Capítulo 12

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~ Abel ~

Me duele el cuerpo, abro los ojos lentamente y miro que es de día. — Estoy en mi habitación. — Digo susurrando mientras veo que no hay nadie conmigo, solo noto como mi cuerpo esta solo con un short deportivo y cubierto de vendas. Me levanto lentamente mientras todo me da vueltas, poco a poco me pongo de pie y apoyándome en la pared empiezo a caminar por mi habitación hasta llegar a mi puerta, rápidamente me doy cuenta que se escuchan unas voces en mi sala, despacio camino hasta ver que 4 hombres están comiendo en mi comedor: El cachorro Gideon, mi cuñado Hunter, Mi chico Caín y el otro que huele a Gideon.

— Hola, ¿Qué hacen? — Dije viéndolos y tratando de poner una sonrisa. De repente todos se pusieron de pie de prisa y me miraron estupefactos, para después acercarme a mí. Caín me abraza con fuerza pero la verdad es que siento que truena algo.

— ¡Auch! — Me quejo.

— Lo siento. Es que... Pensé que ibas a tardar en despertar. — Veo su rostro, tiene lágrimas en sus ojos pero a la vez esta sonriente al verme despierto.

— Duraste dos días dormidos. La próxima vez que me preocupes así seré yo el que trate de matarte. — Gideon me sonreía, mi compañero.

— Espera... ¿Tengo dos días dormido?

— Si, pero no es por arruinar el bello momento, pero me tengo que ir a trabajar. Nos vemos en la noche y en serio que bueno que estás recuperado Abel. — Vi como Hunter rápidamente tomó su maletín y salió con prisa.

— Con cuidado Hunter. — Le grita Gideon.

Pasaron unos momentos en silencio, en esos segundos me acerque a la mesa y me senté dejando caer mi cuerpo, poco a poco siento recuperarme, de repente todos suspiraron como si un peso se les hubieran quitado de encima.

— Que bueno que ya fue mí hermano. Me es muy difícil ocultarle cosas.

— ¿Y crees que a mí no? Cada día me es más difícil ocultarle mi identidad como lobo.

— ¡Ahora lo recuerdo! ¡Caín me vio transformarme! Y aun sigues aquí... — Me exalto al recordar las imágenes de mi encuentro con el otro lobo. Caín simplemente me sonríe.

— Si, sé que eres un lobo. Admito que al principio me dio miedo, pero al darme cuenta que siendo lobo seguías siendo Abel me tranquilice un poco, aun lo ando asimilando todo esto del mundo de los lobos y así...

— Entonces... ¿No me odias por lo que soy? — Pregunto un poco nerviosos.

— Claro que no. Como te vuelvo a repetir, tú eres tú estando como humano o como lobo. Así como Gideon seguirá siendo Gideon y Gabriel seguirá siendo Gabriel.

Ambos suspiramos al mismo tiempo, ya que nos sentíamos aliviados de que Caín no sintiera miedo de nuestra verdadera forma, un completo... ¿Alivio? ¿Ambos? Voltee a ver al tal Gabriel quien de igual manera me mira extrañado, de repente ambos fruncimos el ceño al mismo tiempo.

— ¿Por qué me miras así? — Decimos al mismo tiempo.

— Yo no tengo nada en contra tuyo. — Volvemos a repetir.

— No me arremedes. — De nuevo

— ¡Ya basta! — Ambos nos quedamos gruñendo mirándonos con furia mientras los otros dos nos miraban extrañados.

— ¡Alto ahí ustedes dos! — Grita Gideon.

— ¿Tu entiendes lo que pasa? — Caín miraba al otro chico con esperanza pero al final el joven de mirada café cayo sentado en la silla nuevamente.

— No tengo ni idea. — Dijo serio.

— ¡La única explicación es que él me está arremedando! — Volvemos a decirlo al mismo tiempo. — ¡Quieres pelear!

— Pero de hecho... Tengo una teoría. — Gideon tenía la atención de todos al tener algo de lo que significaba que aquel tipo me arremedara. — La cosa esta así, durante la noche que ocurrió el ataque, tanto Abel como Gabriel tuvieron bajas de energía y se encontraban la durante esa noche, por lo que me contaste Gabriel en ciertas ocasiones tenías visiones que no eran vistas por tu ojos ¿No es así?

— Si, recuerdo que vi edificios pasar, y un enojo impresionante, estoy seguro que estaba persiguiendo la camioneta donde estaba Caín.

¿Este tipo también sufrió lo mismo que yo durante esa noche? No le quitaba el ojo encima, pero si es verdad lo que dice entonces, puede ser que estemos unidos por el...

— El alma. Es lo único que se me ocurre. Ustedes dos tienen una conexión que tiene que ver con el alma, así que lo mejor es tenerlos en observación.

— Creo que Gideon tiene razón. — Veo como Caín sonríe al verme y solo siento una hermosas sensaciones como si una felicidad inundara mi corazón con solo verlo así de sonriente.

— Como tú digas bebé. — Se escucharon las dos voces, y es entonces cuando volteo a ver al otro hijo de puta que le dijo bebé a mi chico que es mi bebé. — ¿Cómo le dijiste? — Gruñí.

— Este... ammm... Voy al súper... — Vi como el otro tipejo se levantaba y buscaba su mochila.

— Yo te acompaño, tengo que pasar por unas cosas y despensa. — Gideon también se levantó y fue directo a la puerta, de repente me entra una duda y veo el reloj de la sala notando que son pasadas las 9am.

— Espera Gideon — Lo detuve. — ¿Y tú empleo en la florería?

— Oh, bueno... Renuncie. — Dijo con una sonrisa y junto al otro hombre salió de mi departamento, dejándome a solas con Caín. Unos minutos pasan y ambos nos quedamos en silencio, veo como Caín solo voltea al suelo y jugaba con sus dedos, por mi parte, me quede viendo mi cuerpo lleno de vendas, decidí quitármelas ya que no sentía a gusto.

— Espera, ¿Ya te encuentras mejor? — Dijo Caín viéndome alterado por mi acción.

— Me siento de maravilla. — Dije mostrando mi cuerpo completamente curado, solo con unas pocas marcas. Me quité todas las vendas y simplemente estaba curado. La cara de impresión de Caín se veía realmente muy graciosa por ver como no había rastro de nada de la lucha.

— Cuando Gideon me dijo que las heridas de un lobo se curaban rápido no me lo creí, pero cuando me dijo que las heridas de un alfa se curan más rápido y mejor meno lo creí, wow... — Veo como Caín se acerca estirando su mano hacia mi pecho.

— ¿Dijiste Alfa? — Lo detuve con mi pregunta, estoy un poco consternado. — ¿Gideon te dijo que soy un alfa?

— Si, ¿Por qué? ¿No lo sabías? — Negué con la cabeza y mi mirada se fue para el suelo.

— Yo no nací en una manada como ellos. Simplemente lo único que recuerdo es que estaba en la calle con la necesidad de comer, lo único que tengo de recuerdo de que alguna vez tuve familia es... — De repente toco mi pecho y no siento nada colgando de él. — Mi dije de cuarzo... ¿Dónde está mi dije de cuarzo? ¿Lo recogieron? — Caín me miro extrañado y negó con la cabeza, suspiré mirando al techo tristemente. — Era lo único que tenía, pero creo que por la conmoción del momento se perdió.

— Oh, lo siento. Abel no nos fijamos. — La mano de Caín tomó la mía en señal de solidaridad conmigo, la calidez de sus manos se sentía tan bien al estar junto la mía, su olor empezaba a hacer estragos en mi cuerpo.

Sin pensarlo pasé mis brazos por detrás de sus caderas y lo atraje hacia a mí, lentamente empecé a subir mis manos por sus espaldas mientras poco a poco acercaba mis labios a los suyos, sintiendo la calidez y su respiración quemar mi piel, quiero besarlo, quiero hacerlo mío, necesito morderlo y que todos sepan que Caín es mío...

— Lo siento, yo... Aun no... Aun no estoy listo. — Caín dijo poniendo sus manos en mis labios, y separándome de él poco a poco. Duele mi corazón, no... mi alma. Mi lobo quiere aullar de dolor y sufrimiento, quiere salir y huir. Caín me ha rechazado.

Sin ManadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora