo voy subiendo las escaleras del edificio, pero antes de llegar al departamento de Abel veo como de repente se abre la puerta, un hombre derrotado salía, era Abel sus ojos se miraban tristes pero salió a prisa sin siquiera hablarme o notarme solo vi como caminaba vestido simplemente con un pantalón de mezclilla negro, una camisa blanca, zapato negro y corbata aflojada.
— ¡¿Abel?! ¡Regresa aun no estás bien! — Veo salir con una cara de preocupación a Caín quien solo derrama unas lágrimas de su rostro mientras pasaba sus manos por su cabello en señal de desesperación.
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~ Gideon ~
Nunca le había hablado así a Gabriel, pero tenía que hacer que se alejara lo suficiente para poder hacer lo que tengo que hacer sin que sea interrumpido. Rápidamente volteo a todos lados, no había nadie alrededor, comienzo a caminar y un cruce, alguien se para a lado mío. Lo miro y veo que se trata de la persona que esperaba, un amigo de otra manada el cual conocí a lo largo de mi viaje antes de llegar a Gettysburg.
— Hay ojos mirándote, en que te has metido Gideon. — Dijo el chico mirando a todos lados, ambos comenzamos a caminar sin rumbo lado a lado cuidándonos de todos los ángulos posibles.
— Eso no te incumbe Samael. Además ni yo sé en qué estoy metido, pero creo que tiene que ver con mi familia. — Dije serio con la mirada de frente.
— ¿Quieres que vaya a checar? — Sonreía el chico a lado mío pero simplemente fruncí un poco mi ceño.
— No, mi manada no es piadoso con los espías, si llegan a atraparte de seguro acabarían contigo. Pero eso no es el punto aquí, ¿me conseguiste lo que te pedí?
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Sin Manada
WerewolfHistoria ganadora del 3er. Lugar en los Ice and Fire Awards 2018 en la categoria de Hombres Lobo. "Huir de su destino será imposible al encontrar el amor." Los días pasan y aquel olor sigue molestando al joven Gideon Miller quien a sus 19 años es...