Capítulo 11: Especialistas

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Ambos se miraban pese a que Deidara parecía sopesar aquella idea que le parecía una auténtica locura. No pensaba que Sasuke iba a pedirle algo como aquello, pero debía estar desesperado para ello.

- Sasuke... sólo soy un estudiante, yo no puedo tratar a tu hijo. No sé apenas nada todavía.

- Eres el único cardiólogo que conozco.

- El problema es que no soy cardiólogo, ni siquiera soy médico aún, Sasuke. No podría identificar lo que tiene Menma. Entiendo que estás desesperado, que necesitas una solución pero... creo que no soy yo el que puede ayudarle.

- ¿Y qué hago? Necesito un cardiólogo y no conozco a ninguno, no quiero tener que recurrir a Kabuto, ni a Orochimaru, tampoco a Naruto.

- Naruto habría sido una buena opción – le aclaró Deidara – es el padre y puede que no se lo dijeras entonces por lo de su mujer, pero al parecer... ya no está con su mujer. ¿Qué te detiene ahora?

- Orgullo – aclaró Sasuke – no lo sé, no quiero tener que depender ni de él ni de nadie. Tampoco de mi padre o de mi hermano.

- Tu hermano te daría el dinero.

- Y le metería a él en un problema con papá. Sería capaz de quitarle el trabajo en la empresa con tal de que no pudiera ayudarme. No voy a hacerle eso a mi hermano, le aprecio demasiado como para ello.

- Hay una solución o bueno... podría haberla pero no estoy convencido de que funcione, sólo es una idea.

- Cualquier cosa – le dijo Sasuke – me agarraría a un clavo ardiendo, te lo aseguro.

- Este sí está ardiendo. No puedo asegurarte nada pero... quizá pueda conseguir que el cardiólogo con el que trabajo le eche un vistazo al caso. No creo que vaya a cogerlo pero... será difícil y puede que pase completamente hasta de revisarlo, que me deje a mí solo estudiando el caso y no me ayude.

- ¿Puedes intentarlo?

- Sí – le afirmó Deidara – va a ser complicado pero voy a intentar que conozca tu caso y ver si me puede dar alguna idea de lo que podría tener tu hijo.

- Te lo agradezco mucho, Dei.

***

Apenas eran las seis de la madrugada, sin embargo, en aquella sala del otro lado del pasillo, Deidara revisaba los documentos que Sasuke le había dado mientras tomaba un café. Llevaba doce horas de guardia y tan sólo pensaba en irse a casa. Había tenido tanto trabajo ese día, que ahora que por fin encontraba un hueco, se había dedicado a coger los documentos para echarles una ojeada casi más movido por la curiosidad que por otra cosa.

- ¿Cuánto llevas trabajando? – escuchó un voz tras él, una voz que hizo que se sorprendiera y dejase de dar el sorbo al café.

- Lo siento... unas doce horas – intentó sonreír pese a que se notaba en su rostro el cansancio.

- ¿Emergencias? – preguntó de nuevo aquel hombre con una ligera sonrisa.

- Sí, me ha tocado en emergencias – le aclaró Deidara.

- Deberías irte a descansar.

- Imagino, pero el que realmente me interesa eres tú – sonrió Deidara – y resulta que tú empiezas a las siete de la madrugada a recibir visitas, así que quiero quedarme un rato.

- ¿Te estás especializando en cardiología?

- Sí, eso es lo que quiero, aunque a los interinos nos mueven por todo el hospital para que aprendamos.

Striper forzoso (Naruto, Naru-sasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora